miércoles, 18 de diciembre de 2019

243. Rodin

Ya sabéis que soy licenciada en Historia del Arte, por eso me suelen interesar los biopics de artistas, particularmente de aquellos a quienes admiro por su obra, asumiendo que a lo mejor me encuentro con la debida desmitificación:  una cosa es el arte que producen y otra la calidad humana del artista. Muchos hombres admirados por su obra fueron monstruos como seres humanos (véase los casos de Picasso, que fue un cerdo con sus mujeres, Caravaggio, que cometió un asesinato o Neruda, que se desentendió de su hija nacida con hidrocefalia a la que incluso llamaba "un ser ridículo").



Por eso afronté con interés la película sobre Rodin, máxime cuando hay ya dos películas que son injustas con él, porque se hacen desde el punto de viste de Camille Claudel. Camille fue su modelo,  musa y amante durante un década. Ella fue una persona con un serio trastorno mental que casi lo destruyó. Cuando se conocieron Camille tenía 19 años y él más de 40. Rodin la amó apasionadamente y ella casi lo volvió loco con sus celos artísticos. Estaba obsesionada  con que él la plagiaba y con que era mejor artista que él, cuando la realidad es que él, ya famoso, tras la separación de ambos pedía a los críticos  que escribieran bien de ella, y usaba sus contactos para que particulares e instituciones le encargaran obras. Pon fin se hace justicia en el cine a   Monsieur Rodin. Camille terminó tan descontrolada que su propia familia la internó en un manicomio, donde murió.



Vincent Lindon me parece convincente en el papel y el parecido físico es notable. La película no recorre toda su vida, sino sòlo un etapa  particularmente fértil Vemos a Rodin especialmente empeñado en su estatua de Balzac, considerada la primera obra de arte moderna, que fue criticada e incomprendida durante mucho tiempo. La peli no es perfecta, como es natural. La línea del tiempo es algo confusa y tenía claro que al teminarla tenía que leer algo sobre Rodin para comprenderlo todo, pero su ficha en Wikipedia me bastó para encajar las piezas en su sitio. En resumen, me gustó verla y comprendo que tantas mujeres jóvenes terminaran enamoradas de un hombre que para ellas debía ser un viejo. Un coloso, tal como su Balzac. Isadora Duncan lo visitó en su taller, ya famosa pero muy jovencita y años después se lamentaba de que los convencionalismos le hubieran impedido entregarse a él.

Para saber más de Rodin

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