viernes, 9 de octubre de 2020

Mi serie favorita (no hay spoiler)

 


La televisión en verano es algo penoso. Las cadenas sacan del cajón películas que parecen compradas al peso, series infumables, programas que dan vergüenza ajena, repiten documentales todas las veces que les permiten los contratos.... En lo que a televisión se refiere, el verano es un tiempo para hibernar, valga la contradicción. Menos mal que llega septiembre/octubre y es como si todo el mundo despertara: las cadenas comienzan a poner en marcha estrenos interesantes, y ahí incluyo a las plataformas de cine y series.

Cuando empecé a ver The blacklist no sabía que me iba a gustar tanto. Pero me gustó eso y más. Vi terminar la sexta temporada con la rusa malísima y ultratraidora clavándole la aguja de una jeringuilla a Reddington en un callejón oscuro y me dije "esto se ha terminado". Además, coincidía que había leído que los protagonistas de series suelen firmar contratos por seis temporadas, y ese dato parecía confirmar el fin de la serie, porque continuar implicaba renegociar nuevos contratos con el reparto principal. Me sentí un poco estafada porque lo que habíamos visto hasta ese momento no completaba la lista de "grandes delincuentes" que el protagonista se había comprometido a poner en manos del FBI. Imaginé que los guionistas quizás no confiaban poder seguir manteniendo el nivel. Y los comprendí porque vale más retirarse por todo lo alto antes de despeñarse por un abismo de mediocridad y falta de originalidad o incapacidad para seguir sorprendiendo.

Pero Netflix me ha dado un alegrón estrenando hace unos días la séptima temporada, con 19 episodios por delante. A mi parecer, esta serie tiene dos grandes méritos. Otras personas, con más conocimientos del tema que yo, simple consumidora de series, podrán darme o quitarme la razón, y alargar esa lista de méritos con observaciones en las que yo ni he caído:

1. Aunque todos los episodios tienen el mismo esquema: Raymond Reddington pone al FBI tras la pista de delincuentes que ellos ni saben que existen. Y además son delincuentes invisibles, pues sus crímenes han pasado por muertes naturales, accidentes, suicidios, etc., pasando desapercibidos hasta para el FBI, aunque  las víctimas hayan sido científicos y políticos de primera fila. A pesar de la repetición del esquema prácticamente en todos y cada uno de los episodios, la serie no cansa y siempre sorprende. Siempre hay un giro inesperado, y esos criminales asombrosos son atrapados a pesar de su genialidad.

2. El grupo de agentes del FBI que forman el núcleo principal del reparto son unos personajes que nos encantan: ese Cooper es el jefe que todos querríamos tener (comprensivo y flexible cuando es necesario), además de compañeros como Aram, tan tierno, Ressler, tan recto. Sin embargo, el personaje de la protagonista femenina no acaba de gustarme. Elizabeth me parece un personaje fallido, insegura, poco decidida, totalmente olvidable.



 

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