martes, 28 de febrero de 2023

Hoy hablamos de monstruos (o genios monstruosos)

 


Con el tiempo, según iba leyendo y aprendiendo cosas sobre diversos personajes, comprobé la existencia de un fenómeno que se repetía: Muchos personajes, situados por la posteridad en el Olimpo de los genios, era más bien malas (o malísimas) personas. Como si hubieran tenido que pagar un peaje por destacar en el campo del arte, de la literatura, de la ciencia..., terminaron siendo monstruos de maldad: asesinos, maltratadores, padres desnaturalizados, libertinos. Cuando reparé en que había la cantidad suficiente para escribir sobre ellos, ya había acuñado una expresión con la que los unifique: "la tara del genio". Posiblemente haya más. De muchos no se ha conocido su lado oscuro hasta después de su muerte. Es posible, por tanto, que el grupo crezca. De momento, doy cuenta de los que he hallado y el tiempo dirá.

Voy a empezar por un maltratador psicológico, aunque consta ante testigos que al menos una vez (en la misma celebración de su boda) en la que también maltrató físicamente a su mujer, Frida Khalo. Frida y Diego Rivera se casaron cuando ella tenía 22 y él 43 años, dos ex-esposas y un montón de ex-amantes. Frida estaba atrapada en una tóxica relación de dependencia de la que le costó escapar. Aunque era inteligente y se daba cuenta de todo "Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida: uno es del tranvía, el otro es Diego. Diego fue con mucho el peor de todos", dejó escrito. Si tenemos en cuenta que en el accidente del tranvía un pasamanos de metal le atravesó el cuerpo entrando por la cadera y saliendo por la vagina, fracturando vértebras lumbares, clavículas, costillas y pelvis y su pierna derecha se rompió por 11 lugares. Cuando le extrajeron el pasamanos su grito fue tan atroz que apagó el sonido de la sirena de la ambulancia que llegaba. Si, como escribió, Diego fue con mucho peor que eso, podemos imaginar lo que soportó. Ni en su boda se pudo librar del maltrato y la humillación: en la boda no hubo ninguna alegría, se casaron en casa de una ex-amante de él y la encargada de preparar la comida fue una ex-esposa. En la comida, Diego, muy borracho, empezó a dar tiros al aire.   Frida intentó pararlo y él le dio un empujón tan brutal que la tiró al suelo (con la columna hecha pedazos y un montón de clavos sujetándole los huesos). Frida se marchó a su casa y tardó varias semanas en volver con él. Soportó 10 años de sufrimiento hasta que se divorció. También dejó escrito "Al final del día, uno se da cuenta de que ha soportado más de lo que creía poder soportar".

Tras escribir esto, tengo que hacer una rectificación: No pienso que Diego Rivera sea un genio y debe ser separado de estos "genios con tara". Lo dejamos en simple maltratador. Si algunos lo han incluído, tabto a él como a Frida  en su lista particular de genios de la pintura es más por razones ideológicas que artísticas. Con los demás creo no me equivoco tanto.

Picasso ha sido caracterizado por muchos como un misógino, un matón que ponía a "sus" mujeres en un pedestal para luego derribarlas, un hombre que temía, además de desear, el cuerpo femenino y que era un marido, amante e incluso abuelo egoísta, exigente y narcisista. Más allá de su magnífica obra, a Pablo Ruiz y Picasso se le puede estudiar también por la relación con las numerosas mujeres de su vida.

Indudable genio con los pinceles, los estudiosos del pintor español coinciden en que fue un maltratador emocional, que hizo muchísimo daño a las mujeres a las que supuestamente amó, a quienes también trató de forma tiránica y despiadada. Fuentes de inspiración y objeto de deseo, iba hilvanando amantes y esposas, siendo infiel si no a todas, a casi todas ellas.

Picasso definió los aspectos eróticos y emocionales de su expresión creativa a lo largo de su carrera con las siete mujeres más importantes de su vida: Fernande Olivier, Eva Gouel, Olga Khokhlova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque.

Olga pensativa
Durante la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918, el artista trabajó en Roma, donde conoció a su primera esposa, Olga Khokhlova, una bailarina de ballet rusa. Olga dominó la composición de Picasso desde 1917 hasta la década de 1920. Al principio de su relación, en 1918, Picasso pintó elegantes retratos de ella como 'Olga pensativa' u 'Olga en un sillón'.








Marie Therese Walter
Pero tras el nacimiento de su hijo, Paulo, la relación se deterioró –debido al maltrato físico y a las infidelidades de él– y  Picasso inició un romance con una joven, Marie-Thérèse Walter, de tan solo 17 años cuando él tenía ya 45. Ella se convirtió en su nueva musa y todas sus composiciones mostraban expresiones de desenfreno sexual y surrealismo. Con Walter tuvo una hija, Maya, que también aparece en sus cuadros. Al enterarse Olga del embarazo de Marie-Thérèse se fue a vivir lejos de Picasso, sin embargo no se divorciaron por cuestiones religiosas y permanecieron unidos en matrimonio hasta la muerte de ella en 1955 a causa de un cáncer. Esta relación terminó pronto; al año de nacer su hija, Pablo conoció a la pintora y artista francesa Dora Maar, con la que inició una relación.



 

Dora Maar
A diferencia de los retratos de Walter, los cuadros de Dora eran más intensos y turbulentos. La razón no era otra que la simultaneidad de las dos relaciones de Pablo Picasso con Walter y Maar. Estuvieron juntos casi nueve años. Dora era una gran fotógrafa que documentó la realización de la obra de 'El Guernica' por parte de Picasso, sin embargo acabó abandonando este arte por otros y, en 1945, cuando Picasso comenzó su idilio con Françoise estaba tan emocionalmente destrozada que no pudo sobreponerse a ese abandono. Dora terminó sus días sumida en una profunda depresión y, tras su muerte en 1997, legó todas sus posesiones a su padre y a un monje que recibieron una totalidad de 130 Picassos y la mayoría de sus fotografías.

Con la posible excepción de Françoise Gilot, que tuvo el valor de disentir de la mentalidad controladora de Picasso y abandonar al artista con sus dos hijos, el pintor tuvo una relación desgraciada con todas sus mujeres. Tanto Marie-Thérèse como Jacqueline Roque, su última musa y segunda esposa a la que conoció cuando ella tenía 26 años y él 72, se suicidaron. Y cuando el nieto del artista, Pablito, fue rechazado en el funeral de su abuelo por Jacqueline, también acabó con su propia vida.

Picasso las enamoraba y, en muchos casos, también les arruinaba la vida, no era fácil convivir con un hombre al que todos trataban de genio pero que además era 'el macho alfa' por antonomasia. Su modus operandi era siempre el mismo: al principio de cualquier relación, representaba retratos bellos e íntimos a los que seguían lienzos melancólicos al final.

En sus memorias, Marina Picasso, la controvertida nieta del pintor, detalla contundentemente el modo en que el malagueño absorbía la esencia de las mujeres de su vida: "Las sometía a su sexualidad animal, las domesticaba, las hechizaba, las devoraba y las aplastaba en sus lienzos. Después de pasar muchas noches extrayendo su esencia, una vez desangradas, se deshacía de ellas". Una definición cercana al maltrato que no se anula cuando se lee lo que Arianna Huffington escribió y publicó en 1988 en su libro 'Picasso: creador y destructor'. En sus páginas se asegura que el pintor y escultor malagueño quemaba con cigarrillos a Marie-Thérèse, a la que, además, llevó de vacaciones hospedándola (aprovechándose de su corta edad) en un campamento de verano para niñas, ya que de ese modo se alimentaba su ego al romper el tabú de estar con una menor. En las páginas de este libro también se recoge que, durante el tiempo que duró su relación, golpeaba con frecuencia a Dora Maar hasta dejarla inconsciente, y son varios los testigos que afirmaban haber presenciado las palizas a las que Picasso sometía a la fotógrafa y artista.

Además del maltrato a las mujeres, Picasso también cometió el delito de receptación de obras de arte robadas. En un tiempo estuvo obsesionado con las esculturas ibéricas. Aunque cueste creerlo, por entonces la seguridad en el Museo del Louvre brillaba por su ausencia. Cualquiera podía coger algo expuesto y echárselo al bolsillo y marcharse sin que nadie lo viera. El museo envió a España a dos individuos que se recorrieron el país comprando para el Museo  esculturas íberas a campesinos que no sabían lo que entregaban. Así llegó al Louvre la Dama de Elche. Con el botín del saqueo el Louvre organizó una exposición donde el mundo entero supo por primera vez de esta cultura.

El robo de la Gioconda puso de manifiesto la inexistente seguridad del Louvre. En las comisarías se recordó entonces el Manifiesto Futurista de Tommasso Marinetti, que inauguró de una manera rompedora (nunca mejor dicho) las vanguardias europeas.

Entre otras sutilezas, como alabar “el salto mortal, la bofetada y el puñetazo”, los futuristas proponían “destruir y quemar los museos, las bibliotecas y las academias”. Tirando de este hilo pronto salieron a relucir dos nombres controvertidos: los de Apollinaire (1880-1918) y Picasso (1881-1973), de 33 y 32 años, respectivamente y que aún no habían llegado al Olimpo. Adonde sí habían llegado es a las fichas policiales. Ambos tenían antecedentes por un caso que ya destapó cuatro años antes la falta de seguridad del Louvre. Picasso había comprado, gracias a la mediación del poeta y a sabiendas de su procedencia ilícita, dos estatuillas ibéricas que el belga Honoré-Joseph Géry Pieret había robado en el Louvre: el mejor museo de París y uno de los mejores del mundo era un coladero. Apollinaire fue detenido y pasó dos días en el calabozo. Haciendo honor a uno de sus poemas, se fue de la lengua: “ Amor mío, / mi boca será un ejército contra ti, / un ejército lleno de desatinos”. Al parecer, el poeta reconoció algunas gamberradas junto a Picasso, pero negó taxativamente el robo del cuadro. La mera mención del pintor propició que fuera detenido e interrogado en comisaría como presunto cómplice. La falta de pruebas debía ser aplastante porque los dos quedaron en libertad, aunque se diría que el español hizo todo lo necesario para prolongar su arresto. A pesar de las evidencias, mintió y negó conocer a Apollinaire. Los dos recuperaron la libertad, pero su amistad se resintió. El viril Picasso, que vendría a ser a la pintura lo que Hemingway a la literatura, admitió años después que le avergonzaba recordar este episodio. Por lo visto, entró y salió temblando de la comisaría. En 1970, tres años antes de su muerte, pareció querer enmendar el error y dibujó a su desconocido amigo con una corona de laurel en la obra Apollinaire y mujer desnuda . Para entonces, el autor del Gernika ya estaba de vuelta de todo y se podía reír abiertamente de su comportamiento pusilánime. Pero durante dos años, hasta que se descubrió al verdadero ladrón y se recuperó la obra, él y el otro sospechoso no respiraron tranquilos.

La Dama de Elche no volvió a España hasta 1.941, gracias a una laboriosa  labor diplomática.  La Francia de Vichy tenía muchas prisas por negociar en 1940. Agradecía a Franco su neutralidad en la Guerra Mundial, y pretendía calmar las pretensiones españolas sobre el África francesa. A esto quería sumar la reconstrucción de la Casa de Velázquez, que era una concesión del Estado. España aprovechó la ocasión y pidió la vuelta de la Dama de Elche, la «Inmaculada de los Venerables», de Murillo, expoliada durante la invasión napoleónica, y las coronas visigodas de Guarrazar.  A cambio, el Estado español entregaría una copia del «Retrato de doña Mariana de Austria», de Velázquez, realizada por su taller, un retrato de Antonio de Covarrubias pintado por El Greco, un tapiz del siglo XVIII, «La riña en la Venta Nueva», producido a partir de un dibujo de Goya, y 19 dibujos del siglo XVI de Antonio Carón. La tienda de Francisco I, capturada por las tropas españolas de Carlos V en la batalla de Pavía, y que constituía la única demanda gala, no fue incluida.

Además de maltratadores, algunos de estos "genios" fueron también padres desnaturalizados. Voy a incluir a tres: Neruda y Arthur Miller, los más evidentes, a los que sumaré después  a Einstein.

Neruda, a quien le cuadra perfectamente la expresión "gauche divine", utilizada para referirse a quienes proclaman tener convicciones de izquierda mientras llevan una vida acomodada y con ciertos lujos, siendo cónsul de Chile en Java, conoce en un exclusivo club de tenis a Maria Hagenaar Vogelzang, de una familia acomodada. El 6 de diciembre de 1.930 se casa con ella en Java. Sería una luna de miel corta y con final traumático. Chile lo reclama y, de vuelta a Santiago, la capital donde Neruda se corrió sus grandes farras, el cambio de vida resulta un infierno para la flamante esposa. El poeta no tarda en reencontrarse con sus amigos juerguistas del pasado y vuelve a la dolce vita, en compañía de escritores, pintores, músicos y mujeres, su pasión y perdición. Maria Hagenaar, embarazada, sin amigos y con un marido al que sólo ve al amanecer, se rebela. Ya no soporta más ausencias e infidelidades y quiere volver a Europa. Neruda, para aplacarla, echa mano de influyentes amigos del Gobierno y consigue que lo envíen a Madrid. Tras unos meses como agregado en el departamento cultural de la embajada de Chile, es ascendido a cónsul general. El glamour vuelve a sus vidas.

Alberti le consigue un piso de alquiler en Argüelles, entonces símbolo del vanguardismo urbanista, reina la tranquilidad. Junto a Alberti, frecuentan la casa Aleixandre y Lorca. Faltan tres meses para el nacimiento del bebé. Y Neruda, el futuro padre, dedica más horas a organizar tertulias en su casa que al consulado. Hasta que nace Malva y ya únicamente los íntimos -Federico García Lorca, Rafael Alberti,  Vicente Aleixandre...- eran bien recibidos. Allí nace una niña, a la que llaman Malva Marina.  Lorca, desde Granada, le dio la bienvenida a Malva como mejor sabía: 

Delfín de amor sobre las viejas olas,
Cuando el vals de tu América destila
Veneno y sangre de mortal paloma
Niñita de Madrid, Malva Marina,
No quiero darte flor ni caracola;
Ramo de sal y amor, celeste lumbre,
Pongo pensando en ti sobre tu boca.

Malva Marina Reyes
El nacimiento de Malva fue difícil y peligroso, porque la niña tiene la cabeza demasiado grande. Más que grande, descomunal. Cuando Alexandre va visitarlos, Neruda, inclinado sobre la cuna, le dice  "Malva Marina, ¿me oyes? ¡Ven, Vicente, ven! Mira qué maravilla. Mi niña. Lo más bonito del mundo". Cuando Aleixandre ve a la niña, se queda sorprendido. Presenta una hidrocefalia feroz. La chiquilla padece horriblemente, llora sin cesar, no puede mamar normalmente, la tienen que alimentar con  sonda, con una cucharita, con una jeringuilla. Tuvo una hemorragia cerebral al nacer. Muy pronto, cuando comienza  a ser consciente del mal de la niña, la desilusión de Neruda fue en aumento. Ya no llama a la niña "Lo más bonito del mundo", sino "un ser perfectamente ridículo" y "vampiresa de tres kilos". Se fue alejando más y más de su hija, y también de su esposa. Es probable que para entonces mantuviera alguna relación con la argentina Delia del Carril, La Hormiguita, por la que después abandonaría a su mujer y a su hija.  Tras una etapa plagada de desencuentros, infidelidades de él y de rechazo hacia su hija, En 1936 el poeta abandona definitivamente a su mujer y a su niña para irse a vivir con la Hormiguita. Las deja casi sin dinero en Montecarlo, ciudad a la que llegan huyendo de la Guerra Civil. María cruza toda Francia con su niña enferma hasta llegar a Holanda, donde se instala en la ciudad de Gouda. Madre e hija pasan hambre y penurias. María vive en pensiones y trabaja en lo que encuentra mientras a su niña la deja al cuidado de una familia. Suplica a Neruda que le mande dinero para poder darle de comer a su hija: «Mi último centavo lo gastaré en enviar esta carta». La hija olvidada y abandonada por el nobel de Literatura murió el 2 de marzo de 1943 en Gouda, donde está enterrada.  Tenía ocho años. Su madre, a través del Consulado de Chile en La Haya avisa a Neruda de la muerte de la pequeña y le pide reunirse con él. El silencio fue su respuesta. Para entonces ya esta casado con Delia Carril, tras haberse divorciado de María el año anterior.


Arthur Miller, uno de los mayores críticos del capitalismo norteamericano no se destacó por su humanitarismo en el seno de su propia familia. Estando casado con Marilyn Monroe, conoció a la fotógrafa Inge Morath en el set de rodaje de "Vidas rebeldes", mientras fotografiaba a la estrella. Divorciado en 1.961 de Marilyn, se casó al año siguiente con Morath. En noviembre de 1.966 nació su hijo Daniel. Al cabo de una semana, en contra de la voluntad de la madre lo dejó en un orfanato  (por tener la condición de síndrome de Down).   A los 4 años fue trasladado a una escuela para discapacitados mentales en Connecticut, donde su padre lo olvidó definitivamente. Nunca fue a visitarlo, aunque la madre iba todas las semanas. Jamás mencionó la existencia de ese hijo, como si no hubiera existido. En vida de Arthur Miller nunca se llegó a publicar una fotografía de Daniel, quien llegó a participar en Juegos Paralímpicos en las categorías de esquí y ciclismo. El chico creció solo en diferentes instituciones y no conoció a su padre hasta 1995. Fue durante un acto público en el que el escritor iba a hablar en defensa de un discapacitado mental acusado de asesinato. Daniel Miller subió entonces al escenario y abrazó a su padre.

Según parece, el actor Daniel Day Lewis, yerno de Arthur Miller, que ganó un Oscar interpretando a un discapacitado en "El pie izquierdo" se horrorizó por la forma en que su cuñado había sido tratado por su suegro durante 40 años y presionó a Arthur Miller para que hicieran las paces. 

Seis semanas antes de morir, a los 89 años, Miller quiso enmendar casi 40 años de ausencias y decidió incluir a Daniel en su testamento en igualdad con sus otros hijos.

Rebecca Miller, la hija mayor del matrimonio, casada con Daniel Day-Lewis y que hoy es una reconocida directora de cine además de actriz, afirma que su hermano Daniel es "hoy parte de la familia", aunque matiza que nunca lo fue antes de la muerte de su padre, en 2005.

 Y Einstein ¿por qué? Por la forma en la que la trató a ella y la los hijos de ambos. Mileva Maric fue una matemática serbia, primera esposa de Einstein. Nació el 19 de diciembre de 1.875 en Titel, que entonces formaba parte del imperio austro-húngaro, y actualmente Serbia. Desde pequeña mostró gran inteligencia, con inclinación por la música y la pintura, la física y las matemáticas. En Zurich comenzó sus estudios de matemáticas y física, que completó con un semestre en la Universidad de Heidelberg y en Zurich  terminaría conociendo a Einstein. Cuando estaba preparando su examen de licenciatura y al comienzo  de su tesis descubrió que estaba embarazada. Tuvo una hija, Liesert, a la que dieron en adopción. Einstein ni siquiera comunicó a su familia que había tenido una hija. En 1.903 Mileva y Einstein se casan en Berna. Al año siguiente tienen otro hijo, Hans Albert. Aunque en la sombra. Mileva no abandona la ciencia: ayuda a Einstein a preparar clases y conferencias y le ayuda en sus estudios y publicaciones. Einstein tenía intuiciones geniales, pero eso no vale nada si no eres capaz de presentar la formulación matemática de esas hipótesis. Y ahí entra Mileva. Las matemáticas no eran el fuerte de Einstein y sí de Mileva.

Einstein, apoyado por su madre (que odiaba a Mileva por ser unos años mayor que Einstein, poco atractiva y coja ), inicia una relación extra-matrimonial con su prima Elsa. Elsa vive en Berlín, por lo que Einstein se traslada a esa ciudad y obliga a Mileva y a sus hijos a hacer lo mismo. Einstein sigue viviendo con Mileva pero la obliga a cumplir unas "normas de convivencia" que incluía lo siguiente:

A. Te asegurarás de que:

1. Mi ropa y la ropa de cama estén limpios y en orden;
2. Yo reciba mis tres comidas de modo regular en mi cuarto;
Mi habitación y estudio estén limpios, y especialmente de que mi escritorio sea para mi uso solamente.

B. Renunciarás a toda relación personal conmigo, a menos que sea completamente necesaria por razones sociales.

B. Renunciarás a toda relación personal conmigo, a menos que sea completamente necesaria por razones sociales. Específicamente, renunciarás a:

1.Que yo esté en casa contigo;
2. A que salga o viaje contigo.

C. Obedecerás los siguientes puntos en tu relación conmigo:

1. No esperarás ninguna intimidad conmigo, ni me los reprocharás de ninguna manera.
2. Dejarás de hablarme si te lo solicito.
3. Saldrás de mi habitación o estudio, inmediatamente y sin protestar, si te lo solicito.

 Mileva y Einstein tienen un segundo hijo, que nace con retraso mental. Años más tarde le diagnostican esquizofrenia. Mileva se vuelca en el cuidado del niño. Nunca permitió que lo internaran en una institución, a pesar de que Eduard sufría ataques tan violentos que Mileva que tuvo que contratar a personal de seguridad para que la protegieran de los ataques de su hijo. Einstein se va alejando progresivamente de su mujer e hijos y Mileva pasó algunas penurias hasta que comenzó a dar clases de matemáticas y música, y pudo alquilar un piso para vivir con sus hijos. Hoy día se piensa que Mileva tuvo mucho que ver en los descubrimientos de Einstein, sobre todo a partir de la publicación de la correspondencia de Mileva:

En sus cartas, Mileva se refiere siempre a "nuestros estudios", "nuestros trabajos", y también “Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido”. Está fuera de duda que los años más creativos de Einstein fueron aquellos en los que compartió sus investigaciones con ella. La teoría de la relatividad comenzó con la tesis que Mileva escribió y presentó a la supervisión del profesor Weber, cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich, cuya memoria se ha perdido. En lo que parece un reconocimiento de mala conciencia, en los documentos del divorcio Einstein incluyó una cláusula por la que le cede a su esposa toda la asignación económica si le conceden el Nóbel.

Mileva dedicó la totalidad del dinero cedido por Einstein a la compra de tres edificios de viviendas, gracias a cuyas rentas pudo vivir un poco mejor y sufragar los gastos de la enfermedad de su hijo. Cuando las rentas no son suficientes, tuvo que ir vendiendo una a una las tres casas.

Los continuos brotes psicóticos que sufre su hijo Eduard, provocan en Mileva una gran crisis nerviosa, llevándole a ser ingresada en el hospital con carácter urgente, sufriendo  varias embolias que le provocan su muerte. Mileva muere sola en el hospital en el año 1948.

Michelangelo Merisi da Caravaggio es uno de esos artistas malditos que sigue fascinando y aterrando por igual. Su vida, como su propio estilo, se movía entre esos trazos claroscuros llenando cada rincón de su existencia, de su carácter y sus obras. Su personalidad era tan poco convencional y provocativa como esos cuadros que aún hoy nos siguen sobrecogiendo por su expresividad, por esa fuerza que trasciende al lienzo.

Dicen de él que asentó las bases mismas del Barroco y que cambió el rumbo de la pintura. Cuando el Renacimiento ya bordeaba el ocaso, este artista italiano empezó a introducir en su arte las pinceladas de ese tenebrismo que más tarde asentaría escuela y tendencia. Sin embargo, ese estilo pictórico en el que jugar con los contrastes de las luces y las sombras, era en realidad, el reflejo mismo de la mente que le dio forma.

Caravaggio era el prototipo perfecto de las películas de Martin Scorsese. Habitaba en los bajos fondos de la Roma del siglo XVI. Lo suyo eran las peleas, los excesos, el comportamiento pendenciero… Sin embargo, había en él algo más que un carácter tendente a las trifulcas callejeras. Por más que se le describa a menudo como “el chico malo del Barroco” en su persona, en su mente, se contenía algo más oscuro. Hay estudios que hablan de esquizofrenia, algo que justificaría quizá sus tendencias violentas.

Caravaggio era muy joven cuando llegó a Roma lleno de ilusiones y proyectos. La ciudad vivía en aquella época bajo el contexto de la contrarreforma, de manera que su estilo casi revolucionario fue bien recibido frente a la clásica sobriedad del velo protestante. Su forma de pintar alzaba expectación y repulsa por igual. En su estilo, caía el idealismo para dar paso a un realismo crudo, altamente expresivo y a menudo dramático.

Caravaggio elegía personas de la calle para sus obras. De pronto, las vírgenes, los apóstoles y los santos tenían el rostro de esos borrachos, de esos ladronzuelos, ancianos  o esas prostitutas que poblaban los barrios romanos. En esos rostros había un potencial expresivo que solo él podía ver y transmitir. En sus obras se entremezclaba lo religioso, con la sombra de la miseria, el reflejo de lo sagrado con el abismo de la violencia contenida o la locura.

Sus trabajos despertaron la admiración y también la ira de muchos puristas que llegaron a calificarlo como blasfemo. Los personajes bíblicos eran de pronto representados a través de rostros marginales en los que ya no había rastro de idealización alguna.

El escritor flamenco Karel van Mander escribió la que se considera una de las biografías de Caravaggio más acertadas. En este trabajo explica que la vida del maestro del Barroco se dividía de dos modos muy concretos.

Pasaba unos 15 días trabajando con intensidad para después desaparecer durante meses. El propio cardenal Francesco María del Monte, quien le pidió decorar una de las capillas de la iglesia de san Luis de los Franceses, fue testigo de esto mismo.

Dejaba los pinceles para coger la espada y perderse por las calles romanas. ¿La razón? Era un hombre con una clara predilección hacia la violencia, promovido en muchos casos por la bebida. Atacaba a personas llevado por ataques de ira, se batía en peleas por mero placer y en muchos casos, esos enfrentamientos terminaban mal.

Karel van Mander señala que su llegada  Roma desde Milán pudo estar motivada por una huida, por un asesinato cometido en su ciudad natal. Aunque este, no sería el único crimen que cometería.

Algo por lo que era conocido Caravaggio entre sus compañeros de profesión era por sus “limpiapinceles”. Solía rodearse de jóvenes (a menudo niños) a los que iniciaba en el mundo del arte y también en el de las relaciones sexuales. De ahí también, que se hable a menudo de sus tendencias pederastas. 

Por su parte, el biógrafo Graham-Dixon explica en su libro Caravaggio: Una vida sagrada y profana que en realidad que es mejor verlo como omnisexual. Iba con hombres, niños, prostitutas… Nunca amó nadie, porque en su personalidad no había espacio para algo llamado amor o ternura.

Él solo entendía el mundo a través del claroscuro, de esa pasión que roza la violencia, de ese mundo descarnado en el que asomaba por igual la belleza y las más oscuras tinieblas. Sus biógrafos coinciden en todos esos actos que lo llevaron a juicio en 11 ocasiones a lo largo de su vida. Fue alguien que conoció la cárcel durante varios periodos.

En 1603, por ejemplo, fue denunciado por difundir poemas difamatorios contra Giovanni Baglioni. En mayo de 1605, el pintor fue arrestado por portar un arma ilegal (la espada) y por herir con ella a un notario, Mariano Pasqualone.

Más tarde, en 1606, la vida de Caravaggio cambiaría para siempre: debe huir de Roma tras matar en un duelo a Ranuccio Tomassoni, un mafioso romano con el que solía tener constantes reyertas. Tras ese hecho se va a Nápoles, entrando en un nuevo ciclo de agresiones e intentos de asesinato hacia su persona, de depresiones y alcohol. A los A los 36 años intenta volver a su querida Roma, buscando el perdón Papal.

No lo logró, nunca llegó a ver ni a pisar esta ciudad. Fallecería dos años después víctima de las fiebres en Porto Ércole, cerca de la Toscana.

El carácter tempestuoso y violento de Caravaggio ha hecho sospechar a los expertos durante décadas en la posibilidad de que sufriera o bien un trastorno límite de la personalidad o una esquizofrenia paranoide. La sospecha de esta última condición es la que más consenso obtiene a día de hoy.

No solo su comportamiento homicida reflejaría muchas de esas características definitorias. Llama la atención, sobre todo, sus obras, el reflejo del sufrimiento en muchos de los rostros que pintó así como en esa fascinación por las escenas de decapitación y las cabezas cortadas, en las que se autorretrataba.

No obstante, somos conscientes de que todo ello no son más que meras conjeturas. Caravaggio fue un hombre violento que vivió en una época violenta; es cierto. Y de ahí, la dualidad que nos sigue generando, su obra, su dramatismo y furor pictórico nos sigue admirando y fascinando. La persona detrás de la obra, continúa inquietándonos 400 años después.

Su obsesión por reflejar a menudo lo más abyecto del ser humano podría atisbar (junto a sus actos cometidos) la sombra de alguna enfermedad mental.

Al siguiente y último (por el momento ) no sé muy bien como definirlo. Era, desde luego un sinvergüenza y podríamos definirlo con una palabra ya en desuso: burlador, según el diccionario de la RAE "Libertino habitual que hace gala de deshonrar a las mujeres, seduciéndolas y engañándolas." También fue el alcahuete del duque de Sessa, para quien "trabajaba" de secretario, aunque más bien se dedicaba a escribir poemas con las que el duque intentaba camelar a sus amantes.

Lope de Vega, el escritor más fecundo, desmesurado, creativo e innovador de toda la literatura en español. Sus amores con mujeres de la más variada condición marcaron toda su trayectoria vital y literaria. Ya adolescente dejó embarazada a una prima, menor de edad. Después del bautizo del niño despareció para participar en unas fiestas de la corte y ella tardó meses en volver a echarle la vista encima. Pensando en que se casaría no lo despachó y no se casó, aunque tuvo dos hijos más.  Por amores dejó sin acabar sus estudios universitarios; pagó favores sexuales con comedias al padre de una de ellas, Elena Osorio, padre que luego le demandó y le llevó primero a la cárcel y luego al destierro por unas sátiras en las que le criticaba; raptó a otra (rapto fingido, por guardar las apariencias), Isabel de Urbina, con la que se casó y con la que estuvo hasta la muerte de ella; fue procesado por amancebamiento con una tercera, Antonia de Trillo; casó con una cuarta, Juana de Guardo, con la que tuvo dos hijas; se lió con una quinta, Micaela de Luján, también casada, y tuvo con ella cinco hijos; enviudó de ambas, de Juana y de Micaela, y, donjuán atormentado, se ordenó sacerdote… pero, aun siéndolo y ya con 54 años, ennovió con Marta de Nevares, de 26 años y casada, con la que tuvo una hija más, lo que mató de disgustos -dicen los biógrafos- al marido de ella.


Lope acabó muy solo y casi arruinado. Con su pluma tenía que mantener su tren de vida y el de sus muchas amantes y sus muchísimos hijos. Además de las citadas, tuvo muchas otras parejas, sobre todo actrices. Marta de Nevares se quedó ciega, luego enloqueció y por último murió en una casa cercana a la del poeta donde él la mantenía. Cuando falleció él, le protegía el duque de Sessa, al que Lope le escribía años antes, de encargo, las cartas de amor para sus amantes (y le birlaba alguna de éstas, de paso). Sessa anunció que pagaría el entierro y las honras fúnebres, pero éstas las prohibió el Consejo de Castilla, escandalizado por la vida que había llevado el poeta, y el entierro tampoco acabó bien: Sessa no pagó, y los restos de Lope de Vega, Fénix de los Ingenios, Monstruo de la Naturaleza (este último apelativo se lo puso Cervantes), acabaron en un osario.

Todo o casi todo de lo que fue pasando en vida lo contó Lope en sus versos o en sus comedias, todas sus experiencias las convirtió en literatura. Está considerado como el autor que más ha escrito en la historia del mundo: varias novelas (entre ellas, La Dorotea, quizás la mejor del Siglo de Oro después del Quijote), miles de poemas (sólo sonetos, unos 3.000) y unas 1.500 comedias; no es una errata, 1.500. No fue sólo cantidad, también calidad. Muchos de sus poemas son memorables, y revolucionó el teatro no sólo con sus propias piezas de dramaturgia sino también con su Arte nuevo de hacer comedias, una especie de ensayo en versos blancos en el que explicaba cómo escribir una buena pieza teatral.

¿Es mi imaginación o son demasiados genios con un "lado oscuro"? Seguiré buscando. 





miércoles, 4 de mayo de 2022

¿Una nueva clase de hombre?

 

Mientras leo un periódico en internet, un banner con mucho movimiento no deja de molestarme, así que finalmente no puedo evitar echarle un vistazo, a ver si así desaparece. Anuncia la revista MAN, con un eslógan que dice “PARA UNA NUEVA CLASE DE HOMBRE“.

Me da la risa tratar de imaginar cuál debe ser esa nueva clase de hombre y cómo debe haber cambiado, en consecuencia, la susodicha revista. Sé lo que me voy a encontrar pero, para que no se diga que hago juicios temerarios, pincho en el banner para comprobar. Y me encuentro:

– A Giselle Bundchen en bragas y sujetador.

– A Miranda Kerr en bikini.

– A Lily Aldridge también en bragas y sujetador, esta vez en encaje rojo.

– A Halle Berry en bikini.

– A Bárbara Palvin (una modelo húngara, por lo visto) en bikini.

– A Noelia López (una modelo sevillana) en bikini.

En cada uno de estos apartados, si pinchas te encuentras dos o tres líneas de texto y una galería de fotos de las respectivas.

– Tres mini-mini artículos, por llamarlos algo (tres párrafos, una línea de texto y dos párrafos de texto, respectivamente) sobre un deportivo Jaguar, ropa para hacer deporte y una marca de ginebra.

Y, claro, la portada, que es Bar Rafaeli con pose de fulana barata, en este caso vestida, aunque sea con unos shorts vaqueros cortísimos y una blusa medio abierta de forma que se vea bien su sujetador de encaje blanco.

Una vez que tengo claro cuáles son los gustos e intereses de la nueva clase de hombre, ¿alguien podría decirme cuáles eran los de la etapa anterior?

jueves, 21 de abril de 2022

Carmina en el santuario de las musas

 


A pesar de la gran cantidad de yacimientos arqueológicos que he visitado por diferentes países, que yo recuerde nunca estuve en un santuario dedicado a las musas. En Alejandría (Egipto), ciudad que visité en 1.983, hubo uno, pero no llegó a nuestros días. Sin embargo, sin necesidad de alejarme de mi ciudad natal pasé casi nueve años en uno. Porque los santuarios de las musas se llamaban Museion, de donde viene la palabra Museo.

Cuando terminé la carrera no sabía muy bien qué hacer. Mis padres no concebían que después de terminar la carrera dedicara tiempo a más estudios o a la investigación, porque no concebían que nadie viviera sin trabajar, aunque no hubiera necesidad de que yo aportara un sueldo en casa por entonces. Y un doctorado se veía como algo que no era "trabajar"  stricto sensu y algo innecesario. Incluso las vacaciones de verano de los estudiantes se consideraban una frivolidad, por largas e innecesarias (1). De hecho, aunque aprobara todos el cursos en junio, me "premiaban" con unas clases particulares de lo que fuera, mecanografía o cualquier materia que se pudiera ir adelantando. Se daban a veces situaciones insólitas (2).     

Como digo, a una despistada Carmina con su título de licenciada aún calentito bajo el brazo alguien de su familia le recomendó que fuera a ver a un conocido, que era  Delegado Provincial de Cultura. Me presenté allí y le conté que tenía la carrera recién terminada y que si me podía dar algún consejo, que suponía que él podía  estar al día de como estaba el mercado laboral. Pensó un momento y me dijo: espera un momento que voy a llamar a una persona que casualmente está aquí para una reunión. Volvió al cabo del rato acompañado de una persona, que me presentó: Ramón Corzo, Director del Museo de Cádiz. Después de una corta conversación, quedé con él en ir al Museo de Cádiz (en aquella época se exigía un año de prácticas profesionales para poder presentarse a la oposición para conservadores de Museos). Así podría comprobar por mi misma si me gustaba el trabajo que se hace en un museo.

En 5º de carrera yo había elegido como optativa la asignatura de Museografía, donde no había aprendido nada, porque tenía como profesor a un tipejo bastante revirado que, en una práctica muy habitual entonces en la Universidad, nos hacía trabajar en temas que él luego publicaba como artículos propios. Concretamente, a los de mi promoción nos hizo elaborar un exhaustivo catálogo de los retablos de cerámica que existen en las calles de la ciudad de Sevilla. La oferta me pareció una estupenda oportunidad de  revertir aquel agujero negro existente en la formación que yo había planeado. Y enseguida comencé en el Museo, comenzando una de las etapas más felices de mi vida.

En primer lugar, me sorprendió el grupo tan grande y variado de gente que estaba allí para lo mismo que yo. Conocí a mucha gente, unos con el título tan reciente como yo, otros con más experiencia, algunos ni siquiera habían terminado la carrera todavía, alguno incluso ya había dirigido un Museo (Ángel Muñoz, Ana Gordillo, Paco Blanco, José Miguel Sánchez Peña,  Antonio Álvarez, Antonio Sáez, Lola López de la Orden, Margarita Toscano, Isabel Claver, May García...., a todos gracias por como me acogisteis y con la amabilidad con que me enseñabais tantas cosas). Yo iba haciendo las sucesivas tareas que Ramón Corzo me iba imponiendo. Si no sabía como, preguntaba y siempre había alguien que me iba ayudando. A veces se trataba de algún tema de Arqueología, o de Bellas Artes. Donde creo que no intervine nunca fue en la sección de Etnografía. Cuando llegó mi primera excavación fue emocionante, aunque no me acuerdo de cual fue. Pero no me importaba rellenar fichas, signar fragmentos de cerámica con una plumilla y tinta china o fregarlos con un cepillo para quitarles la tierra de la excavación. Fuera lo que fuera, yo me levantaba cada mañana como el niño que salta de la cama para ver que le han dejado los Reyes Magos. Recuerdo especialmente momentos como los desayunos en la biblioteca, el trabajo en "El Campito" (que era como llamábamos a la gran sala donde hoy se exhiben los Zurbaranes y que entonces servía para almacenar muchas cosas), el ajetreo del montaje de las salas que se inauguraron en 1.983 (los nervios porque parecía que la rotulación de las salas y otros elementos que se realizaron fuera de Cádiz no iban a llegar a tiempo), la llegada de algunas piezas especialmente importantes como la estatua de Claudio de Bolonia, el momento en el que tuve que sacar un enorme cuadro por una puerta lateral y meterlo por la principal porque no cabía por el hueco de la escalera (parecíamos una procesión de Semana Santa), pero en realidad cualquier cosa era motivo de risas y jolgorio. En una ocasión, fui al despacho del director para que me encargara otra tarea y me dijo: "Me ha llamado un profesor de historia medieval del Colegio Universitario y me ha pedido que escribamos un artículo para la revista del Departamento. Y ya he elegido el tema. Hace años hubo una donación al Museo que incluía un tesorillo de monedas musulmanas encontrado en Algodonales. y quiero que tú escribas el artículo. A mi me entraron las siete cosas". Yo no había estudiado numismática, no sabía nada de monedas que, para mas inri, eran musulmanas y nunca había escrito un artículo para una revista científica. Cuando le conté mis miedos me dijo que no me preocupara, me dio varios libros para que me documentara y me fue corrigiendo todo lo que escribía, enseñándome cosas tan básicas como la forma de citar otras publicaciones y todo lo necesario para escribir un artículo decente.

 En numismática se llama tesorillo al ocultamiento de un conjunto de monedas  en un momento de inseguridad, guerra o en previsión de un ataque, con la intención de recuperarlo cuando la situación haya pasado.  En muchas ocasiones de coloca dentro de un recipiente de cerámica (una simple ollita basta) y se entierra o se oculta en un escalón o un hueco de un muro. A veces se quedan ahí por que su dueño nunca pudo volver a recuperarlo y no reaparecen hasta que una obra o un arado los sacan a la luz. Y así salió mi primer artículo. Detrás de él vinieron otros, colaboraciones en alguna obra colectiva, comunicaciones en congresos. Aprendí a hacer de todo: reorganizar la biblioteca, el almacén de pinturas, montar una sala nueva, una exposición, Merche Gallardo me enseñó a revelar diapositivas... Y, aprovechando el material que llegaba de unas excavaciones en el Teatro romano, hice mi tesina "La cerámica hispano-musulmana de Cádiz".

Intervine en muchísimas excavaciones, desde unos sepulcros megalíticos del Calcolítico a un castillo de fines del siglo XV, pasando por tumbas romanas, púnicas y fenicias de la extensísima necrópolis de Cádiz.

Pero lo mejor de todo fue que a través del Museo conocí a diferentes personas que me abrieron otros caminos.

Cuando solo llevaba dos meses de aquellas prácticas de un año me ofrecieron un contrato por tres meses, que por descontado acepté. Luego llegaron otros, con cuentagotas, porque la Cultura siempre es la Cenicienta de los presupuestos, y los años fueron pasando sin que me diera cuenta. No me estaba haciendo rica, pero estaba aprendiendo muchísimo y mi currículo ya tenía un montón de folios.

Un día, al coger el ascensor, me topé con el director acompañado por D. José María Blázquez, que fue un famoso catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Salamanca y de la Complutense, miembro de una larga lista de Academias y de las más prestigiosas instituciones de España y el extranjero, y la persona que más sabía en España de mosaicos romanos. Blázquez, a quien le gustaba  estar rodeado de gente joven, (quizás porque no tuvo hijos) organizaba cada año un viaje de estudios con antiguos alumnos, le dijo a una Carmina de 23 años, con aquella voz cazallera que se gastaba "Niña (3) ¿te vienes con nosotros el año que viene a la India? Y me fui." Y entre 1.985 y 2.000 viajé con su grupo  a 13 países europeos y asiáticos. ¿Os podéis imaginar el lujazo de hacer la ruta de Alejandro Magno por el Indo llevando como compañera de viaje a Arminda Lozano, la persona que más sabía en España sobre Alejandro Magno? Y así en todos los viajes: India, Nepal, Sicilia, Siria, Jordania, Iraq (aprovechando un alto el fuego impuesto por la ONU, después de 8 años de guerra con Irán), Yemen, Pakistán, Ceilán, Líbano, de nuevo Siria, Birmania, Uzbekistán, Tayikistán. Cuando llegábamos a algún monumento o yacimiento, el que quisiera tomaba la palabra y explicaba. Si alguien quería añadir algo lo hacía. Los guías los llevábamos más que nada para resolver la intendencia y como traductores para hoteles y aeropuertos.

Además de Blázquez, hice otra amistad gracias al Museo que más tarde  me ayudó a dar un giro a mi vida. Un profesor de latín de un instituto de San Fernando, contaba siempre conmigo a la hora de hacer actividades extraescolares con sus alumnos. No es que lo conociera en el Museo,  pero teníamos amigos comunes y cuando se dio cuenta de que yo dominaba el tema de la cultura romana, me empezó a llamar y a pedirme que les hiciera una vista guiada por el Museo, por las ruinas de Bolonia, etc... Pepe Armenta hizo el proyecto para una optativa por entonces nueva, Cultura clásica, y se la concedieron al mismo tiempo que un traslado a Sevilla, su ciudad natal, donde tenía un piso y estaba deseando volver. Y le dijo al director de su instituto "Me voy, pero quiero que esta asignatura la de Carmina, sólo me fio de ella". Yo seguí un tiempo más en la arqueología hasta que mi primer brote de fibromialgia me separó abruptamente de ella cuando estaba excavando el yacimiento arqueológico más importante de Andalucía, Itálica (justo en el momento en el que yo pensaba que había llegado por fin a la meta) Entonces recibí la oferta del instituto de San Fernando y la acepté. No había ni libros de texto de la asignatura, pero yo preparé unos apuntes que me quedaron estupendos con sus correspondientes fotos, planos y todo lo necesario. A los dos grupos de 2º y 3º de BUP que tenía se añadió que me pidieron que me encargara de dos grupos de Informática, más tarde un grupo de Historia Universal de 1º de BUP, horas de biblioteca, actividades extraescolares (en el desempeño de las cuales me fui durante una semana con 35 alumnos de 3º de BUP a Londres, que era una ciudad que yo me conocía muy bien). Cuando se abrió el instituto que está en la parte española de la Base Naval de Rota me pidieron que estuviera allí al menos un curso, pero estaba tan cómoda y tan integrada que me quedé hasta que el ictus me retiró definitivamente.

En una cena de despedida organizada por los alumnos de COU de San Fernando

 Nunca había pensado dedicarme a la enseñanza. Antes del Museo había obtenido el Certificado de Aptitud Pedagógica, y había hecho algunos cursos en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz, pero solo por si acaso. Pero cuando probé, me encantó. Sólo me dio tiempo de dedicarme a ella 24 años, pero disfruté cada minuto y hubiera seguido dando clase hasta jubilarme. Echo tanto de menos a "mis niños" que he sustituido las clases por los blogs (el de curiosidades de la historia y el de mujeres por descubrir). Perdonadme si a veces, al escribir me pongo  "en modo profe". Es algo que hago sin darme cuenta.


Todo este rollazo ha surgido porque pasé toda la noche soñando con el Museo y me levanté de la cama con la imperiosa necesidad de agradecer a mi particular santuario de las musas y a toda la gente que lo poblaba toda la felicidad que me ha proporcionado en la vida: conocimientos, amistades, la oportunidad de viajar a países de sueño y de descubrir la enseñanza. GRACIAS
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(1) Léase el post "El mejor verano de mi vida", en este mismo blog. 

(2) Voy a contar dos ejemplos: una vez, como el marido de una de las chicas que trabajaban en la oficina de mi padre era profesor y daba clases particulares en verano y vivían muy cerca de mi casa, les pareció estupendo, tras hablar con ambos, que me presentara en su casa una tarde en cuanto me dieron las vacaciones para unirme al grupo de sus alumnos. El profesor fue preguntando a cada uno de los que estábamos sentados alrededor de la mesa qué parte de la asignatura (Matemáticas) les había quedado. Cuando llegó a mi se produjo el siguiente diálogo:

-Bueno, Carmina, y a ti ¿qué te ha quedado?

-No, si a mi no me ha quedado nada

-¿Cóooomo?

-No, yo he aprobado todo el curso completo. Si no se lo cree del todo, mañana le traigo las notas para que las vea.

-Entonces, no comprendo por qué tus padres te han mandado aquí. Llamaré a tu padre para que me explique.

-No se moleste, yo le explico. Mis padres creen que las vacaciones son exageradas y una pérdida de tiempo. Cada año me buscan unas clases "de algo" para "rellenar" las vacaciones.

- Pero no pasa nada, yo adoro las matemáticas y me encanta hacer problemas, para mi son como para otras personas los pasatiempos que vienen en las revistas. Sería estupendo ir haciendo problemas de todos los tipos que tendría que aprender el curso próximo.

-??????? (ojos como platos, el profesor y todos los demás del grupo) En fin, si tú lo dices, eso haremos. Pero te prometo que es la primera vez que me pasa. Para mi, en realidad será un descanso el tiempo que te dedique.

El segundo caso ya me dolió bastante más. Yo hice bachillerato de Ciencias. La profesora que me iba a dar Química en 5º de bachillerato se oponía totalmente y se empeñaba en que que yo era de Letras. Como mi padre tenía la esperanza de que yo estudiara Ciencias Químicas (según él era una carrera "muy apropiada para una mujer") me dejó escoger a mi gusto porque pensaba que así acabaría en Química. Pero tuve la mala suerte que a última hora hubo un cambio en el reparto de asignaturas y en lugar de la monja que dió Matemáticas en 5º (un cerebrito y una estupenda profesora) también me daría Matemáticas en 6º la misma profesora que me daba Física y Química y que no me quería en su clase. Y que estaba muy ofendida de que no se hubiera hecho caso de su recomendación. Su inquina era patente. Tengo que decir que ninguna otra profesora manifestó que yo tuviera problemas para aprobar. Por ejemplo, tuve una extraordinaria y simpatiquísima profesora de Ciencias Naturales (que incluía Geología, Biología y Zoología) que nunca me suspendió. De hecho en verano le di clases de problemas de genética al hermano de una amiga. Una vez terminadas las clases, se fijaba un día para los exámenes finales de cada asignatura. Y ese día sólo tenían que ir las que tuvieran que examinarse de toda o una parte de la asignatura.

Yo, como había aprobado las matemáticas en todas las evaluaciones, no fui el día de los exámenes de Matemáticas. Y entonces aprovechó para vengarse. En las notas aparecía Matemáticas suspendida. Mi tutora, que sabía todo lo que pasaba y además estaba presente en las evaluaciones, intervino y consiguió que, como gran favor me  jugara toda la asignatura a un solo problema en un examen especial, yo sola con ella.  Lo hice. Me dictó un problema que yo tenía que resolver en la pizarra. Han pasado muchísimos años pero recuerdo el enunciado como si fuera ayer:

Hallar el  volumen del cuerpo de revolución engendrado al girar la curva [aquí venía la función que definía la curva] alrededor del eje de abcisas.  

 Le dije que muy bien, que lo entendía,  pero que no lo podía hacer porque en el enunciado faltaban datos. No estaban los límites. Y me respondió que no era así,     que si no sabía hacerlo lo reconociera y me rindiera. Pero yo insistí en que tenía que definirme los límites para resolver el problema.     Y    me fuí.  Lo que me dolió fue que mis padres no me apoyaron. Hoy día pasa eso y el padre del alumno se planta en la Delegación de Educación. habla con un inspector y monta un pollo que tiemblan los cimientos.  Me dije a mi misma, "Carmen Sanz, si crees que me has fastidiado el verano te equivocas del todo, no soy una floja, estoy acostumbrada a madrugar, me lo voy a pasar pipa haciendo problemas de matemáticas y se te van a caer las pestañas comprobando si los problemas están bien hechos". En septiembre me presenté con un cuaderno de problemas mucho más gordo de lo que ella me pedía. Acusó el golpe, cogió el cuaderno con los dedos pulgar e índice, como si le diera asco, y con un gesto muy exagerado lo tiró a una papelera sin abrirlo  y me dijo "No hace falta ni el cuaderno ni que te examines, Solo quería que trabajaras este verano". Yo me di media vuelta y me fuí. Ya no tuve que volver allí nunca más. En ese centro no había COU y el curso siguiente lo hice en el Instituto. Por cierto en ese curso de COU saqué un 10 redondo en todos los exámenes de matemáticas del curso, a pesar de tener al profesor más hueso de Cádiz, el terror de los alumnos que estudiaban la carrera de Químicas. Quiero creer que a lo mejor esas clases que no necesitaba me ayudaron a ello.

(3) Viajé con él desde 1.985 hasta el 2.000 y nunca me llamó por mi nombre. Me decía Niña o Gaditana. También me decía a menudo: No hay una mujer que valga más de dos camellos, pero yo a ti no te cambiaba por menos de tres. A pesar de esas cosas, era imposible enfadarse con él.  Era un vejete cascarrabias y exasperante, pero a la vez encantador.

Con Blázquez y otros miembros del grupo en los jardines de Shalimar en Lahore (Pakistán)


 

 

miércoles, 10 de noviembre de 2021

¡Qué pena morirse..!

 


La frase del principio, que es una frase célebre de don Marcelino Menéndez Pelayo, la suscribo de pe a pa. La repito completa, para que me comprendáis mejor: ¡Qué pena morirse ahora, cuando me queda tanto por leer! Y es que, a todo lo que he leído, me gustaría sumar a) lo que me gustaría releer, b) muchas cosas ya escritas que andan en busca de editor (como los personajes de Pirandello que andaban en busca de autor), c) Todo eso que aún no se han escrito pero que quizás ya anda rondando la mente de mis autores favoritos y, sobre todo, d) que no paro de descubrir autores que son nombres mil veces oídos cuya lectura vas aplazando, pensando que la vida es muuuuy larga y, de golpe, te das cuenta que aquello tan largo ha pasado muy rápido.

Mi último descubrimiento ha sido Stefan Zweig, uno de esos autores repetidamente postergados. Más que descubrimiento yo diría redescubrimiento.  Hace muchos años vi un película preciosa titulada "Carta de una desconocida" Para empezar la recomiendo vivamente a todo amante del cine clásico. Luego  supe que el guión era una adaptación de una historia de Stefan Zweig, dirigido por Max Ophüls en 1.948. Pasaron los años y yo no terminaba de hincarle el diente a otros libros de ese autor. Siempre había algo más urgente que se metía por medio. Hace uno años, cuando me pasé al libro electrónico, me recomendaron una página web (epub libre) donde me podía descargar gratuitamente miles de libros. Cuando comenzaron a  cerrar aquellas páginas de descargas de películas y series supe que las de libros serían las próximas y cada día entraba para ver las novedades, aprovechando para descargarme de paso novelas policiacas e históricas. Así he acumulado unos 
3.000 libros en mi disco duro. Ahora sé que hice bien porque esa y otras páginas ya no existen (aunque creo que volverán, porque no se puede poner puertas al campo), pero yo tengo mi reserva para algunos años. Y en un momento en que no tenía otra lectura que me apremiara empecé a leer la biografía de María Antonieta de Zweig. Y fue todo un descubrimiento. Porque Zweig tiene una forma muy particular de abordar los personajes. Son lo que alguien llamó "biografías psicológicas". Zweig se centra en explicar la psicología del personaje, con una agudeza admirable. Conocí otra María Antonieta y comprendí, por fin, por que había vivido como lo hizo. Continué con la de María Estuardo y ocurrió lo mismo. Una nueva María muy distinta, desconocida, apareció ante mis ojos y se me hizo totalmente comprensible su trayectoria vital, el sentido de sus acciones, el por qué de sus decisiones. Ahora me queda la de Fouché. Después trataré de conseguir las de Erasmo, Balzac y otras. También tengo un buen montón de sus obras de ficción, novelas, cuentos, etc. Y, en fin, esto es lo hoy tenía para contar, por si alguien tiene tiempo y ganas y busca recomendaciones (suponiendo que se fíe de mi criterio). 







jueves, 14 de octubre de 2021

Un programa de televisión para el recuerdo

 


Hace ya casi dos años escribí sobre mi primer programa de televisión. Hoy escribo sobre el rato de televisión más memorable que recuerdo. Era un domingo por la mañana. A esa hora no se veía televisión en mi casa normalmente. Ni teníamos televisión por cable. Podías escoger entre la primera o la segunda cadena, eso era todo. Yo era entonces una niña, eso seguro. Si puse la televisión probablemente fue porque ya tenía la tarea hecha y no tenía nada para leer que eran por entonces mis primeras opciones. Puse la segunda cadena y quedé atrapada por una música. Por entonces ponían en ese canal un programa dedicado al baile, cuyo nombre no recuerdo, en todos sus tipos (clásico, flamenco, regional....). A mi me gustaba el baile, iba a clases de baile y me quedé viendo el programa.

Para que conste, aquí va una foto de la primera vez que bailé en público, en el teatro de verano que había en el Parque Genovés. Bailé un baile popular tirolés aprendido en un grupo en el que estaban algunas de mis amigas y compañeras del colegio. 

Pero lo que vi en televisión estaba en el otro extremo de la escala: una representación en diferido del ballet Romeo y Julieta de Prokofiev en el Covent Garden de Londres, con Rudolf Nureiev y Margot Fonteyn en los papeles principales con el Royal Ballet.

Rudolf Nureiev y Margot Fonteyn han sido probablemente la mejor pareja de ballet de la historia. Él era un veinteañero que acababa de desertar en París y ella tenía 43 años (y representaba un personaje que se supone que tiene 15 años) y todo su entorno le decía que debía ir pensando en retirarse, pero después de aquella actuación sus perspectivas cambiaron y siguió bailando unos años más (increíblemente se retiró con más de 50 años, manteniendo el nivel que la hizo famosa), formando pareja con él siempre que los productores conseguían juntarlos, dando lugar a momentos dignos de un record Guinness. En una ocasión, en Viena, tuvieron que salir a saludar ¡89 veces! Pero dejemos a Margot, que aunque era famosísima, por algo sería, está claro, pero a mi no me transmitía. A mi quien me dejó K. O. fue Rudolf Nureiev. Primero su rostro: aquellos ojos, esas cejas, aquellos pómulos. Había algo animal en él, como de una pantera. Y ese cuerpo, con el que hacía cosas imposibles. A partir de entonces vi cada documental, película, actuación y entrevista a los que tuve acceso. Y me fui enterando de los detalles de su vida. Era tártaro. Normal, para tener esos rasgos increíbles había que ser tártaro, como poco. Transmitieron el ballet completo. La producción fue maravillosa el vestuario era espectacular y la coreografía, inolvidable. Recuerdo aquel programa como lo más hermoso que he visto en televisión. Desde entonces, cada vez que he ido a Londres (y he ido seis veces), he buscado en tiendas especializadas en música una grabación de aquella representación. Y nada. Me parece imposible que no exista a la venta.

He sabido que próximamente habrá de nuevo en televisión española un programa dedicado al baile. Lo espero con impaciencia.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Mozart y la CIA

 


En el verano de 1791, estando ya Mozart gravemente enfermo, recibió la visita de un desconocido que le encargó la composición de un Requiem. Dijo venir en nombre de otra persona que no quería revelar su identidad, y aceptó sin discutir el precio que Mozart le pidió por el trabajo. Como Mozart no era una persona precisamente formal, y además estaba bastante enfermo, el desconocido pasaba a verlo de tanto en tanto para comprobar si el trabajo se estaba haciendo. Finalmente, el músico murió el 5 de diciembre de aquel año, sin haber logrado terminar la obra (completó únicamente hasta el Lacrimosa).

Hoy sabemos que aquel individuo era un empleado del conde Walsegg von Struppach, que al parecer tenía la costumbre de encargar obras a diversos músicos y estrenarlas haciéndolas pasar como suyas. A nadie debe extrañar esta práctica, puesto que artistas que hoy veneramos como grandes genios vivían con gran modestia y tenían asumido que su papel era crear para que otras personas (los mecenas) brillaran. Como dice el personaje de Rafael Sanzio en la película “El tormento y el éxtasis”, en aquella época (y en la suya) los artistas son como prostitutas ofreciéndose en la puerta de los poderosos.

Bien, pues esta historia, conocida por todos los aficionados a la música clásica en general y a la de Mozart en particular, en manos de unos supuestos “periodistas investigadores” que tienen ahora mismo en antena un programa de radio y otro de televisión (Milenio 3 y Cuarto Milenio, respectivamente), con bastante audiencia, parece ser) ha sido convertida en lo siguiente:

Desde hace muchos siglos, unos enigmáticos y siniestros personajes conocidos como “los hombres de negro” visitan a aquellos investigadores que se están acercando mucho a descubrir las grandes verdades del “fenómeno ovni” y otros misterios semejantes, para disuadirlos de que continúen con su investigación, a fin de que esos enigmas sigan siendo eso, enigmas. A veces son enviados de perversas y ocultas agencias gubernamentales, pero otras veces (y aquí los periodistas no dan ninguna clave para que sepamos cuándo) parecen tener una procedencia extraterrestre. Y a estos señores del susodicho programa les parece claro que el visitante de Mozart era uno de estos “hombres de negro”, o por lo menos ponen esta historia como ejemplo de que estas “visitas” ocurren. Si a eso añadimos la sospecha de que Mozart pudiera haber sido masón, ya tenemos la combinación perfecta que triunfa hoy día en nuestro escenario cultural.

Una de las pruebas aducidas sobre la existencia de esta conspiración, que se prolonga ya durante siglos, es el hecho “inquietante” de que algunos investigadores del fenómeno ovni murieran de un infarto (qué cosa tan rara, ¿verdad?) y dejan caer que detrás de esas muertes “inexplicables” podía estar la CIA. Sugieren también que la CIA acudía a los lugares donde había congresos de ufólogos, y les colocaban sustancias radioactivas debajo de las camas del hotel, para producirles leucemia.

No estoy bromeando en absoluto. Todo esto se ha dicho el en un programa de la cadena SER que presume de "serio, científico y riguroso". Por circunstancias que no vienen al caso padezco un trastorno del sueño y con frecuencia acudo a la radio para que las noches no se me hagan tan largas. Como no me interesa el fútbol ni los toros, y mejor que oir música necesito una cháchara que me adormezca, a veces oigo retazos de ese programa. Y he comprobado como cada vez que tratan un tema histórico dicen las mayores barbaridades que se pueda imaginar.

Una vez me molesté en escribirles un correo electrónico señalándoles (con mucha educación) una gran cantidad de errores que habían expuesto en su programa. Aportaba también una lista de libros 100% fiables donde podían documentarse. Se trata de un tema que, modestia aparte, domino a la perfección, porque es una asignatura (Historia de Israel) que he impartido en la Universidad durante seis años, y además he sido en los dos últimos años tutora de ella para alumnos de toda España por medio de una plataforma on-line. Me contestaron dándome las gracias pero, meses después, cuando volvieron a mencionar el tema en otro programa, comprobé que repetían las mismas burradas de la primera vez.

Como si no tuviera bastante con mis problemas para dormir, la historia de Mozart y los “hombres de negro” me ha dejado presa de la zozobra, puesto que me asaltan grandes dudas:

– El “hombre de negro” de Mozart ¿era de la categoría “extraterrestre” o de la categoría “agencia gubernamental”?

– En cualquiera de los casos ¿para qué necesitaba un Requiem?

– ¿Cómo es posible que programas semejantes tengan, en estos tiempos, un respaldo tan grande de la audiencia?

Cuando todavía no he resuelto estas dudas existenciales, al leer la lista de los libros más vendidos en España en el año 2005, e inmediatamente recuerdo un artículo de Carmen Posadas, titulado “Como niños”. El artículo, que suscribo al 100%, se puede resumir en lo siguiente:

– Siempre han existido y existirán autores que sólo pretenden entretener al lector.

– La diferencia estriba en que el lector no literario de antaño leía obras de Verne, Blasco Ibáñez, Dumas o Dickens, muchas de las cuales se publicaban por capítulos como folletines en los periódicos . Ahora, en cambio, devora esas pamplinas pseudo-históricas de santos griales/templarios/conspiraciones y/o illuminati, aceptándolas como ciertas, aun cuando a veces, el propio escritor, en un arranque de honradez, inserta una nota al principio del libro especificando que todo es producto de su imaginación, y que la mayoría de los personajes no han existido. Pero el lector se empeña en pasar por alto esa nota y afirmar con rotundidad que ese libro le confirma lo que siempre ha sospechado.

– Carmen Posadas tiene la desagradable sensación de que estamos ante un caso de infantilización general de la sociedad.

– Conclusión: la gran ironía de nuestros tiempos es que mayor acceso a la cultura no significa mayor madurez, sino todo lo contrario, más infantilismo y simpleza.

La lista de los libros más vendidos en 2005 (el primero, además, ya lo fue también en 2004) (por si alguien tiene curiosidad me estoy refiriendo a  "El código da Vinci") y el éxito de los programas aludidos me confirma la opinión de Carmen Posadas cuando constato que cientos de miles de españoles están dispuestos a creer en conspiraciones que vienen de miles de años atrás y en visitas de extraterrestres a un músico del siglo XVIII con el único propósito, al parecer, de aterrorizarlo hasta la muerte con la excusa de encargarle un trabajo.

Entiéndase bien: nada que objetar a la literatura fantástica. El problema va por otro lado: una cantidad importante de gente confunde el atún con el betún y desprecia la investigación histórica seria, tachándola de colaborar con esa conspiración universal que tiene como objetivo ocultar las grandes verdades de todos los tiempos, y se arroja en brazos de tochos intragables a los que, además, es facilísimo dejar en evidencia. Quizás convendría consultarles si el dinero que se destina a la investigación médica, por ejemplo, preferirían que se dedicara a reeditar los antiguos manuales de brujería en ediciones populares y de bolsillo.

Para despedirme, un cosqui virtual al guionista de "Amadeus",  Peter Shaffer, que adapta su propia obra, recibiendo por ello un Oscar al mejor guión adaptado. Podía haber aprovechado para contar las cosas tal y como fueron en lugar de incluir  la "escenita" de un Mozart  moribundo dictándole el Requiem a Salieri.

viernes, 14 de mayo de 2021

Paranthropus de mamá

 


Un grupo de investigación británico ha culminado unos estudios sobre fósiles de dos millones de años de antigüedad procedentes de Sudáfrica. El estudio ha permitido concluir que los machotes de “Paranthropus robustus”, que así se llamaba el homínido de aquellos momentos, llegaban a la madurez bastante tarde, a diferencia de las hembras. Y que por ello tardaban en abandonar el grupo donde habían nacido para buscar fuera de él sus hembras y formar su propio grupo familiar.


Hay que ver qué sorpresas nos trae el estudio de la Prehistoria. En nuestra ignorancia, nos pasamos la vida creyendo que hemos descubierto esto y lo de más allá, y ya estaba todo inventado. Que si ahora los chicos no pueden independizarse porque son mileuristas y los pisos están muy caros; que si se vive mejor con mamá, que te lo pone todo por delante; que si los treintañeros son unos comodones…


Pues no, la culpa no es del precio de la vivienda, ni de los sueldos bajos, ni de que los chicos sean ahora más comodones. Resulta que los hombres llevan grabados a fuego en los genes esos comportamientos. Porque hace dos millones de años las cuevas eran gratis, sólo había que llegar el primero. Y el mozuelo Paranthropus no era un comodón que esperaba a que mamá Paranthropa fuera al Carrefour a comprar el filete para el niño, sino que tenía que aportar por sí mismo su parte al frigorífico familiar. O sea, que esas excusas no valen.

Sin embargo, había una razón poderosa para este comportamiento. El nene Paranthropus tenía miedo de vivir solo. Y me refiero a miedo de verdad. Miedo a que se lo comiera un leopardo, por ejemplo. Mientras vivían en grupo los depredadores no se atrevían a atacarlos, pero en cuanto los cogían solos, no tenían escape. Así que seguía viviendo con mamá y las titas (porque papá tenía varias hembras) hasta que la necesidad de buscarse una Paranthropa propia era tan perentoria que decidía arriesgarse y abandonaba el grupo familiar. Y es que el resto de los grupos estaban por ahí desperdigados y a lo mejor había que recorrerse unas docenas de kilómetros hasta encontrar otra familia donde hubiera una Paranthropa buscando novio. Eso, suponiendo que lo consiguiera a la primera. Si daba con unos suegros un poco exigentes (¿Cuántos bisontes has cazado? ¿Sabes tallar puntas de flecha? ¿Tienes cueva propia?) tendría que seguir el peregrinaje en busca de pareja.

Uff, qué estrés. Júntese el ansia por agarrar a una Paranthropa con el miedo a que te caiga un leopardo encima desde una rama en cualquier momento, la añoranza de mamá y la necesidad de convencer al posible suegro para que te deje llevarte a su niña. Peor que sacar unas oposiciones a notarías.

Viéndolo ahí, con esa cara de bestia, parece mentira. Yo, si fuera una leoparda, saldría corriendo y me dedicaría sólo a las gacelas y los antílopes. Aunque, pensándolo bien, después de lo que me acabo de enterar sobre los antílopes, creo que también los dejaría tranquilos. Según una investigación llevada a cabo en la reserva natural de Masai Mara, en Kenia, los deseos carnales de las antílopes, que son fértiles apenas por un día, las llevan a perseguir a los machos y agotarlos. Ellos, que quieren conservar su esperma para tener posibilidad de aparearse con varias hembras, no tienen más remedio que huir. Criaturas. Y ellas se ponen de muy mala leche y se vuelven agresivas. No hago más que darle vueltas al asunto y pensando si esta conducta será extensiva a otras especies. A ver si va a resultar que la madre de Bambi no se murió en el incendio del bosque, sino a resultas de su vida loca.

Volviendo al Paranthropus, los paleontólogos encuentran así explicación a que haya tantos fósiles de varones en las cuevas en Sudáfrica, y es que los leopardos acumulaban los restos de sus víctimas en sus cuevas, en plan despensa. Todos esos pobres desgraciados eran mocitos que habían abandonado su grupo familiar e iban a la búsqueda de novia, para formar su propio grupo. Y mientras tanto eran bastante vulnerables, los pobres. Y menos mal que eran “robustus”, porque si encima hubieran sido “canijus”…

Es decir, que lo de los treintañeros actuales no es un retroceso, sino un adelanto: ya no tienen que jugarse la vida para emparejarse. Y lo que hacen sus madres actualmente no es sino lo mismo que hacían ya hace dos millones de años: cuidar del niño y mantenerlo vivo hasta que éste tuviera una o varias hembras que la releven.

Nihil novum sub sole.