martes, 2 de marzo de 2021

La (no) adolescencia

 


Ayer, viendo una serie en Netflix, tuve una revelación. La serie es lo de menos, no es de ella de lo que voy a escribir. Pero uno de los personajes pronunció una frase que me hizo comprender cosas acerca de mi. Digo algo así como (aproximadamente):"Tengo 18 años pero,  teniendo en cuenta los tres años que tuve cáncer, vivencialmente tengo 15" Y ahí está el quid de la cuestión. Repasando mi vida, he constatado mucha agitación, muchas subidas y bajadas, muchas turbulencias. 

En primer lugar, no recuerdo haber tenido "adolescencia". Está claro que pasé por la edad de ser adolescente, pero no tuve comportamiento adolescente, al menos tal como lo suelen contar. No fui rebelde, ni desobediente, no desafié a mis padres, no pedí, ni mucho menos exigí, más allá de lo que me quisieron dar. Mis padres no tuvieron, por mi causa, ni preocupación, ni inquietud, ni disgusto alguno. Era mansa como un cordero. De la misma forma que pasé 10 años en el mismo colegio (de 1º de Primaria a 6º de Bachillerato) sin que me hubieran castigado nunca ni llamaran a mis padres en ningún momento.

Cuando, tras la carrera y 9 años en el Museo de Cádiz, me contrataron para las excavaciones del Teatro Romano de Itálica (¡el yacimiento arqueológico más importante de Andalucía!), pensé que había encontrado mi sitio en el mundo: la arquelogía. Y a los dos meses y medio de trabajo duro me encontré tan mal que tuve que abandonar, por primera vez en mi vida, un trabajo. Yo no sabía lo que era, y tardaron bastantes años en decírmelo. Fue mi primera crisis de fibromialgia. Carmina, olvídate de la arqueología y vuelve a la incertidumbre de no saber qué hacer con tu vida mientras en tu casa te consideran culpable del peor  pecado existente: no tener trabajo.

Me dedico a la enseñanza: 3 años en Sanlúcar, y 21 más entre San Fernando y El Puerto y, de la noche a la mañana, mi vida patas arriba otra vez. Carmina, olvídate de trabajar, de viajar, de tu independencia, de tu intimidad y hasta de hacer punto.

Y, para colmo, a los 55 años me tienen que provocar  la menopausia porque tengo una hemorragias tan fuertes que vivo en una constante anemia ferropénica. Ni siquiera eso vino a su tiempo, de forma natural, sino inducida artificialmente por un DIU que me colocaron y que tuve puesto 5 años. No sé qué efectos secundarios tiene eso, pero lo juntas a todo lo demás y es una bomba. Y, justo a los 10 años de quitarme el artefacto, me operan de cáncer de mama. Ahora toca pasar miedo  y hacerte preguntas que ni voy a escribir aquí para no recordarlas.

 Así han transcurrido los últimos 8 años y medio. Lo que explica que yo también pueda decir. "Según mi carnet de identidad tengo 61 años, pero vivencialmente sigo teniendo 52". Llevo 8 años con esa sensación y hasta ayer no supe como decirlo Porque estos 8 años y medio han transcurrido como si yo hubiera estado en coma. El mundo y todos sus habitantes siguieron viviendo mientras yo estaba detenida, como cuando aparece el simbolito de Windows dando vueltas mientras arranca el sistema operativo, o se carga una página en internet

¿Alguna vez habéis sufrido jet lag? Yo sí. Tu cuerpo te dice que son las 5 de la tarde, hora de echar una siesta con el estómago lleno. Pero el reloj te dice que no es hora de dormir y que faltan horas para comer. Así vivo yo, en un jet lag equivalente a haberme saltado  8 años de husos horarios. Soy la misma que a los 52 años, tengo los mismos deseos y los mismos gustos que entonces, pero oficialmente soy una anciana con problemas de movilidad. Para ciscarse en todo. Me siento como estafada por la vida. Después de haber hecho todo lo que se suponía que debí hacer para tener una buena vida. Tengo lo que tengo y no puedo pedir la devolución de los viajes a los que renuncié para tener unos buenos ahorros porque desde siempre supe que tendría que pagar a alguien para que se ocupara de mi, ni una compensación por pasar las tardes de los sábados y las mañanas y tardes de domingos y festivos en la sala de exposiciones de la Caja de Ahorros por cuatro miserables duros y tuve que escuchar como un psiquiatra me dice que con 48 años y sin pareja, debo tener alguna tara.

 

3 comentarios:

  1. Eres más mujer y has vivido más de lo que tú misma crees. Pero, como le ocurre hoy a muchas personas inteligentes, ávidas de conocimiento y experiencias sustantivas, te sientes un poco vacía, un mucho hambrienta. Fíjate, yo creo que es el mundo el que ha renunciado a ser interesante, y la verdadera pandemia universal es la nadería y la estupidez. Tú sigue, Carmina, que ya te pillará el mundo cuando vuelva a despertar.
    ¡Un besote!

    ResponderEliminar
  2. Tienes la suerte sé haber vivido experiencias y momentos muy especiales. Pero eso tiene un gran inconveniente, que tu espíritu inquieto no se conforma con lo que la vida deparó hace 8 años. Sin embargo, eres tan inteligente y luchadora, que aun habiendo perdido “tu vida”, has sabido encontrar de nuevo tu hueco , reinventarte. Tienes ltoda la admiración y el cariño de tus amigas

    ResponderEliminar