miércoles, 25 de diciembre de 2019

Pan y circo

Alumbrado navideño de Cadiz

Los romanos sabían bien como tapar la boca a los ciudadanos descontentos: repartos de trigo y espectáculos gratuitos, panem et circenses,  pan y circo. Así de fácil era convertir una rebelión inminente en un rebaño  de mansos corderos. Las circunstancias han cambiado. Si falta pan, se va a un banco de alimentos. y ya no hay esclavos ni prisioneros de guerra para organizar espectáculos como Dios manda. Entre los animalistas, la convención de Ginebra y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nos han estropeado toda la diversión.Pero para todo problema hay una solución. A cualquier muchedumbre indignada  se le pone un iluminación navideña y problema solucionado, la muchedumbre saca a hombros al alcalde y vuelven a votarlo una y otra vez.

Alumbrado navideño de Sevilla
 Y mucho cuidado Sr, Alcalde, si no se dobla cada año el presupuesto para alumbrado navideño, nos enfadamos.  El de Sevilla ya va casi por el millón de euros, concretamente 955.390 euros. En Zaragoza se han gastado 400.000 euros, pero el año que viene serán 700.000.

El alumbrado navideño de algunas ciudades se ha convertido en noticia digna de Telediario.

No sé que me asombra más, si la ingenuidad de los comerciantes, que fían a un puñado de bombilitas la buena marcha de sus ventas, o la simpleza de la ciudadanía que cruza medio país para ver la iluminación de Vigo o Málaga, llena los hoteles y mira las luces como si fuera el milagro de Fátima.

Todo lo dicho hasta el momento no sirve mas que de pitorreo, pero en este asunto hay también cosas que indignan, las fechas navideñas son ideales para la explotación de ancianos, niños y pobres aprovechando la sensiblería generalizada que inunda hasta el último rincón. Se coge un autobús turístico, de esos de dos plantas, se llena de viejos de una residencia y se los pasea por el centro de una ciudad, convenientemente iluminada con miles de pintos de luz que dibujan estrellitas y árboles de navidad.  Y se supone que las caras maravilladas de los susodichos ya son suficientes para demostrar que España se ocupa suficientemente de ancianos. Hablemos de cifras y luego calculemos qué se podría lograr si esas cantidades se destinaran a fines sociales: 

Alumbrado navideño en Madrid
 MADRID - Más de tres millones de euros. Solamente el distrito de Villaverde, 80.674 euros
VIGO - Ha pasado de dedicarle 636.610 euros (una cifra todavía accesible desde la sede electrónica de la web municipal) a 1,1 millones de euros este año.
BARCELONA - 1,2 millones de euros, que parecen mucho pero es una minucia en comparación con ciudades mucho más pequeñas.
MÁLAGA - 806.2112 euros.
SEVILLA - 955.390 euros.
VALENCIA -  106.480 euros.
ZARAGOZA -  106.480 euros, aunque ya mencioné que para el próximo año piensan llegar a 700.000.

Pero no son solo estas ciudades. en España hay más de 8,100 ayuntamientos y  aquí, hasta los gatos quieren zapatos.

Alumbrado navideño en Málaga


Según FACUA-Consumidores en Acción.,  “un espectáculo obsceno y bochornoso que en capitales como Madrid, Vigo y Málaga se juegue a ver quién gasta más dinero público en alumbrado para las fiestas mientras hay familias que pasan frío porque no tienen ni para pagar la luz de sus viviendas”. 

miércoles, 18 de diciembre de 2019

243. Rodin

Ya sabéis que soy licenciada en Historia del Arte, por eso me suelen interesar los biopics de artistas, particularmente de aquellos a quienes admiro por su obra, asumiendo que a lo mejor me encuentro con la debida desmitificación:  una cosa es el arte que producen y otra la calidad humana del artista. Muchos hombres admirados por su obra fueron monstruos como seres humanos (véase los casos de Picasso, que fue un cerdo con sus mujeres, Caravaggio, que cometió un asesinato o Neruda, que se desentendió de su hija nacida con hidrocefalia a la que incluso llamaba "un ser ridículo").



Por eso afronté con interés la película sobre Rodin, máxime cuando hay ya dos películas que son injustas con él, porque se hacen desde el punto de viste de Camille Claudel. Camille fue su modelo,  musa y amante durante un década. Ella fue una persona con un serio trastorno mental que casi lo destruyó. Cuando se conocieron Camille tenía 19 años y él más de 40. Rodin la amó apasionadamente y ella casi lo volvió loco con sus celos artísticos. Estaba obsesionada  con que él la plagiaba y con que era mejor artista que él, cuando la realidad es que él, ya famoso, tras la separación de ambos pedía a los críticos  que escribieran bien de ella, y usaba sus contactos para que particulares e instituciones le encargaran obras. Pon fin se hace justicia en el cine a   Monsieur Rodin. Camille terminó tan descontrolada que su propia familia la internó en un manicomio, donde murió.



Vincent Lindon me parece convincente en el papel y el parecido físico es notable. La película no recorre toda su vida, sino sòlo un etapa  particularmente fértil Vemos a Rodin especialmente empeñado en su estatua de Balzac, considerada la primera obra de arte moderna, que fue criticada e incomprendida durante mucho tiempo. La peli no es perfecta, como es natural. La línea del tiempo es algo confusa y tenía claro que al teminarla tenía que leer algo sobre Rodin para comprenderlo todo, pero su ficha en Wikipedia me bastó para encajar las piezas en su sitio. En resumen, me gustó verla y comprendo que tantas mujeres jóvenes terminaran enamoradas de un hombre que para ellas debía ser un viejo. Un coloso, tal como su Balzac. Isadora Duncan lo visitó en su taller, ya famosa pero muy jovencita y años después se lamentaba de que los convencionalismos le hubieran impedido entregarse a él.

Para saber más de Rodin

viernes, 6 de diciembre de 2019

De toros, antitaurinos, cobardes, dibujos animados, cuentos infantiles y supuestos valientes

Acabo de leer en un periódico un artículo sobre unas declaraciones de Albert Boadella. Ya sabemos como es Boadella, lo que le gusta el escándalo, la polémica y la controversia, y como las utiliza para que se hable de él. Lo mismo hacen muchos otros, desde políticos hasta cantantes o artistas diversos, Boadella no ha inventado nada.



El caso es que en un día como hoy, pero de 2.006, se publicaron unas declaraciones de Albert  Boadella: «El imbécil de Walt Disney hizo mucho daño a la humanidad cuando dio voz a una pandilla de ratones histéricos».









Las declaraciones de Boadella se hicieron un 5 de diciembre de  2,006, día  en que se cumplían los 106 años de nacimiento de Walt Disney, y salieron en los periódicos del día siguiente. Boadella, en su linea habitual, esperó a que la Tauromaquia y los toros fueran políticamente incorrectos.



Aunque le doy la razón a Boadella en algunas cosas que dijo sobre el tema;

1. Es una discusión que se merecería que los antitaurinos esgrimieran un argumento un poco más elaborado que el grito de ¡asesinos, torturadores!

2. Este gran arte, que ha sobrevivido milagrosamente, vale la pena. Yo también opino que una corrida de toros es un despliegue artístico completo y felizmente logrado desde el punto de vista estético. Al margen de creencias, opino lo mismo de una procesión de Semana Santa

3.   Los niños son educados con la idea de que los animales reflexionan. Y a los niños no hay que enseñarles cosas falsas o engañosas. La naturaleza es lo que es, tan letal y cabrona como un huracán, una inundación o un terremoto. No todo es el bosque de Bambi.

4. No existe una arte tan real como el de los toros: «Hay vida, muerte, ingenio, astucia, terror... Nada de simulación. Lo que se siente en una corrida no se siente ni en una obra de teatro, ni en un concierto ni delante de una pintura.







También tengo críticas:

1, Boadella es un cobarde. Es muy fácil decir cosas así cuando el tema de los toros empezaba a ser políticamente incorrecto. Se justificó diciendo que elegía ese momento porque le gustaba ir a contracorriente y que nunca hubiese hecho una representación taurina hace cuarenta años, cuando la Fiesta estaba en todo su esplendor, pero sí en este momento que sufre un acoso. Es justamente al revés, él mismo se descubre y se contradice. Hacerlo en ese momento y no 40 años antes es hipocresía y cobardía.



2, También dice: Dos buenos pases de Manolete no tienen comparación ni con la mejor obra de Shakespeare». Y por ahí no paso, a Shakespeare que no me lo toquen.







 3. Y por último aunque no menos importante: es sumamente injusto echarle la culpa a Disney. En 1.936 se publicó uno de los cuentos infantiles más populares de EEUU: "El toro Ferdinando", obra de Munro Leaf. Cuenta la historia de un toro que prefiere oler las flores y juguetear con las mariposas en lugar de luchar en las corridas de toros. Pero el Ferdinando del cuento es una anomalía, porque su imperativo genético y su instinto le hacen embestir hasta la muerte a los seres humanos que se le acerquen o se muevan ante él. El del cuento  se sienta en el medio de la plaza de toros y no le presta atención ni le da importancia a cualquiera de las provocaciones del matador y los otros para luchar.

Su popularidad se ha extendido por todo el mundo. Desde 1959 es una de las tradiciones navideñas más queridas de Suecia. En 1.982 se sustituyó por el cuento del patito feo y hubo hasta protestas públicas. Al año siguiente se volvió a Ferdinando y hasta hoy.

Ferdinando aparece en muchas películas, ya el libro, ya en forma de peluche. Incluso una máscara de Ferdinando aparece en una novela de Stephen King.

martes, 3 de diciembre de 2019

Mi primer programa de televisión

 Vamos a viajar a una época lejana. Carmina, y muchos de los lectores de este blog estarían en parvulitos. Wolffo sería un bebé de meses. Y casi todos los demás andabais todavía bastante lejos de venir a la existencia. Por eso, porque la mayoría habéis vivido otra época, no os podéis imaginar los años en los que un televisor en casa era una cosa tan poco frecuente que se convertía en todo un acontecimiento.

Una tarde fuimos a hacer una visita a las tías Clara y María, que eran unas señoras de pelo blanco, muy distinguidas, que hubieran encajado perfectamente como personajes en una de esas películas inglesas hechas sobre una novela de Agatha Christie. Vivían muy cerca de mi casa, en un chalet de dos plantas, de estilo inglés, con un jardín que tenía hasta un estanque de peces rojos, motivo por el que a mi hermano y a mí nos encantaba ir. Este jardín nos proveía también de morera para nuestros gusanos de seda, así que las visitas a las tías eran frecuentes.

Aquella tarde nos llevamos una gran sorpresa al llegar, y es que tía Clara y tía María se habían comprado un televisor. Por supuesto, la televisión era en blanco y negro, existía una sola cadena (creo que la segunda estaba a punto de empezar) y la programación sólo cubría unas horas del día. Los mayores la estuvieron mirando unos minutos, por la novedad, pero en seguida se retiraron a otra parte de la habitación y pasaron a la conversación.

En mi casa todavía no había televisión, pero la hubo un poco después. A lo mejor mi padre se animó tras ver la tele de las tías. Por aquel entonces había más o menos 850.000 receptores de televisión en toda España y la señal no llegaba a toda el país. Teniendo en cuenta que ahora hay tres receptores sólo en mi casa, y que esto no es un caso extraordinario, se podrá apreciar lo abismal de la diferencia entre una y otra época.

Aquella tarde, cuando todo el mundo dejó de mirar la televisión, yo me quedé embobada delante del aparato. Y ni los peces de colores,  ni el jardín  me pudieron arrancar de aquella contemplación.

No penséis que se estaba emitiendo “Herta Frankel y la perrita Marilyn”, “Viaje al fondo del mar”, “Don Gato y su pandilla” o “Supercar”, por citar alguno de los programas de mi infancia, lo cual hubiera sido algo lógico. No, qué va. Me tragué un par de horas de “La vida breve”, de Falla, y encima en versión de concierto. Es decir, que no había un escenario con unos decorados por donde se movieran los cantantes ataviados con el vestuario pertinente, lo que hubiera podido justificar un poquito mi embobamiento. Y cincuenta y tantos años después todavía me acuerdo perfectamente de aquella tarde, y veo aquella habitación con todos sus detalles, el televisor y aquella pantalla donde en blanco y negro aparecían solamente la orquesta y los cantantes.

Ópera a palo seco, directamente en vena. A lo mejor cosas como esa explican un poquito mejor a Carmina, que a veces, hay que reconocerlo, es u poquito especial.