domingo, 31 de mayo de 2020

El día en el que conocí a la Dama



Estoy segura de que no muchas personas podrán dar razón del día exacto en que surgió en ellas una vocación determinada. En mi caso, sí. Y, apurando un poco, casi puedo precisar la hora.

Yo había elegido bachillerato de Ciencias sin saber exactamente qué era lo que más me gustaba, pero sabiendo perfectamente que no me gustaba la Lengua, el Inglés, el Latín y el Griego. A lo largo del Bachillerato confirmé que me encantaban las Matemáticas, el Dibujo Técnico y la Física,  y que no me gustaban la Química y la Biología. Pero también me interesaban mucho la Historia y la Historia del Arte (1).

El caso es que en COU, sin despeinarme siquiera, saqué un 10 redondo en todos los exámenes de  Matemáticas del curso, y el profesor me dijo que daba por hecho que estudiaría Exactas (2).

Yo todavía no había tomado una decisión, pero en ese momento la tomé. Total, que todavía con 16 añitos y la Selectividad ya aprobada, le digo a mi padre que quería matricularme en Exactas, en Sevilla. Y mi padre dijo que si yo pensaba que con 17 recién cumplidos me iba a ir a Sevilla, es que estaba loca.

Por si alguien lo duda, hasta ese momento no había nada que hiciera presagiar que me iba a dedicar a la orgía y el desenfreno, pero es que estábamos en el año 1976, y las cosas eran de otra manera.

Total, que las opciones que se me ofrecían en Cádiz era Medicina, Enfermería, Empresariales, Naútica, Química, Derecho, Magisterio, varias Ingenierías Técnicas, Filología y Geografía e Historia. Y más por eliminación que por verdadero interés, comencé la carrera de Geografía e Historia. Cuando terminé 3º de carrera (los cursos comunes) tuve que volver a plantearme qué elegir.

 Así que elegí hacer la especialidad de Historia del Arte y ya, con 19 años y a punto de cumplir 20, mi padre no se negó a que me fuera a Sevilla.

El verano después de ese primer curso en Sevilla, la vida me había cambiado mucho.  En septiembre de 1.980 yo era una estudiante que apuraba sus últimos días de vacaciones. Todavía no tenía claro qué hacer al terminar la carrera pero no estaba muy agobiada porque tenía todo un año por delante para decidir.


Y entonces, el 26 de septiembre de 1.980 a la hora del almuerzo, recibí una llamada de teléfono de mi amiga E. Estábamos juntas desde pequeñas en el colegio, y en Sevilla vivíamos en el mismo Colegio Mayor. Muy nerviosa, me cuenta que al tirar el chalet de su abuela para construir otro edificio habían descubierto algo importante. Que se había acordado de mí por lo que me interesaba la Historia y el Arte, y que si me acercaba esa tarde ella se ocuparía de que me dejaran pasar, porque el solar estaba cercado por una valla alta y no se veía nada desde la calle.

Con muy pocas ganas (por el calor y el cansancio de la playa) me arrastré sobre las seis de la tarde hasta el lugar, donde ya me estaba esperando E. Un señor de la constructora, que ya nos estaba esperando, nos dejó pasar, haciéndonos sobre todo la recomendación de que nos pusiéramos en un sitio donde no estorbásemos, para que a nadie se le ocurriera preguntar qué hacíamos allí. E. y yo nos sentamos muy modositas al filo del gran hueco que habían excavado para los cimientos de la casa y entonces vi por primera vez el sarcófago antropoide femenino, sin nada más a su alrededor que suelo arenoso, limpio y vacío. Los dientes de una excavadora habían chocado rompiendo la tapa a la altura de los piesy dejando un profundo arañazo vertical a lo largo de la tapa que se llevó por delante el extremo de un dedo, pero había respetado el resto del relieve. Incluso se conservaba la policromía rojiza del pelo. Estaba en una zona alejado de cualquier otra tumba. No había nada más a su alrededor. Estaba protegido por sillares de piedra ostionera local tallados de modo que seguían la forma  de la caja.

Hay que especificar que Cádiz era famoso en el mundo de la arqueología española por haber proporcionado el único ejemplar de un sarcófago antropoide fenicio que existía en nuestro país. Apareció en 1887, y fue un hallazgo fundamental en la arqueología española. Y en toda Europa sólo existían el ejemplar de Cádiz y dos o tres más en Sicilia. Por eso, el que saliera otro más en Cádiz, casi cien años después, y esta vez femenino, era todo un bombazo.

Alrededor del sarcófago se afanaban seis o siete personas, todos ellos bastante jóvenes. Recogían hasta la más mínima esquirla de mármol con vistas a la restauración. De lo que podía haber dentro del sarcófago no se veía nada.

Me quedé todo el tiempo que pude, hasta que ya no se veía nada. E. se había aburrido muy pronto y se había marchado, pero yo estaba como hipnotizada. En ese momento decidí que cuando acabara la carrera yo quería hacer lo mismo que aquel grupo de gente que estaba allí. Con mi título ya bajo el brazo pero sin tener ni idea de lo que era trabajar en arqueología, me presenté una mañana en el Museo Provincial, donde me atendió con muchísima amabilidad el Director, que era una de las personas que yo había visto aquella tarde. E inmediatamente me vi rodeada de un grupo de gente estupenda que me enseñaron de todo, y con quienes pasé los siete u ocho años siguientes, que fueron los más interesantes y divertidos de mi vida. 

El descubrimiento del sarcófago tuvo mucha repercusión por existir tan pocas piezas de este tipo en Europa, se escribieron muchos artículos. Viajó a Venecia para ser expuesto en la gran exposición "Los fenicios", en el Palazzo Grassi. Hoy día se han corregido algunas afirmaciones apresuradas que se hicieron en aquel momento, las más curiosa de los cuales es que todo parece indicar que el primero de los sarcófagos antropoides que presenta un rostro masculino barbado contenía un esqueleto femenino (3) y "La Dama", con su rostro femenino y sus senos marcados contenía el esqueleto de un hombre. Recientemente se ha anunciado un estudio profundo de ambos esqueletos que, con la tecnología actual, nos aclarará el misterio. 


Luego las circunstancias me llevaron por otro camino, pero no me voy a poner a jugar a aquello de “qué hubiera pasado si…” Hay que mirar para delante y no hacerse preguntas que, de todas formas, no tienen respuesta. De cualquier modo, mi estado de salud actual no me permitiría ahora mismo muchas cosas. Con mi fibromialgia a cuestas me resultaría imposible pasar horas y horas en cuclillas en el fondo de un agujero húmedo, o hacer jornadas de trabajo maratonianas, luchando contra el tiempo en una excavación de urgencia. De todas formas hubiera tenido que abandonar el trabajo de campo y dedicarme a la investigación en el Museo Quizás haya que decir aquello de “bien está lo que bien acaba”. De cualquier forma, la decisión que tomé ese día me encaminó correctamente a lo que ha sido mi vida. He disfrutado de la enseñanza durante 21 años. Así, repito; "Bien está lo que bien acaba".



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(1) El plan de estudios que me tocó en suerte era tan completo que en Bachillerato de Ciencias teníamos esas asignaturas como obligatorias.

(2) Y con el profesor más hueso de Cádiz en esa asignatura, que tenía aterrorizados hasta a los alumnos de 1º de la Facultad de Químicas, donde también daba clase. Yo, con mi 10 en la nota final, me esperaba una matrícula de honor, pero no me la pusieron. Le pregunté al profesor por qué y me respondió que si hubiera sido otra persona, con esas notas me la hubiera puesto, pero que le constaba que no me había costado ningún trabajo porque le constaba "que ni siquiera estudiaba para los exámenes". Le contesté que era cierto, que me limitaba a atender a las explicaciones y a traer la tarea hecha todos los días, porque lo entendía todo muy bien. Así y todo, me aconsejó que estudiara exactas porque estaba claro que se me daban bien.

(3) Ya en el momento de su aparición, las descripciones de los técnicos hablaron de un  esqueleto de constitución grácil, más propio de una mujer.



viernes, 29 de mayo de 2020

Lothar Kreyssig; el único juez que desafió a los nazis

Después de Rosario Cepeda y "La Pastora", sigo dacando del trastero personajes poco conocidos que merecen un reconocimiento. Hoy mi protagonista es el juez alemán Lothar Kreyssig.

Supe de él viendo una película "Sophie Scholl: los últimos días " (1) (película que recomiendo a quien no la haya visto). Como la película me interesó, y era un tema de historia reciente y decidí investigar un poco. Concretamente, me llamó la atención el personaje del juez, Roland Freisler. Se supone que la película reconstruye exactamente los hechos, y el guión se basa en las actas de los interrogatorios y del juicio de forma que, en teoría, ese personaje tan exageradísimo debió ser así. Y como quiero confirmarlo, me pongo a buscar por internet.

Y, efectivamente, encuentro bastante información sobre él, incluso vídeos con fragmentos de algunos de sus juicios con sonido y todo.




Por eso puedo comprobar que, contra lo que pudiera parecer, en la película no se ha exagerado lo más mínimo. Además del parecido físico del actor que lo encarna, su acoso, gritos e insultos a los acusados son idénticos (2)

   Sophie Scholl era hija de un político alemán liberal que fue encarcelado por hacer a un empleado un comentario contra Hitler. Después de la guerra fue co-fundador del Partido Popular alemán. A los 12 años, como al resto de los niños la metieron en la sección femenina de las Juventudes Hitlerianas. La experiencia de su hermano Hans y algunos amigos, que combatieron en la guerra, tanto en el frente francés como el ruso, y presenciaron la barbarie de la guerra le hizo mella.  Poco a poco, Sophie fue consciente de que vivía bajo una dictadura y fue evolucionando hacia otras posturas. Se sintió atraída al movimiento antinazi La Rosa Blanca. Hasta semanas después de ingresar no supo que su hermano Hans y algunos amigos pertenecían a este movimiento. Ella fue la encargado de reclutar para el movimiento al profesor Kurt Huber. Sophie, su hermano y su círculo de amigos, aunque estudiaban mayoritariamente Medicina y Biología en la Universidad, estaban interesados en la literatura, filosofía y teología y se reunían para debatir como vivir bajo una dictadura. Finalmente, comenzaron a escribir folletos con sus opiniones, cuyas copias distribuían entre alumnos de la universidad. No llevaron a cabo ninguna acción terrorista o violenta. Sus escritos no incitaban a ningín acto violento, no eran injuriosos ni insultantes, solo era el resultado de las reflexiones del grupo, formulados razonadamente por estudiantes cultos y pacifistas. Mientras repartían el sexto escrito fueron detenidos. Ya habían dejado copias en los puntos importantes y  Sophie se dirigió a la planta superior para arrojar las hojas restantes sobre el patio, en ese momento lleno de estudiantes que salían de clase. Un conserje, miembro del partido nazi, dejó encerrados a los dos hermanos y avisó a la Gestapo. Fueron detenidos (Sophie y Hans Scholl, Christoph Probst, Alexander Schmorell y Willi Graf.) y encarcelados. Sophie, que parecía la más fácil de doblegar por ser mujer y la más joven, fue encerrada con otra presa política a la que se le encargó espiarla. Los interrogatorios que se le hicieron fueron tan duros como inútiles pues, a pesar de la experiencia y la habilidad, y a veces violencia de su interrogador, Sophie no se movió un ápice de su postura, desorientando a su interrogador, que se declaró fracasado ante aquella jovencita frágil que le devolvía las acusaciones con una serenidad admirable. La presa que le pusieron en su celda para espiarla se declaró ganada para la causa de Sophie. Daspués de la guerra, hablando con los padres de Sophie, confesó que los cinco días que compartió con ella le cambiaron la vida. El juicio fue una farsa, como todos los presididos por el juez Freisler. Fueron condenados a muerte y guillotinados ese mismo día.   



 Volviendo a Freisler, En ningún momento actúa como juez, no deja apenas que los acusados contesten a sus preguntas, los hace comparecer únicamente para dedicarles una ristra de insultos. Él es el único prácticamente que habla en los juicios. Ni el fiscal (no hacía falta, Freisler hace más de fiscal que el fiscal mismo), ni el abogado defensor (su presencia es solo para dar una apariencia de justicia, los abogados defensores no intervienen y además se escogen entre fanáticos del nazismo o antiguos comunistas que, por miedo, querían hacer olvidar su pasado) (3). Humilla a los acusados haciéndoles comparecer sin dentaduras postizas, cuando las usan, o sin cinturones, para que tengan que estar sujetándose los pantalones. El 90% de sus sentencias fueron a muerte y estaban dictadas de antemano.


Se le responsabiliza de más de 2.600 ejecuciones, incluídos al menos 72 menores de edad, pues fue el que introdujo el decreto “criminales juveniles precoces” que permitía por primera vez en la historia judicial alemana sentenciar a muerte a jóvenes. En fin, un auténtico bicho. Con toda seguridad hubiera sido juzgado en Nuremberg con otros jueces si no fuera porque, cuando el 3 de febrero de 1945 estaba juzgando al teniente Fabian von Schlabrendorff, comenzó un bombardeo aliado sobre Berlín tan repentino que no dio tiempo a desalojar la sala. Al final del bombardeo, Freisler fue encontrado muerto bajo una columna caída, con el expediente del acusado en la mano.

Afortunadamente, esta mini-investigación me ha permitido también conocer a algunos personajes admirables, y hoy traigo aquí a uno de ellos, que es el auténtico protagonista de hoy (perdonad, quizás me he excedido en longitud al poneros en contexto). No todo va a ser despellejar a gentuza, aunque se lo merezcan. Lo mismo que descubrí a los que leyeron el blog el personaje de Rosario Cepeda, hoy voy a descubriros a otro gran desconocido: el también juez Lothar Kreyssig. Sobre Kreyssig hay muchísima menos información que sobre Freisler. No hay ninguna página en la Wikipedia ni en ningún sitio web de biografías. No existen vídeos en Youtube, documentales de televisión, ni libros sobre su persona. No aparece como personaje en varias películas, a diferencia del juez inícuo. Sin embargo, podemos encontrar alguna pequeña referencia sobre él si buscamos información sobre “Acción T4”.

Memorial en Berlín sobre Accion T 4
   Acción T4 fue un programa de la Alemania nazi creado para matar de forma sistemática a toda aquella persona que presentara discapacidades físicas o psíquicas. La eugenesia no fue una creación de los nazis, sino que ya desde los años 20 tenía bastantes defensores en Alemania. Hitler se adhirió a la idea con entusiasmo ya desde antes de llegar al poder, y en 1933 se comenzó por la ley que obligaba a esterilizar a toda aquella persona que presentara síntomas de una gran variedad de enfermedades: epilepsia, Corea de Huntington, esquizofrenia… Incluso se esterilizó a prostitutas, por si contraían la sífilis. Entre 1933 y 1939 fueron esterilizadas unas 360.000 personas. Sólo aflojaron cuando, por causa de las numerosas víctimas de guerra, toda persona capaz de trabajar fue declarada útil y, por tanto, pudieron escapar a esta ley.

En un principio no se atrevieron a dictar leyes contra personas con discapacidades físicas porque el mismo Goebbels tenía un defecto de nacimiento en un pie, y Bouhler, jefe de la Cancillería, cojeaba ostensiblemente. Pero Hitler y su médico personal eran decididos partidarios de la eugenesia y sólo esperaban el momento en el que la opinión pública, que estaba siendo adoctrinada a este respecto por años de propaganda, estuviera preparada para aceptar el hecho. Se realizaron incluso películas y documentales de obligada proyección en los cines alemanes para ello.

La oportunidad se presentó cuando en 1939 los padres de un niño nacido deforme en Leipzig escribieron a Hitler una petición de eutanasia para su hijo. Hitler dio su aprobación e inmediatamente creó un comité para la eliminación de casos similares, inicialmente sólo en niños menores de tres años que presentaran hidrocefalia, microcefalia, síndrome de Down, parálisis, malformaciones de toda clase, etc.

A las familias de los niños se les engañaba diciendo que los trasladaban a centros especiales. Posteriormente se les eliminaba por inyecciones letales o simplemente dejándolos morir de hambre. A continuación se informaba a las familias de que los niños habían muerto de pulmonía o algo similar, frecuente, que no levantara muchas suspicacias.

Pero comenzó la guerra y se decidió extender el programa a todas las edades. A modo de prueba se comenzó por los polacos, y pronto fueron exterminados, sólo en Danzig y el área de Gdynia, unos 17.000, utilizando ya el gaseamiento. Posteriormente el programa se expandió al resto de Polonia y, finalmente, a Austria y Alemania (4).

Se requirió a todos los hospitales, sanatorios, casas de reposo y asilos que dieran una lista de pacientes que llevaran internados más de cinco años. También cualquier persona que presentara síntomas de determinadas enfermedades, independientemente de la antigüedad de las mismas. Muchos médicos y gerentes de hospitales, pensando que se iba a dedicar a estos enfermos a trabajos forzados, para protegerlos, inflaron las listas. El resultado fue de unos 275.000 ó 300.000 personas exterminadas sistemáticamente.


A las familias se les daba una justificación de la muerte, aunque la torpeza de las mismas hizo que empezaran a sobrevenir sospechas. Por ejemplo, se dijo a unos padres que su hijo había muerto de apendicitis, cuando resultaba que el apéndice le había sido extirpado tiempo atrás.


Cómo los nazis aún temían que la población se rebelara contra estas medidas, y la Iglesia católica alemana había protestado en un memorándum contra la inminencia de la legalización de la eugenesia, todo se siguió haciendo del modo más oculto posible, aunque no pudo disimularse totalmente. Para llevar a cabo aquel programa hacía falta la colaboración de miles de personas, y los habitantes de algunas ciudades veían pasar los camiones y autobuses llenos de gente, que en muchas ocasiones gritaban a los transeúntes pidiendo ayuda. Muchas familias comenzaron a retirar a pacientes de hospitales, sanatorios y asilos, y algunos médicos cambiaron en los expedientes los diagnósticos de algunos enfermos para que no se ajustaran a los parámetros requeridos.


En 1940 comenzaron a llegar las primeras protestas a la Cancillería del Reich y al ministerio de Justicia. Obispos y teólogos prestigiosos escribieron duras cartas a ministros y altas autoridades nazis. En julio de 1941 los obispos católicos escribieron una carta pastoral para que fuera leída en todas las iglesias de Alemania, y esto animó a otros católicos a protestar de diversas maneras. Aquella carta pastoral fue distribuida clandestinamente por todo el país y la aviación británica arrojó miles de ejemplares sobre el ejército alemán. Algunas semanas después el obispo de Munster denunció públicamente el programa T4 y se atrevió a enviar un telegrama al mismo Hitler. Se libró de ser arrestado porque Goebbels aseguró a Hitler que habría una rebelión en Westfalia si eso ocurría. En Baviera Hitler fue abucheado por una muchedumbre por primera vez desde que accedió al poder. Finalmente, ante el rumbo que tomaban los acontecimientos, Hitler ordenó en agosto de 1941 que se cancelara el programa. Ya en la postguerra, 23 personas fueron juzgadas por estas muertes, 16 fueron encontradas culpables y 7 fueron ejecutadas. Otros murieron mientras estaban encarcelados en espera de juicio.

 
Lothar Kreyssig
 Pero años antes de que los alemanes reaccionaran, Lothar Kreyssig intervino en este asunto. Era un juez muy estimado en su Sajonia natal, profundamente cristiano y un líder en la iglesia de su comarca. Ya era considerado sospechoso por algunos acontecimientos, como retirarse de un acto en el que iba a ser descubierto un busto de Hitler o protestar por las condenas a tres magistrados que no habían aplicado las leyes raciales con suficiente contundencia.

Cuando a su juzgado comenzó a llegar un número anormal de certificados de defunción de deficientes mentales investigó un poco y descubrió que los enfermos del hospital mental de la ciudad estaban siendo sacados en secreto. Envió una carta al Ministerio de Justicia protestando por el programa T4 y también por el trato dado a los prisioneros de los campos, presentó contra algunos médicos una acusación formal de asesinato de personas mental o físicamente discapacitadas, ordenó que se paralizaran los programas de aplicación de las leyes de eugenesia y amenazó con abrir proceso al propio Himmler, con un par. Inmediatamente se le ordenó presentarse en el Ministerio de Justicia, donde se le informó que el programa era cosa del propio Hitler. Su respuesta, muestra de un valor extraordinario, teniendo en cuenta a quién se enfrentaba, fue: “Las palabras del Fuhrer no establecen determinados derechos.”

El ministro de Justicia le apartó de la carrera judicial, obligándole a jubilarse anticipadamente. La Gestapo reclamó su detención, pero no se atrevieron a encarcelarlo porque se temía un plante del estamento judicial que, aunque mayoritariamente pronazi, seguía siendo muy corporativista, y en aquel momento en el que el programa T4 estaba comenzando no se quería atraer atención sobre el mismo. Kreyssig pasó el resto de la guerra en su finca del campo donde, por cierto, tuvo el valor de esconder a muchos judíos.

Por eso, cuando pensemos a qué se dedican los jueces en este país, presionados por los políticos, pensemos que posiblemente existen entre ellos algunos que no son ruines, acomodaticios, egoístas o miedosos, y que en todo colectivo existen hombres buenos dispuestos a jugárselo todo por defender lo que es justo.

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Fuentes:

Además de la película citada, hay información en internet como las páginas en Wikipedia sobre Sophie Scholl y Accion T4. y algunas sobre el Holocausto Pescando datos aquí y allá, he compuesto todo este escrito.

Notas:

(1)Película de 2.005, Oscar a la mejor película extranjera en 2.006. Está basada en entrevistas con supervivientes y transcripciones que permanecieron ocultas en los archivos de la RDA hasta 1990.
(1) En algún caso, los cámaras que trabajaban en la grabación de juicios particularmente importantes le tuvieron que pedir que no gritara tanto porque les destrozaba la banda sonora de la cinta.
(2) Como presidente del Tribuna Popular, preside el juicio contra los organizadores del atentado a Hitler realizado el 20 de julio de 1944. En el juicio contra los oficiales del ejército que intentaron asesinar a Hitler el 20 de julio de 1944, el juez que presidía el tribunal dominó todo el proceso de principio a fin. El fue el único en realizar preguntas, en responderlas y en juzgar cada aspecto del caso. Fue requiriendo a los acusados, uno por uno, que confirmaran las acusaciones, porque, como el propio juez explicó, el juicio no se celebraba para determinar la culpabilidad de nadie (“Eso ya lo sabemos”), sino para que el crimen quedara patente delante de la opinión pública. The Holocaust’s ghost: writings on art, politics, law, and education. F.C. DeCoste y Bernard Schwartz.

(3) Hace menos de un mes se informaba en la prensa del hallazgo en Austria de una fosa común con 220 cadáveres en el Tirol austriaco. En el caso de estas víctimas, la muerte se produjo por inyecciones de veneno o desnutrición. Por primera vez, los expertos pueden demostrar con restos humanos la aplicación del programa Acción T4.



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miércoles, 27 de mayo de 2020

La Pastora

Lo de leer un montón de blogs tiene ventajas e inconvenientes. Muchas veces tenía un post rondándome la cabeza y, de pronto, alguien publica uno casi igual. Ya puedes tirar tu borrador a la basura, porque no vas a publicar algo casi idéntico. Otras veces ocurre lo contrario, que lees un post de alguien y por una asociación de ideas se te ocurre un tema del que no habías pensado escribir. El post de Desclasado titulado “Más barbaridades de la ideología de género”  me trajo a la memoria la historia de La Pastora, que leí hace años. Así, de paso, retomo la costumbre de escribir de vez en cuando la entrada sobre algún personaje poco conocido.

La ignorancia de unos padres analfabetos, la crueldad de unas personas que no conocían ni comprendían un problema médico y las penurias de una época dieron como resultado la desgraciada vida de Teresa/Florencio Pla Meseguer.

En 1917 nació, en una casa de pastores en Vallibona (Castellón), un niño que presentaba una malformación genital (escroto bífido y pene muy pequeño, llamado pseudohermafroditismo). Hoy día se corregiría sin problemas pero en aquella época era algo impensable. Si a eso sumamos la ignorancia de sus padres se explica que se tomara una decisión totalmente equivocada: su madre decidió que había que inscribirla como mujer, para evitar que se burlaran de él cuando hiciera el servicio militar, y su padre lo registró como Teresa Pla Meseguer. Lo vistieron de niña, pero sus comportamientos eran masculinos, lo que ocasionaba que sus seis hermanos le pegaran, porque consideraban una desgracia tener aquella “monstruosidad” en la casa.

A los nueve años sus padres lo entregaron a una familia de pastores que vivían aún más aislados. Desde entonces trabajó como pastora, sin haber ido a la escuela más que quince días. Pero tampoco entre los pastores encajaba bien. Mientras que las cabreras llevaban una cesta, su personalidad masculina hizo que eligiera llevar un zurrón, como los hombres.

   Cuando comenzó a salirle pelo en la cara las habladurías se multiplicaron. Tenía gran fuerza física, podía llevar sobre los hombros a una oveja de ochenta kilos, y todo el mundo comenzó a llamarle Teresot. Todos querían saber si era hombre o mujer, y él se defendía de este acoso mediante la fuerza. Una vez un amigo le avisó que en un baile de las fiestas del pueblo al que iba a ir, un grupo de mozos iban a desnudarlo por la fuerza. Teresa se presentó llevando un hacha, que colgó junto con su abrigo, y nadie se atrevió a hacerle nada. Como no se encontraba cómodo entre la gente, cada vez se aislaba más en el campo. Pasó su vida en soledad por los montes de Vallibona y el Turmell de Chert, y fue creciendo con escasa relación social. En la montaña empezó a tratar a gente del maquis, haciéndole pequeños recados y consiguiéndoles comida.

   Una tarde de invierno de 1947 se encontró en un camino con seis guardias civiles, un teniente y dos somatenes que lo conocían porque les había vendido tordos, que venían de incendiar una casa de El Cabanil con dos maquis dentro. Los dos somatenes inmediatamente contaron al teniente lo que se hablaba de la sexualidad de Teresa, y éste ordenó que lo desnudaran y lo pusieran en cuclillas. La Pastora nunca había sufrido una humillación tan grande. A la mañana siguiente detuvieron al propietario de la casa incendiada, un ganadero para el que trabajaba Teresa, y por miedo a las represalias huyó para siempre hacia el monte. Se unió al maquis, cambió su nombre por el de Florencio (aunque a veces usaba el de Durruti) y comenzó a vestirse de hombre.


No compartía con el maquis convicciones políticas, simplemente se sentía aceptado por aquel grupo de personas a quienes no les importaba si era hombre o mujer. Era el guía de la partida. Cuando asaltaban masías, Florencio vigilaba. Y siempre conseguían escabullirse de la Guardia Civil gracias a su conocimiento del terreno. En una ocasión, un compañero cayó durante un asalto. Florencio y otro (Francisco) temieron ser acusados de haber abandonado al compañero herido y dejaron el maquis. Había pasado con ellos veinte meses.

Florencio acompañó a Francisco en el asalto de una casa rica, la de los Nomen, en Tortosa. Hubo un tiroteo e hirieron a Francisco. Huyeron, pero Francisco murió en la montaña. A partir de entonces Florencio estuvo completamente solo, viviendo en cuevas, comiendo de lo que encontraba. Aguantó dos años, y después se fue caminando hasta Andorra, donde se dedicó a guardar ganado en dos masías y al contrabando de tabaco y nylon. Un pequeño contrabandista que le debía dinero lo delató, y el 5 de marzo de 1960 fue detenido en Seo de Urgel.

Mientras tanto, su leyenda había crecido enormemente dada su singularidad. Un periodista del periódico El Caso, Enrique Rubio, se ocupó de atribuirle todo crimen sin resolver que hubiera ocurrido por la zona. Publicó lo siguiente: “Ésta es la única fotografía que existe de La Pastora, la cruel mujer que durante seis años sembró el crimen y el terror desde la sierra de Caro, al frente de una partida de bandoleros conocida por Banda de los Siete”. No fue el único periodista que lo perjudicó gravemente. Julio Camarero escribió sobre “la monstruosa mujer… (que)… había encontrado la vida adecuada para saciar su patológica sed de crímenes.[…] En un espectacular atraco ella personalmente asesinó a un matrimonio y dos hijos, dejando herido a un tercero”. Y un tal Aguado Sánchez: “… Pastora, una mujer lesbiana de instintos criminales…”. Finalmente acabaron atribuyéndosele veintinueve asesinatos (veintiún guardias civiles, siete alcaldes y un ermitaño), todas las muertes de los maquis de la zona.

Florencio siempre negó estas muertes, aunque reconoció que había dado grandes palizas a personas que lo habían ofendido y maltratado en el pasado. Tampoco podemos idealizar al personaje, Florencio cometió bastantes barbaridades y, aunque podamos hallar atenuantes en sus desgraciadas circunstancias, eso no lo exonera totalmente.

Se le condujo a una cárcel de mujeres y tras un examen forense, a una cárcel de hombres. Juzgado y condenado a muerte, se le conmutó la pena por cadena perpetua. Pasó casi veinte años en la cárcel de Valencia y en 1977 fue amnistiado. No tenía donde ir y Marino Vinuesa, un funcionario de prisiones, se compadeció de él y se lo llevó a su casa hasta que murió en 2004. La última fotografía que existe de él data del año 2000. Las que ilustran de este post corresponden a la época de su vida como mujer y a la de la ficha policial cuando fue detenido en 1960.




   Se han escrito varios libros sobre este personaje,    aunque la mayoría están novelados. Alicia Giménez Bartlett ganó recientemente el premio Nadal de novela 2011 con la obra “Donde nadie te encuentre”. El único libro que conozco sobre el tema que es un estricto trabajo de investigación es el libro de José Calvo, “La Pastora. Del monte al mito”. Calvo estuvo presente en su juicio en 1960 y llegó a entrevistarlo personalmente. También existe un documental realizado por la televisión francesa. En algunos artículos que se pueden encontrar en internet hay errores, como la afirmación de que era hermafrodita, lo que es una confusión con el pseudohermafroditismo. Florencio Pla no tenía genitales femeninos. 




lunes, 25 de mayo de 2020

La incríble historia de Sindy y su "madre"

Ya han pasado los días más duros de esta locura que ha sido el fin de curso. A la carga de trabajo habitual en esta época se ha sumado el hecho de que, por circunstancias que no vienen al caso, mi instituto, que es pequeño y tiene sólo 22 profesores, se ha quedado de golpe y porrazo sin 13 de ellos, incluídos directora y jefe de estudios (tenían que estar en el tribunal de oposiciones). Y además la administrativa de secretaría estaba de baja por un accidente de coche. La consecuencia es que los 9 desgraciados que quedábamos allí hemos tenido que hacer el trabajo de 23 personas. En estos días he atendido la ventanilla de las matriculaciones, he empaquetado libros en cajas, he estado haciendo el papel de tutor en seis evaluaciones en las que los tutores no estaban… Además de dar mis clases hasta el último momento, corregir exámenes, sacar medias (iba todo el día con una calculadora a cuestas y aprovechaba hasta el momento del desayuno, entre bocado y bocado) y poner notas. Algunos días pensaba que me iba a dar un inminente ataque de nervios. Porque las cosas tenían que estar hechas, aunque no hubiera nadie para hacerlas. Cosas de la Administración.


Al mismo tiempo he tenido exámenes en la Universidad, y aunque se han presentado menos alumnos que otras veces, se me han ido muchas horas por la noche corrigiendo exámenes.

Me quedan tres días de trabajo en el instituto, pero lo peor ha pasado y estoy más tranquila. A partir de ahora recupero otra vez el uso de casi todas mis tardes y mis noches, y podré de nuevo contestar a vuestros comentarios. Por eso hoy os voy a contar una historia divertida, acorde con mi actual estado de ánimo. Es algo rigurosamente verídico; ya sabéis que no tengo talento creativo, y menos para inventarme unos personajes como estos.

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Mi amigo D. es veterinario y trabaja en una clínica que está situada absolutamente pegada al peor barrio de El Puerto. Cuando se instalaron allí la zona no estaba tan deteriorada, pero en unos pocos años aquello ha experimentado un cambio tremendo, porque aprovecharon esa zona para realojar a los habitantes de una zona chabolista de Jerez. Y como tienen un local muy grande, no les viene bien, de momento, cambiarse a otra zona. Son varias callejuelas con varias manzanas de casas que forman el mercado de droga más surtido de toda la Bahía de Cádiz. Ya os podéis imaginar los personajes que pululan por esas calles. Constantemente hay ajustes de cuentas, navajazos y hasta tiroteos. Más de una vez les han traído a un herido a la clínica veterinaria para que lo atiendan. Ellos procuran llevarse bien con el vecindario y hasta ahora no han sufrido ninguna agresión ni problema grave, aunque sí momentos de bastante tensión.

El barrio está lleno de camellos de distinta categoría, pero sobre todos ellos reina una “capo” (no sé cómo decirlo en femenino, que me perdone la ministra), que es una gitana cincuentona que es como un armario de cuatro puertas y con un pecherón que parece el mostrador de un bar. Esa señora, que es capaz de ordenar sin pestañear que le peguen una paliza a alguno (e incluso de pegársela ella misma), tiene una debilidad, y es una diminuta chihuahua llamada Cindy (pronúnciese “Sindy”), a la que lleva siempre encima y dice que es “su hija” (no “como su hija”, sino “su hija”).

Sindy tiene todo lo que una persona puede desear, y hasta lo que nadie desearía. Lo último que se le ocurrió a la dueña fue colocarle un pendiente. Los veterinarios no querían, pero al final cedieron porque temen enemistarse con ella y encontrarse al día siguiente el local destrozado. Pidieron a la farmacia un aparatito para hacer el agujerito del pendiente, anestesiaron a la perrita y le hicieron la perforación. A la dueña no se le ocurrió otra cosa que colocarle un pendiente de esos que parecen el colgante de una lámpara veneciana, pero de oro muy amarillo y con muchos corales. El pendiente pesaba más que la propia Cindy. Cuando le pusieron el pendiente, la oreja le quedaba doblada hacia abajo del peso, pero su dueña la veía monísima. Al cabo del tiempo, Cindy perdió el pendiente, y su dueña le compró un brillante, del estilo de los que lleva Beckham, y se lo volvieron a poner. Por lo menos la oreja no la llevaba plegada del peso.

Cuando conduce su coche, la señora se mete a Cindy en el escote, en el canalillo, y hace unos meses tuvieron un accidente. Cindy, que no pesa nada, salió disparada contra el parabrisas, rebotó y, después de chocar contra todos rincones posibles del coche, no se mató de puro milagro.

A la clínica llegó Cindy con su dueña, acompañados de más de una docena de gitanos y todos gritando como si se les hubiera muerto media parentela. Cindy tenía conmoción cerebral y una fractura craneana (cerrada, afortunadamente). Con aquel jaleo, al veterinario que estaba de guardia casi le da un patatús y en medio de la barahúnda gritaba: “¡Que entre sólo una persona! ¡Los demás que se queden fuera, por favor!” Por supuesto, la dueña gritó por encima de todo el mundo: “¡Yo, que soy la madre!”

Le advirtieron que Cindy lo tenía muy difícil, pero ella dijo que no se reparara en gastos, y que si Cindy se moría era capaz de matar a alguien (y eso no era una manera de hablar). Imagináos cómo cuidaron a Cindy los cuatro veterinarios de la clínica. Al final, Cindy sobrevivió, pero se quedó como tontita. Cuando andaba se tambaleaba y se caía para los lados y no veía bien. Pero su dueña, aunque estaba un poco triste, se daba por satisfecha con que se hubiera salvado y estaba muy agradecida a todo el personal de la clínica veterinaria. De todas formas, ellos temían que Cindy muriera en cualquier momento, y los cuatro rezaban para que a ninguno de ellos le tocara durante su guardia del fin de semana, porque se podía montar un número de tener que intervenir la policía y todo.

Mientras tanto, a la dueña le regalaron una perrita Yorkshire, para animarla. Pero ella decía que la Yorkshire era una mascota, mientras que Cindy era “su hija”. La perrita nueva no comprendía por qué a ella nunca la cogían en brazos, mientras que Cindy era como un colgante de su madre.

Finalmente Cindy murió unos meses más tarde, de una complicación renal, afortunadamente en un momento en que mi amigo no estaba de guardia. Hubo unas escenas de duelo que ni que se hubieran muerto Lola Flores y Rocío Jurado al mismo tiempo.

Ahora nos hemos enterado de que la Yorkshire está preñada y la dueña, aunque sigue recordando a su Cindy y lleva su retrato en un medallón de oro colgando del cuello, parece que está ilusionada con el nuevo cachorrillo. Da la impresión de que como este va a nacer “en su casa”, está más dispuesta a considerarla como “hija”, aunque no tanto como a la difunta Cindy.

Pero lo último ha sido que el otro día se encontró con un señor que llevaba una chiuaua como su Cindy y, según ella, se quedaron mirando la una a la otra “y se reconocieron”. Así que está convencida de que su Cindy se ha reencarnado. Menos mal que no se empeñó en quedarse con el chihuahua del individuo.

Y así estamos, esperando el parto de la Yorkshire, esperando a ver qué nombre le pone al cachorro, y a ver si el nuevo miembro de la familia hereda las joyas de Cindy. Ya os tendré informados.

domingo, 24 de mayo de 2020

La niña prodigio gaditana

De tanto en tanto, el blog de Descla nos ofrece unas entradas interesantísimas sobre personajes bastante desconocidos a pesar de ser gente muy especial que por diferentes motivos han tenido vidas muy poco corrientes o han realizado grandes hazañas. Resulta penoso que millones de personas puedan rellenar un montón de folios con detalles de la vida de la Esteban u otros bufones televisivos y, sin embargo, sea dificilísimo encontrar información sobre personajes que parecen sacados de una novela de aventuras, del guión de una película de fantasía o de una epopeya al estilo homérico.

Así que yo también pongo mi granito de arena y doy a conocer a los cuatro o cinco que se pasan por mi blog la historia de una paisana que para alguna gente de Cádiz es simplemente el nombre de una calle, y para el resto del mundo prácticamente no existe (1). En Wikipedia tiene un mini-artículo que no cubre sino un sólo hecho de su biografía, y hay una entrada en un blog sobre personajes de Cádiz, pero el autor de ese blog se ha limitado a copiar y pegar el corto texto de la Wikipedia sin añadir ni una palabra más.

   Rosario Cepeda nació en 1756. Era hija del regidor perpetuo Francisco Cepeda y de su segunda esposa, Isabel Mayo. Rosario era, por tanto, una privilegiada pues aunque su padre no tenía título de nobleza era de posición más que acomodada y pertenecía a esa casta que por herencia ostentaba el poder en una ciudad que por entonces era culta, cosmopolita y el centro del comercio con América. Lo natural en una mujer nacida en una familia como la suya era que se hubiera casado con algún miembro de otra de las familias principales de la ciudad y hubiera llevado una vida tranquila y confortable, auxiliada por un buen número de criados, poseyendo esclavos, carruajes, varias casas, alguna finca en el campo y toda clase de comodidades.

Pero sus padres debieron ver algo diferente en ella. En lugar de limitar su educación al baile, la música, algunas labores y a saber manejar una tropa de servidores, le pusieron un preceptor, Juan Antonio González de Cañaveras. En poco más de un año los avances de la niña fueron tan extraordinarios que se quiso dejar constancia pública de su excelencia haciendo que un equipo de expertos en diferentes materias la examinara públicamente para mayor honra de Mª del Rosario y ejemplo para la juventud … para que inflamados los espíritus de nuestras jóvenes se estimulen a su imitación, huyendo de la ociosidad, amando la instrucción y el estudio, para esplendor de la patria y digno esmalte de la sociedad (2).

En septiembre de 1768, todavía con 12 años de edad, Rosario fue sometida a un examen público de nueve horas de duración, repartidas en tres días, ante un auditorio de más de trescientas personas. Conocemos con detalle el desarrollo de la prueba porque el Ayuntamiento, temeroso de que con el tiempo se olvidara esta hazaña, decidió publicar un folleto de veinte páginas donde se relató todo al detalle. Un ejemplar de dicho folleto se insertó en las Actas Capitulares.

Intervino la niña en primer lugar, exaltando la misión de la madre y su necesidad de estar instruida para poder cumplir con su misión de educadora, atreviéndose a denunciar el hecho de verse reducidas frecuentemente las mujeres a sólo las tareas domésticas, y a otras tareas y ocupaciones “impropias de un alma racional”. Cuando terminó su discurso comenzó el examen, que constó de las siguientes pruebas:

– Fray Tomás de Aquino, carmelita descalzo, la interrogó sobre Historia Sagrada, respondiendo a todas las preguntas sin ningún error. Juan de Tamariz, alcalde mayor de la ciudad, la examinó de Gramática. A continuación, fray Pedro Rodríguez de Mohedano, autor de la Historia Literaria de España la examinó sobre los puntos más difíciles de la ortografía de la lengua castellana. El famoso cartógrafo Vicente Tofiño (3) la examinó de Geometría. Para terminar la primera sesión de tres horas, Juan Lombardón, Ayudante General Mayor de la Armada y profesor de la Escuela de Guardias Marinas de Cádiz, sobre la esfera terrestre y el atlas le hizo señalar los accidentes de la tierra y sus divisiones en imperios, monarquías, etc. Sus respuestas fueron tan exactas que el público interrumpió numerosas veces con aplausos.

– El segundo día comenzó Rosario dirigiendo a los asistentes un discurso en francés. Después la interrogó en esta lengua José Carbonell, Bibliotecario y profesor Idiomas en la Real Academia de Caballeros Guardias Marinas (4), quien le hizo traducir unos textos de las obras de Bossuet y Fenelón. También hizo un dictado que ejecutó con toda perfección. Vicente Tofiño le preguntó sobre las causas de los eclipses, sobre las medidas que usaban los antiguos y las que se usaban en ese momento, sobre los movimientos de los astros y diferencias entre los sistemas de Ptolomeo, Ticho Brahe y Copérnico. Para terminar la segunda sesión, Juan Lombardón le preguntó sobre temas de cronología.

– La tercera sesión empezó con un discurso de Rosario en latín, exaltando el beneficio de una buena educación, ponderando su deseo de conseguirla y su gran amor al estudio. A continuación fue examinada de Gramática Latina por Fray José de San Andrés, Definidor General de los Mercedarios Descalzos. Se le hizo escribir en este idioma por el mismo método que en el examen de francés y traducir al castellano cinco fábulas de Esopo. Se examinó a continuación de Heráldica y Geografía Humana, y para terminar recitó en griego una oda de Anacreonte. Agotadas las tres horas de la tercera sesión, no dio tiempo a ser examinada de italiano y aritmética, lo que también estaba previsto.

El entusiasmo que levantó la demostración de la niña fue tal que unos días después el Ayuntamiento reunió a los Capitulares y acordaron premiar a Rosario ya que, según el procurador mayor, “era sentir de todos los concurrentes al acto que no se había dado ejemplo similar en toda Europa”. Decidieron por unanimidad que dos regidores pasaran a cumplimentarla en nombre del Ayuntamiento y notificarle que, en premio a sus reconocidos méritos, la ciudad la elevaba a la alta dignidad cívica de Regidora Honoraria de la ciudad de Cádiz con sueldo igual al que obtenían los caballeros capitulares, y de forma vitalicia. Seis meses después, un Despacho Real sancionaba el acuerdo tomado por el cabildo de Cádiz, honrando a Rosario Cepeda Mayo con la dignidad de “Regidora Honoraria de la ciudad de Cádiz” y con una pensión vitalicia de 550 reales de vellón.

Continuó Rosario su vida familiar y no tenemos noticias de ella hasta que en 1774, a los 18 años, se casa con el teniente coronel Pedro Fernández de Gorostiza, viudo de 41 años. Después del nacimiento de su primogénito en 1777 se traslada a Madrid, donde en seguida cobra fama de ser una de las mujeres más cultas de España. Su prestigio hizo que fuera seleccionada por Carlos III para dar inicio a la Junta de Damas, la cual, anexa a la Sociedad Económica Matritense, prestó importantes servicios en el campo de la beneficencia, la educación y la industria. Hubo sus más y sus menos sobre la admisión de mujeres en la Sociedad Económica Matritense, representando Cabarrús y Jovellanos las posturas en contra y a favor sobre dicha admisión. Finalmente, como se ha dicho, Rosario y otras trece señoras más, de probado prestigio y cultura, fueron admitidas en 1787, formando la Junta de Damas de la Sociedad Económica Matritense. En un primer momento Rosario se ocupó de asuntos relacionados con la educación, sobre todo en el campo de la formación profesional de las mujeres de clases humildes. La Junta de Damas se hizo cargo de cuatro escuelas y fijó las normas. Abrió la profesión de maestras a todas las mujeres, independientemente de su estado civil, pues hasta entonces debían ser viudas; fijó para ellas una asignación económica digna y estableció que para obtener el puesto de maestras debían pasar por un examen-oposición, convocado públicamente, exámenes de los que fue hecha responsable Rosario Cepeda.

Al poco tiempo tuvo Rosario que marchar a México, al ser nombrado su marido gobernador de Veracruz en 1789. Partieron del puerto de Cádiz e iba Rosario embarazada de su tercer hijo, que nació a los dos meses de llegar la familia a América. Permanecieron allí cinco años, hasta el fallecimiento del marido en 1794. Rosario volvió a España con sus tres hijos y se estableció de nuevo en Madrid, regresando a su participación en la Junta de Damas. Es entonces cuando desarrolla más actividad, pues además de ostentar varios cargos directivos, al tema de la educación suma su trabajo en pro de las mujeres que sufrían los duros efectos de la marginación social. A su actividad en las escuelas une el trabajo en las cárceles de mujeres y la casa de niños expósitos.

Ya podemos imaginar cómo eran las cárceles de mujeres, de las que había en Madrid tres. Entre la suciedad se hacinaban, mezcladas, culpables de crímenes, prostitutas (muchas de ellas con enfermedades venéreas) y mujeres que simplemente se habían visto en el trance de mendigar. Con diferencia era el sector más abandonado de la beneficencia y el mayor foco de marginación, desmontando esa imagen de la España Ilustrada que nos presentan para esa época. En aquellas cárceles malolientes Rosario y la condesa de Montijo se emplearon a fondo, enseñando a los hombres el camino a seguir en ayuda de los presos. Por ello han sido calificadas como las precursoras de Concepción Arenal.

Las casas de niños expósitos presentaban una situación aún más terrible. La tasa de mortalidad era del 80-90% debido al hambre, las enfermedades y la suciedad. Hasta que la condesa de Montijo propuso que la Junta de Damas se hiciera cargo de la casa de expósitos de Madrid, lo que consiguieron después de dos años de lucha. Rosario Cepeda, por entonces vicepresidenta de la Junta de Damas, tuvo un papel fundamental en la reforma de la institución, logrando en poco tiempo reducir la mortalidad del 90 al 50%, cosa que admiró a todo el mundo. El Manual de Organización que redactó Rosario fue el modelo a seguir por estas instituciones durante mucho tiempo.

Continuó también ocupándose de las escuelas, haciendo hincapié en que a las mujeres humildes, además de un oficio, se les diera enseñanza de tipo intelectual, justificándolo con el aumento de la autoestima de las interesadas, la disminución del peligro de que se lanzaran a matrimonios no deseados por la simple necesidad de sobrevivir, y el hecho de que estarían en mejores condiciones para educar a sus hijos. Todo esto dejó por escrito multitud de veces con ocasión de presentar peticiones, informes o memorias. Consta. No es fantasía ni exageración. Hace más de 200 años había en España mujeres con esa forma de pensar, dispuestas a renunciar a su vida cómoda y ociosa sin ninguna remuneración ni compensación por ello.

En 1805 la condesa de Montijo, de la que Jovellanos dijo que era la mejor mujer que había conocido en España, es desterrada de la corte por Godoy, por cuestiones políticas. Y en esos momentos tan difíciles Rosario tiene que hacerse cargo de la secretaría de la Junta de Damas. Tres años después, en 1808, con la invasión napoleónica, Rosario Cepeda renuncia a su cargo y desaparece de la vida pública. Desde su casa pudo presenciar todos los sucesos de aquellos días. Además, sufría porque sus tres hijos estaban divididos por sus ideas políticas. Finalmente, el despreciable Fernando VII trató por igual a los que lo apoyaban y a los que lo combatían, y los tres hijos de Rosario terminaron exiliados en Francia. Cuando ella murió, en 1815, ninguno de ellos pudo estar a su lado.

La honradez de Rosario y su marido, que no se aprovecharon de sus cargos para enriquecerse, y la dedicación desinteresada de ella durante tantos años a la defensa de los derechos de los marginados sociales tuvo como resultado que la familia viviera siempre de forma modesta y sin excesos. Su marido no dejó al morir herencia alguna (y había sido gobernador de Veracruz durante cinco años, igualito que los políticos actuales) y ella no pudo dejar a sus hijos ninguna fortuna.

Por supuesto, Rosario Cepeda no aparece en ningún santoral feminista, lo que es muy comprensible si consideramos quienes son iconos feministas ahora mismo (cuando escribí este texto)):  Pajín y Aído, lo más alejado que imaginarse pueda de personas como Rosario: incultas con premeditación y alevosía, habiendo tenido todas las facilidades del mundo para no serlo; acumuladoras de sueldos y prebendas hasta el escándalo y dedicadas exclusivamente a autopromocionarse (y de paso también a sus familias), sin que hasta el momento hayan hecho nada para mejorar la vida de nadie, a pesar del poder puesto en sus manos.

Y punto.

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(1) Solamente existe, que yo conozca, una publicación sobre ella. Es una pequeña biografía escrita por Isabel Azcárate, titulada “Una niña regidora honoraria de la ciudad de Cádiz”. Fue publicada por Quorum Editores en Cádiz en el año 2000. De este libro he tomado los datos, aunque los he redactado a mi modo.

(2) Los textos en cursiva están tomados de las Actas Capitulares.

(3) Gaditano, director de la Real Academia de Caballeros Guardias Marinas, cuyo Atlas Marítimo de España es la obra cumbre de la cartografía de su época.

(4) Dominaba francés, inglés, italiano, árabe, latín, griego y hebreo. Buen matemático y humanista.

sábado, 16 de mayo de 2020

Atentados

En primer lugar, quiero dejar constancia de que cualquier clase de atentado me espanta y me produce rechazo, y que pienso que no hay causa en el mundo que justifique uno. Pero hoy escribo sobre atentados contra obras de arte. Supongo que sus autores los cometen por fanatismo (como la voladura de los budas por parte de los talibanes) o trastorno mental (luego veremos un ejemplo de estos). Pero lo que me da que pensar es que estos atentados contra obras de arte se cometen porque sus autores saben que, eligiendo estos objetivos, tienen asegurada una enorme publicidad en medios de todo el mundo, y que no van a pasar desapercibidos. Esto me lleva a una triste conclusión: los periódicos, televisiones, etc... parecen dar más importancia a la perdida de una obra de arte que a una vida humana. Y aún más: no todas las vidas parecen tener la misma importancia. La pérdida de un personaje famoso y la de un anónimo parece que no valen lo mismo. Pensaba esto en los últimos días cuando nos han bombardeado con la muerte del hijo de Ana Obregón, y que hablaran de ella como si fuera la única madre que perdió un hijo, y precisamente en estos días de la pandemia, cuando CADA MÉDICO Y ENFERMERA QUE HA MUERTO A CAUSA DEL CORONA- VIRUS TAMBIÉN TENÍA PADRES, HERMANOS, QUIZÁ HIJOS. Y así, comparando muertos, llegué al tema del que escribo hoy, atentados contra obras de arte realizados, probablemente por asegurarse una atención mediática excepcional.

 La Venus del espejo de Velázquez,  se expone en la National Gallery de Londres. Está en Inglaterra porque fue robada durante la invasión napoleónica en el Palacio de Buenavista de Madrid.

La obra fue adquirida en 1.906 para la National Gallery. Yendo a lo que nos ocupa, el 10 de marzo de 1.914, una mujer llamada Mary Richardson, sufragista militante británica de origen canadiense atacó la pintura con un hacha de carnicero, en respuesta al arresto de la compañera sufragista Emmeline Pankhurst el día anterior. Richardson fue sentenciada a seis meses de prisión, el máximo permitido por la destrucción de una obra de arte.​ En una declaración que hizo al Sindicato Político y Social de Mujeres poco después, Richardson explicó: «He intentado destruir la pintura de la más bella mujer en la historia de la mitología como una protesta contra el Gobierno por destruir a la Sra. Pankhurst, quien es la persona más hermosa de la historia moderna.»​ Añadió en una entrevista de 1952 que a ella «no le gustaba la manera en que los visitantes masculinos la miraban boquiabiertos todo el día». Como esperaba Richardson, los periódicos se hicieron amplio eco de la noticia, hablando del ataque como si fuera un asesinato, apodando a su autora "Mary la sangrienta". The Times hablaba de "una cruel herida en el cuello" para referirse a los daños. A la pintura se le hizo una restauración en 1.965-66, que demostró que estaba en buenas condiciones. No voy a entrar en hacer un comentario artístico del cuadro porque no es el objetivo de este post. Quien desee este tipo de información puede consultar el artículo correspondiente en Wikipedia.


   En segundo lugar me referiré a otro suceso más reciente. La Piedad de Miguel Ángel que se encuentra en la basílica de San Pedro en el Vaticano fue un encargo del cardenal  de Saint Denis, embajador del rey de Francia ante el papa. Fue realizada por un jovencísimo Miguel Ángel de sólo 24 años. El contrato especificaba que debía estar teminada en el plazo de un año y fue, efectivamente entregada dos días antes de se cumpliera el plazo. El cardenal ya había muerto, por lo que su primer emplazamiento fue la tumba de comitente, situada en la capilla de Santa Petronila del Vaticano. Entre los años 1.749 y 1.750 fue trasladada al emplazamiento actual. Con el primer adelanto que le pagaron Miguel Ángel compró un caballo y fue personalmente a las canteras de Carrara para elegir el bloque de mármol.


   El 21 de mayo de 1972 (día de Pentecostés) la imagen sufrió un atentado cuando un geólogo australiano de origen húngaro, llamado Laszlo Toth, golpeó en apenas unos pocos segundos el rostro y uno de los brazos de la Virgen con un martillo en quince ocasiones, mientras gritaba ¡Yo soy Jesucristo, resucitado de entre los muertos!; rápidamente fue reducido y detenido. El autor de este atentado, reconocido enfermo mental, se mantuvo en un manicomio italiano por un año y luego regresó a Australia. Desde entonces, la Piedad está protegida por una pared de vidrio especial a prueba de bala.



En este caso sí me voy a detener en comentar varios puntos, porque son curiosos y quizás poco conocidos:

- La obra está esculpida en un solo bloque, sin partes añadidas o ensambladas, lo que se denomina ex uno lapide. Después del atentado y posterior restauración ya no es así, porque se reintegraron los fragmentos que se pudieron encontrar. Se recogieron hasta los fragmentos más diminutos, se pulverizó el mármol y se mezcló con un producto con el que se modelaron las partes faltantes, incorporando un producto que hace que bajo determinada luz esas partes reintegradas se vean fluorescentes, para cumplir el criterio de restauración de que se puedan distinguir qué forma parte de la obra original y qué ha sido añadido.


- Es la única obra que el autor firmó, y lo hizo porque nadie pensaba que pudiera ser obra de un muchacho de 24 años. Según Vasari, ocurrió lo siguiente: Un día Miguel Ángel se acercó al lugar en el que había sido colocada «La Piedad» ya finalizada, y encontró a unos visitantes de origen lombardo contemplándola. Uno de ellos preguntó por el autor y otro le respondió: «Nuestro Gobbo, de Milán». Después de esto, el artista accedió una noche a aquel lugar y esculpió su nombre en la obra, y además lo hizo en un lugar preminente y bien visible: la cinta que cruza el pecho de la Virgen de la Virgen María. El texto exacto que grabó en la obra es: «MICHAELACELUS BONAROTUS FLOREN FACIEBA», o lo que es lo mismo: «Miguel Ángel Buonarroti, el florentino, lo hizo».

- Aunque está pensada para un punto de vista frontal, está tallada en bulto redondo. Los pliegues de la ropa de la Virgen en la espalada están tallados con la misma perfección que si fueran a estar a la vista. Y aún más, la cara de Cristo mira al cielo, pero está esculpida como si los espectadores la tuvieran a la vista. Y en un alarde más, la espalda del Cristo está esculpida con perfección anatómica, aunque no se vea, sabiendo que no se iba a ver nunca. Para ello, el escultor tuvo que usar unos cinceles especiales muy cortos para esculpir las costillas en una dificil maniobra a través de un túnel curvo. 

- La composición de la obra se basa en tres aparentes contradicciones:

1. Los ejes del cuerpo de Jesús (líneas quebradas) se contraponen a los pliegues curvilíneos y angulados de los vestidos de la Virgen María.

2. El brazo derecho de Jesús cae inerte. Éste se contrapone al brazo izquierdo de la Virgen, que está lleno de vida y conmiseración.

3. Los pliegues de la Virgen con oquedades forman acusados contrastes que crean  fuerte claroscuro. Estos se contraponen a las superficies claras y lisas del cuerpo de Jesús, expresados en "sfumato".

- Se pueden añadir la aparente contradicción entre la cara casi infantil de la Virgen y el hecho de ser madre de un adulto.

- La Piedad es un tema recurrente en la obra de Miguel Ángel, desde esta obra de juventud hasta la Piedad Rondanini, en la que estuvo trabajando hasta 6 días antes de su muerte. 


   - El autor también corrigió algo que "rechinaba" en las representaciones medievales de este tema: la forzada forma de representar a la Madre sosteniendo el cuerpo del Hijo adulto. Para ello, la figura de la Virgen es bastante más alta que la de Cristo, aunque eso el espectador, desde su punto de vista, no lo nota. 


Y hasta aquí mis reflexiones sobre los atentados contra obras de arte, sea por fanatismo. ideología o locura. Más bien sobre mi perplejidad cuando los medios de comunicsción dan más bombo al daño a una obra de arte, por muy buena que sea, que a la pérdida de una vida humana o "como va la escala  vida humana famosa-vida humana anónima-obra de arte famosa"

Fuentes:
Wikipedia
Blog Curistoria, de Miguel J. Prieto 
Diversas lecturas de mi biblioteca



viernes, 15 de mayo de 2020

Ponga un síndrome en su vida (2)

En mi círculo de amigos hay una chica divorciada hace ya bastantes años, pero con una vida amorosa cada vez más catastrófica, estresante y llena de dificultades. Se mete en unas historias sin pies ni cabeza, que la dejan hecha polvo. Cada vez que la veas sabes que va a estar, bien hundida en la miseria más absoluta, bien por las nubes empeñada en amores imposibles, absurdos y peligrosos para la estabilidad mental. Por supuesto, es continuo tema de conversación entre nosotros. Hace dos días, el pedante marido de otra del grupo sentenció que lo que nuestra común amiga tiene es el “Síndrome Bovary”, que por lo visto consiste en una insatisfacción afectiva que lleva a la búsqueda continua de un amor romántico ideal, un ideal inalcanzable, que como inalcanzable que es te lleva al sufrimiento y la frustración.

Mi amiga es, simplemente, lo que siempre llamamos “una cabra loca”, pero ante esta perorata, todo el mundo se quedó con la boca abierta, y yo me quedé pensando qué distintas suenan las cosas cuando se adornan con un nombre bonito. Hoy mucha gente no tiene reparo en admitir lo que en otra época negaría ferozmente, sólo por el hecho de que viene adornado con el nombre de “síndrome de…”. Aunque ella no oyó el comentario, seguro que estaría encantada de verse caracterizada con el nombre de la heroína de Flaubert.

Hoy te tropiezas continuamente con padres que a las primeras de cambio te informan de que sus insoportables niños tienen el Síndrome del emperador (niños o jóvenes que se convierten en pequeños dictadores y que no aceptan un no por respuesta ni una mínima contradicción) con una actitud que no acabo de entender. Vamos, que lo que toda la vida hemos llamado niños malcriados los padres te lo plantean como si ellos no tuvieran la culpa de la insufrible conducta de sus vástagos, porque dicho así parece más una enfermedad genética que otra cosa.

La gente alardea de tener síndrome postvacacional, en lugar de reconocer sencillamente que lo de trabajar tarde o temprano se convierte en algo de lo que nos libraríamos a gusto en cuanto nos tocara una Primitiva. Pero no, así no hay quien lo diga. Todo el mundo está “realizado” gracias a su trabajo; lo que ocurre es que desgraciadamente se han contagiado del síndrome ese como si fuera una vulgar gripe.

Ya desde hace años hay uso y abuso de la palabra “inmaduro/a”, pero ahora queda mucho más bonito hablar del Síndrome de Peter Pan. Y claro, ya se sabe, detrás de alguien así hay siempre alguien con el Síndrome de Wendy. Si seguimos enganchadas de un novio cabrón que nos trata mal, tenemos Síndrome de Estocolmo, y nos lo pensamos antes de subir al avión por lo del Síndrome de la clase turista.

   ¡Qué mala suerte tengo! Ni un mal síndrome con el que justificar nada de nada. No supe lo que era el Síndrome del príncipe destronado al nacer mi hermano porque  yo tenía sólo  trece meses y claro, no me di cuenta de que estaba perdiendo una oportunidad. Por lo visto, en mi caso no se pudo hablar ni siquiera de la edad del pavo (seguro que ahora hay un “síndrome de…” para referirse a eso). Y, ¡maldita sea!, si alguna vez cometo un asesinato, ya no voy a poder justificarlo con lo del Síndrome premenstrual (que desde hace años se considera un eximente en ciertos delitos cometidos por mujeres).

Si acaso, aún estoy a tiempo de contraer el Síndrome de la cabaña, de cuya existencia me acabo de enterar a cuenta del confinamiento por el virus covid-19. Pero estoy perdiendo las esperanzas porque, hasta ahora, nada de nada. Tendré que poner más empeño