miércoles, 29 de julio de 2020

¡Ojalá me lo hubieran explicado así!

En primer curso de carrera (años comunes de Geografía e Historia)  tuve 5 asignaturas: Geografía, Latín, Historia de la Filosofía Antigua y Medieval, Prehistoria e Historia Antigua. Esta última fue mi preferida y Prehistoria. la que menos me gustó. Posiblemente porque me la explicaron mal. El profesor la daba sin ganas, sin entusiasmo A él lo que le gustaba era la Arqueología Medieval y su desgana se transmitía, creo que incluso a su pesar, porque eso suele pasar. La asignatura que explicas tiene que entusiasmarte o no llegarás a los alumnos.

Yo no descubrí la belleza de las Matemáticas hasta 5º de bachillerato. No porque la profesora fuera simpática o pasara la mano, que ninguna de las dos cosa era, sino porque le ENTUSIASMABA la asignatura y desde entonces las Matemáticas me parecieron un divertimento total y absoluto. Además de las tareas "obligatorias" yo tenía de motu proprio  un cuaderno gordo que llené de problemas de integrales y cosas parecidas, que resolvía como pasatiempo.

Uno siempre sabe cuando ha dado una buena clase. Y yo, las mejores clases que he dado han sido sobre temas que ni siquiera estaban en el temario, pero que me fascinaban.

Ahora me doy cuenta de que la Prehistoria me podía haber gustado si me la hubieran explicado de otra forma, porque disfruto MUCHO con documentales o libros que tocan el tema, como el caso de este libro.

Así que recomiendo este libro a todo aquel que quisiera saber sobre el tema de la evolución de la especie humana pero tenga miedo de encontrarse con algo farragoso y complicado. Nada de eso.

Tres revoluciones importantes conformaron el curso de la historia: la revolución cognitiva marcó el inicio de la historia hace unos 70.000 años. La revolución agrícola la aceleró hace unos 12.000 años. La revolución científica, que se puso en marcha hace solo 500 años, bien pudiera poner fin a la historia e iniciar algo completamente diferente. Este libro cuenta el relato de cómo estas tres revoluciones afectaron a los humanos y a los organismos que los acompañan. Bestseller internacional, traducido a 30 lenguas,  con más de diez millones de ejemplares vendidos.

Por cierto, el autor escribió una "continuación" : en "Homo Deus", el autor mira al futuro para ver a donde nos encaminamos.

No es mi costumbre meterme a recomendar libros pero con este creo ir sobre seguro.

jueves, 16 de julio de 2020

Lo mejor de Twitter





Me doy de alta en Twitter. No voy a escribir ni un twitt, sino que lo hago para recibir información y leer cosas escritas por personas ingeniosas, inteligentes y divertidas. Así lo hago constar en mi perfil. Lo primero que aparece es una lista de veintinueve sugerencias de personas a las que seguir, a saber: Sonia Monroy (en primer lugar), Paquirrín y otros tres concursantes del último “Supervivientes”, Carmen de Mairena, seis futbolistas, otros dos deportistas, dos presentadoras de televisión, varios humoristas, dos cantantes residentes fuera de España, dos personajes inclasificables y algunas personas más de las que no tengo ni la más ligera idea de quiénes pueden ser.

Sin palabras me quedo. Pero me viene a la memoria un twitt de @blancohumano: “Bienvenidos a la democratización de la idiotez. Esto es twitter, merezco que me escuchen porque soy idiota y tengo un teclado”.

martes, 14 de julio de 2020

Verdadera o falsa......Me da igual, yo también quiero decir algo

Seguramente ya sabéis de que hablo, porque en pocos días se ha convertido en popular. Se presenta como la carta de una profesora que critica al sistema educativo y da unas explicaciones apoyándose en la gramática. Inmediatamente ha salido la réplica aduciendo que es falsa, que salió por primera vez en 2009, que la persona que dice ser la autora no existe y que lo que dice de gramática es erróneo.


Como hace tiempo que quería hablar de esto, aprovecho la polémica y digo lo que algunos famosos en las entrevistas: Me alegro de que me hagas esta pregunta.

La gramática no es mi especialidad, así que ahí no me meteré, pero estoy perfectamente capacitada para hablar de MI EXPERIENCIA PERSONAL Y PROFESIONAL.

Es curioso como el momento en que naces te condiciona muchas cosas en la vida, y no me refiero a cartas astrales y otras pamemas anticientíficas. Nací en 1959, por lo que me tocó vivir bajo unos planes educativos determinados, que en mi caso me configuraron como la persona que soy. No fui a párvulos porque mis padres prefirieron tenerme en casa el mayor tiempo posible, pero no estaba dejada de la mano de Dios.

Mi hermano y yo tuvimos unas profesoras en casa y cuando entré en Primaria no iba en desventaja: sabía leer (sin silabear), escribir (con buena letra), sumar y restar con toda corrección. A leer me enseñó mi abuela con 4 años, y desde ese momento leí todo cuanto cayó en mis manos, que fue mucho, pues mi casa estaba llena de libros. Cuando todavía no leía mi abuelo me leía los cuentos.

 El primero que tuve de mi propiedad se llamaba "Beee, el corderito travieso". Era en verso y, tantas veces me lo leyeron que me lo aprendí de memoria perfectamente. También memoricé muchas fábulas y cosillas parecidas. Recuerdo perfectamente muchos de mis libros, como una adaptación infantil de La Iliada, con su tapa dura y unas ilustraciones preciosas. Recuerdo los "Cuentos de la Alhambra", de Washington Irving, superviviente de una colección enorme que había en casa de mi abuela paterna para mi padre y sus hermanos.

Leyendo, leyendo, aprendí a escribir sin faltas de ortografía, y si alguna se escapaba, el copiar 25 veces la palabra correctamente escrita eliminaba el error, pues, aunque no teníamos Pretecnología o Conocimiento del Medio como asignaturas, sí teníamos tiempo para hacer un dictado TODOS LOS DÍAS. Con 12 y 13 años tuve la asignatura de Latín y fijaos, la superé sin traumas. Al llegar a 5º de Bachillerato elegí Ciencias, pero mis asignaturas también incluían Historia del Arte, Historia Universal, Filosofía y Literatura, pues escoger una rama  no implicaba cercenar  la otra, eso me convirtió en una persona con curiosidad por un gran abanico de temas, con base para disfrutar POR IGUAL de la Ciencia y de la Poesía. Dada la fecha en que nací la televisión que conocí incluía aquellos "Estudio 1", donde ví a los grandes actores del teatro español representando La vida es sueño, Fuenteovejuna, El caballero de Olmedo o El alcalde de Zalamea, pero también a Ibsen, Moliere, Chejov o Balzac. Me enamoré del teatro en verso, de Shakespeare, del teatro  clásico griego, y todo ese repertorio me enseñó no sólo literatura, sino también ética y valores (una vez escribí, hace tiempo, que un estudio profundo de Antígona debería ser obligatorio para políticos). Voy terminando ya, no voy a insistir más, pero no me resisto a contar una conocida anécdota:

La de ministro Solís, defendiendo en las cortes franquistas un proyecto de ley para aumentar las horas de deporte en detrimento de asignaturas como el latín. Solís,  nacido en Cabra, provincia de Córdoba,  alardeaba de su cerrado acento andaluz y se vanagloriaba de ser lo que él entendía ser un hombre del pueblo, pero que no era más que ordinariez e ignorancia, terminó su discurso espetando con un volumen casi a gritos :

"¿porque,  en definitiva para que sirve hoy, el latín?"

Y D. Adolfo Muñoz Alonso, natural de Valladolid, profesor de la Universidad Complutense y amante de la cultura, no pudo contenerse y desde su escaño contestó al ministro. Solís:


"Por de pronto, señor ministro, sirve para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa." (entiéndase cabrón).

Es un  tema recurrente  que si los niños sólo miran pantallas de móviles, tablets etc... Esta mañana, leyendo peródicos me vino a la memoria una experiencia de mis tiempos como profesora de instituto, que traigo aquí para  conocer vuestro parecer. Yo opino que lo adultos son los culpables de todo esto.

Si a un niño le das siempre bazofia, acabará gustándole o acostumbrándose..

A mí me encanta El Tenorio, y comprendo que siga siendo un referente del teatro español. Los más grandes actores le han dejado su impronta. Oir la profunda y maravillosa voz de Fernando Guillén recitando esos versos hace  que mi interior se derrita como  un helado bajo el sol de agosto. Quizás sea porque desciendo de un autor de dramas románticos, Eusebio Asquerino. Ahora casi nadie lo recuerda, pero en su época disfrutó del suficiente reconocimiento como para que Esquivel lo incluyera en un cuadro que retrata a los poetas románticos, cuadro que está en el Prado. En fin, sea porqué crecí viendo la obra en la televisión cada día de difuntos de mi infancia, por  mandato de mi ADN o porque me gusta el teatro en verso, aquí estoy.


Lo que ocurrió en el instituto fue que hice una apuesta con el profesor de Lengua y Literatura, cuando entró en la sala de profesores bufando y quejándose de los alumnos de 2º de ESO. Entonces le hice una apuesta: Pondría en una clase de 2º de ESO la grabación de una  representación del Tenorio. ¡Teatro en verso y en blanco y negro!, dijo mi compañero, estoy seguro de que no aguantarán ni 10 minutos. Aguantaron, por supuesto. Les encantó la chulería del Don Juan, la apuesta con Don Luis Mejía, el desafío a los muertos, todo. Y al final de la clase tuve que prometerles que en la siguiente clase seguiríamos hasta el final. Sólo fue necesario lo normal, ponerles en el contexto con unas breves explicaciones y explicarles el significado de algunas palabras.


Hubo un inesperado efecto secundario:  durante unos días se oyó en el patio palabras como bellaco, malandrines, rufián, pero nadie protestó y todo pasó. Mi compañero aceptó mi victoria y yo demostré que a los niños no hay que tratarlos como a retrasados.


Podría decir muchas otras cosas, Tengo una anécdota a cuenta de la palabra  "botarate" pero no quiero cansaros, así que si se plantea otra cosa seguimos en los comentarios, Prometo contestar  a todos y cada uno.





Los bufones de Felipe IV



Cada día sufro casi 4 horas de penitencia. Mi madre (87 años) ve todas las tardes "Sálvame". Mientras tanto, yo, con mi portátil, leo novelas, veo series y películas (con subtítulos, para que a mi madre no le moleste el sonido de los videos), escribo para el blog. A veces hago crucigramas, ejercicios de atención, de flexibilidad (hay mil formas divertidas de ejercitar funciones cognitivas, sobre todo si tienes internet ). Como, gracias a Dios,  tengo mucha capacidad de concentración puedo abstraerme bastante bien del sonido de la televisión. Pero es imposible ignorar los temas que trata el programa. Llevamos un montón de días desmenuzando al milímetro el "notición" de que Enrique Ponce se separa de su mujer porque  se ha liado hace meses con una estudiante de veintitantos años. Cada día se añade algún dato más sobre la historia y los periodistas del programa se sienten "investigadores" porque van preguntando a las marujonas vecinas de la familia de la chica. Y unos pobres muchachos, que forman el escalafón más bajo del programa se pasan horas delante de la puerta de la casa familiar para conseguir la imagen del padre o la madre de la tal mientras pasan a toda velocidad dentro de un coche. Ya le hemos visto la cara incluso a los abuelos de la chica a los que casi les metieron el micrófono por la boca en una emboscada cuando salieron a comprar algo. La abuela se cerró en banda, pero al abuelo lo arrinconaron hasta hacerlo soltar unas titubeantes palabras. Ese "NOTICIÓN" quedó eclipsado ayer por el anuncio de que hay una famosa que se dedica a la prostitución y la sospecha de que a las fiestas de los futbolistas no solo van chicas de alterne, sino también chicos. Cuatro horas y media, 270 minutos pomtificando sobre lo mismo. Finalmente no dicen nada, no dan nombres (son listos, no se arriesgan a una querella). En el último minuto del programa anuncian a bombo y platillo que ¡¡¡tachaaaaán!!! mañana lo revelaran todo. Y así lo alargan durante una semana. Llevamos todo el verano indagando sobre temas tan trascendentales como por qué la hija de Rocío Jurado no quiere saber nada de sus dos hijos, ni verlos; sobre la familia se peleó por la herencia incluso antes de salir de la notaría; sobre qué pasaría si hacemos creer a uno de los perpetradores colaboradores del programa que otro de sus compañeros lo pone a parir. En fin, cosas así. Simplemente lo que harían Sócrates o Platón si estuvieran vivos. Hay que llenar el hueco de los filósofos que se van muriendo y Telecinco lo asume como su misión.



A todos, en algún momento mientras contemplábamos los cuadros de Velázquez, se nos ha venido a la cabeza un sentimiento de indignación contra esas personas que tenían a enanos, deformes y retrasados mentales para que les divirtieran. Todos hemos considerado la gran suerte que hemos tenido al nacer en esta época, después de unas revoluciones que han debilitado a esas clases sociales hasta el punto de imposibilitarles ejercer su maldad.



Apartemos los ojos de esas inimitables pinturas y volvamos a mirar a nuestro alrededor, y veremos cuan equivocados estamos. La crueldad que supone la utilización de las desgracias, los defectos o las particularidades físicas para divertirse no ha desaparecido nunca y ha propiciado durante muchas décadas espectáculos tan deplorables como el de “El bombero torero”, disfrutados especialmente por el pueblo llano. Vamos, que en cuanto han tenido a mano un enano del que reírse, han aprovechado la ocasión. Hasta el tonto del pueblo. Así, vemos que la crueldad y la insensibilidad ante la desgracia ajena no es patrimonio de una clase social o de un nivel económico determinado.

Ahora volvemos a tener para nuestra distracción todo un repertorio de pobres desgraciados cuyas miserias mostramos, con las posibilidades de los actuales medios de comunicación. Los fotógrafos intentan con empeño (y frecuentemente violando las leyes) obtener fotos de Fulanita mientras está en sus horas más bajas, ingresada en una clínica de desintoxicación o psiquiátrica. La masa que las contempla se consuela por este medio de su triste vida pensando, con cierta satisfacción, que “los ricos también lloran” (título de una telenovela de hace un montón de años). Los periodistas, en previsión de que el chollo se acabe demasiado pronto, buscan otros personajes tangenciales a esa historia para prolongarla todo el tiempo que sea rentable. Si hay que enviar a un periodista a Houston para que nos retransmita la  agonía de Rocío Jurado, aunque la familia desmienta que se esté muriendo, se envía. ¡Faltaría más! ¡Será por dinero…! Convendrán ustedes conmigo en que el asunto lo merece. Y además el tío, micrófono en mano, se muestra tan orondo y satisfecho que da la impresión de que está dando la exclusiva de la noticia más trascendente de este siglo.

Vuelta al plató de televisión, cambiamos de tema. Una batería de “periodistas” se enfrenta a una chica que tiene el increíble curriculum de haber intervenido con tres frases en un episodio de una serie española, haber cenado “a escondidas” con un futbolista conocido, y poco más. Y el diálogo que se produce podría ser de la siguiente manera:

– Periodista (con cara inocente que no engaña a nadie porque por las comisuras de la boca asoman los colmillos que chorrean sangre): Y ¿por qué no te has hecho un reportaje de fotos en la playa, como Ana Obregón o Norma Duval?

– Famosilla: Es que… a mí no me gusta la playa porque el sol me sienta mal. En las vacaciones prefiero hacer montañismo.

– P: ¡Mentira! ¡Lo que pasa es que en el año 2000 te hiciste una operación de estética que salió mal y desde entonces tienes una tercera teta encima del ombligo!

A la famosilla empieza a temblarle la barbilla, a punto de llorar, y protesta debilmente.

– P (lanzándose hacia delante, a punto de comerse a la famosilla): ¡Y la operación salió mal porque el doctor Perengano estaba con una borrachera tremenda cuando te operó! ¡Aquí están las pruebas! (y enarbola una foto de la tercera teta, que muestra a las cámaras).

La famosilla ya llora abiertamente, el público del estudio aúlla como la multitud en el circo romano. Si se puede, se enfoca al rostro de la madre de la famosilla, que está entre el público, para que se vea cómo le afecta la cosa.

– F (intentando defenderse): ¡Esa foto no es mía!

– P: ¡Sí que es tuya! ¡Nos la ha dado una enfermera que estuvo en esa operación!

La multitud aplaude, abuchea, ruge…, lo que le pide el cuerpo.

Entonces se ve una figura en contraluz que, con la voz deformada electrónicamente, asegura ser la susodicha enfermera, y certifica que ella lo vio todo. Para justificarse, dice que por qué va a mentir, que qué gana ella con esto (exactamente 5.000 euros; si hubiera hablado con la cara descubierta, 7.000 euros, pero esto no lo dice nadie). A la pregunta de por qué ha callado durante años, la enfermera comenta que ha sido por miedo. Al fin y al cabo, el doctor Perengano es el cuñado del torero Menganito de Segovia, y ya se sabe que esta gente tiene mucho poder. Ella ha temido por su vida y ha llevado una tremenda lucha interior, hasta que su sentido de la responsabilidad y su ética la han impulsado a dejar todo al descubierto. El periodista casi llega a proponer a la enfermera para el Nobel de la Paz, para agradecer su inestimable aportación a la sociedad, y remata con la consabida frase de que todos tenemos derecho a saber.

Ya tienen dos programas más asegurados, uno con el médico y otro con el cuñado torero. Y luego ya se verá. Puede que mientras tanto surja algún antiguo novio de la chica.

Ustedes aducirán que no les da tanta pena de estos personajes, desde el punto y hora que ellos van encantados a estos programas, y además cobran un dinero. Es verdad, pero esa no es la cuestión que yo planteo, sino cómo disfruta el público viendo como un cantante reconoce entre sollozos que de pequeño maltrataba a su madre, oyendo a una presentadora de televisión relatar los morbosos detalles de la gravísima enfermedad que padece, o comparando con fotos quién está más deteriorada, la actriz Sutana cuando le dio el coma etílico, o la marquesa Fulana, cuando la atropelló sin querer su hija con el todoterreno (aunque en realidad no fue sin querer, se sugiere sibilinamente; ya se sabe que la hija estaba resentida con la madre porque le había birlado un novio).

Si esa maruja de aspecto inofensivo y ese viejecito traído de la residencia de ancianos para que asista a la grabación del programa hubieran sido en la corte de Felipe IV los duques de Tal, ¿de qué hubieran sido capaces por distraerse de su aburrida vida?




sábado, 11 de julio de 2020

Harta de monsergas



Los que me leen desde mi primer blog (Desde la isla de Eritheia) saben que escribía a chorros. A veces, dos entradas en un mismo día. Llegó el ictus y empecé a escribir menos, no porque me costara, sino porque tuve que dejar de trabajar, salía menos a la calle....., Antes los temas venían a mi como las moscas a la miel después, tenía que buscarlos. También el tono cambió. De sentarme a escribir con los colmillos afilados, a amansarme bastante. Supongo que al empezar a cumplir años, muchas cosas empezaron a importarme un pepino. Pero hoy me he levantado como antes. Afilando los cuchillos. Y lo que voy a tratar se basa en cosas que viví hace años, cuando trabajaba dando clases en un instituto de secundaria. Ayer leyendo una novela. tropecé con el nombre de un personaje real, histórico, que no me sonaba de nada. buscando información, encontré ms datos sobre él y me reafirmé en opiniones que ya tenía,  adquiridas por experiencia.

En el primer instituto que trabajé tuve dos compañeros profesores, uno de Historia y otra de Lengua, que estaban casados con personas estadounidenses. Y ambos contaban lo mismo. El sistema educativo  de EEUU es lo más malo, funesto y embrutecedor que se despacha en el primer mundo. Los norteamericanos opinan que dar una buena enseñanza a todo el mundo es tirar el dinero, así que dan la enseñanza más barata y cutre que hay a todo el mundo, al menos en la pública. Cuando detectan alumnos buenos, a esos sí les dan lo mejor. Piensan:  ¿para qué despilfarrar dinero dando una buena enseñanza a todo el mundo si muchos de ellos no van a llegar a nada, a lo mejor a trabajar en una obra? Los profesores no son especialistas en ninguna materia. El mismo profesor puede dar clases de Educación Física y Ciencias Naturales, es igual. El nivel es tan bajo que cualquiera podría darlo. (Recordad la película "Mentes peligrosas", donde la protagonista pasa de ser marine a profesora de literatura, así,  sin transición"). ¿Os imagináis la que montarían aquí los padres de los alumnos si un soldado de infantería de marina fuese, de golpe, el profesor de literatura de sus hijos? Los que contratan a los profesores y los despiden son los padres (el consejo escolar) Los profesores saben que si suspenden mucho o piden un nivel alto al curso siguiente no vuelven, así que tragan. Ahora bien, en un país donde la Universidad está al alcance de muy pocos un zoquete que juegue bien al baloncesto o al fútbol americano llega a la Universidad como un cohete. Una vez allí, hacen tres cursos donde pueden elegir entre las asignaturas más chorras del mundo: Economía Doméstica, Teatro, Bailes de Salón, etc... Con esos tres cursos ya les dan un título y ese es el título que tienen los profesores de la pública. ¿Para qué gastar dinero en dar cierto nivel educativo a todo el mundo, a gente que a lo mejor no llega a nada? Se dicen "es más rentable ahorrar en la masa que llega a secundaria y luego gastar en contratar a los mejores profesionales extranjeros para lo importante. Ellos (sus países de origen) gastan el dinero público en formarlos y nosotros los aprovechamos. Por eso la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Harvard (que puede permitirse el lujo de pagar lo que quiera) tiene un director español, Rafael Moneo, o el psiquiatra Rojas Marcos fue el máximo responsable de la salud mental del área de Nueva York. Habrá docenas de ejemplos más, pero ahora mismo recuerdo estos.

La profe de Lengua que estaba casada con un americano estuvo allí unos años, viviendo con su marido y se volvió, asqueada porque si quería dar clase tenía que caerle bien a los padres, que son los que contratan y doblegarse en todo al grupito de padres que mangonea el instituto.  

El segundo instituto en el que estuve fue en el de la Base de Rota. Allí hay dos institutos, uno español y otro norteamericano La diferencia de nivel es abismal. Uno de los profesores del instituto americano vino al nuestro, desesperado con su hijo, pidiendo que se lo admitiéramos. Y la criatura, en 2º de ESO, no sabía escribir en su lengua natal "Feliz Navidad", frase que debía haber visto millones de veces, aunque fuera en los escaparates de las tiendas. La profesora de Inglés estaba alucinada. Escribía como un niño de 6 años, garabatos con renglones torcidos, pasando de mayúsculas....

Por eso no debemos extrañarnos que pintarrajeen estatuas de Cervantes (por "racista") o aupen a la presidencia a un zoquete que hace apología en contra del uso de la mascarilla. En fin, ya me he desahogado.

Alguien tiene que decirlo.