miércoles, 27 de mayo de 2020

La Pastora

Lo de leer un montón de blogs tiene ventajas e inconvenientes. Muchas veces tenía un post rondándome la cabeza y, de pronto, alguien publica uno casi igual. Ya puedes tirar tu borrador a la basura, porque no vas a publicar algo casi idéntico. Otras veces ocurre lo contrario, que lees un post de alguien y por una asociación de ideas se te ocurre un tema del que no habías pensado escribir. El post de Desclasado titulado “Más barbaridades de la ideología de género”  me trajo a la memoria la historia de La Pastora, que leí hace años. Así, de paso, retomo la costumbre de escribir de vez en cuando la entrada sobre algún personaje poco conocido.

La ignorancia de unos padres analfabetos, la crueldad de unas personas que no conocían ni comprendían un problema médico y las penurias de una época dieron como resultado la desgraciada vida de Teresa/Florencio Pla Meseguer.

En 1917 nació, en una casa de pastores en Vallibona (Castellón), un niño que presentaba una malformación genital (escroto bífido y pene muy pequeño, llamado pseudohermafroditismo). Hoy día se corregiría sin problemas pero en aquella época era algo impensable. Si a eso sumamos la ignorancia de sus padres se explica que se tomara una decisión totalmente equivocada: su madre decidió que había que inscribirla como mujer, para evitar que se burlaran de él cuando hiciera el servicio militar, y su padre lo registró como Teresa Pla Meseguer. Lo vistieron de niña, pero sus comportamientos eran masculinos, lo que ocasionaba que sus seis hermanos le pegaran, porque consideraban una desgracia tener aquella “monstruosidad” en la casa.

A los nueve años sus padres lo entregaron a una familia de pastores que vivían aún más aislados. Desde entonces trabajó como pastora, sin haber ido a la escuela más que quince días. Pero tampoco entre los pastores encajaba bien. Mientras que las cabreras llevaban una cesta, su personalidad masculina hizo que eligiera llevar un zurrón, como los hombres.

   Cuando comenzó a salirle pelo en la cara las habladurías se multiplicaron. Tenía gran fuerza física, podía llevar sobre los hombros a una oveja de ochenta kilos, y todo el mundo comenzó a llamarle Teresot. Todos querían saber si era hombre o mujer, y él se defendía de este acoso mediante la fuerza. Una vez un amigo le avisó que en un baile de las fiestas del pueblo al que iba a ir, un grupo de mozos iban a desnudarlo por la fuerza. Teresa se presentó llevando un hacha, que colgó junto con su abrigo, y nadie se atrevió a hacerle nada. Como no se encontraba cómodo entre la gente, cada vez se aislaba más en el campo. Pasó su vida en soledad por los montes de Vallibona y el Turmell de Chert, y fue creciendo con escasa relación social. En la montaña empezó a tratar a gente del maquis, haciéndole pequeños recados y consiguiéndoles comida.

   Una tarde de invierno de 1947 se encontró en un camino con seis guardias civiles, un teniente y dos somatenes que lo conocían porque les había vendido tordos, que venían de incendiar una casa de El Cabanil con dos maquis dentro. Los dos somatenes inmediatamente contaron al teniente lo que se hablaba de la sexualidad de Teresa, y éste ordenó que lo desnudaran y lo pusieran en cuclillas. La Pastora nunca había sufrido una humillación tan grande. A la mañana siguiente detuvieron al propietario de la casa incendiada, un ganadero para el que trabajaba Teresa, y por miedo a las represalias huyó para siempre hacia el monte. Se unió al maquis, cambió su nombre por el de Florencio (aunque a veces usaba el de Durruti) y comenzó a vestirse de hombre.


No compartía con el maquis convicciones políticas, simplemente se sentía aceptado por aquel grupo de personas a quienes no les importaba si era hombre o mujer. Era el guía de la partida. Cuando asaltaban masías, Florencio vigilaba. Y siempre conseguían escabullirse de la Guardia Civil gracias a su conocimiento del terreno. En una ocasión, un compañero cayó durante un asalto. Florencio y otro (Francisco) temieron ser acusados de haber abandonado al compañero herido y dejaron el maquis. Había pasado con ellos veinte meses.

Florencio acompañó a Francisco en el asalto de una casa rica, la de los Nomen, en Tortosa. Hubo un tiroteo e hirieron a Francisco. Huyeron, pero Francisco murió en la montaña. A partir de entonces Florencio estuvo completamente solo, viviendo en cuevas, comiendo de lo que encontraba. Aguantó dos años, y después se fue caminando hasta Andorra, donde se dedicó a guardar ganado en dos masías y al contrabando de tabaco y nylon. Un pequeño contrabandista que le debía dinero lo delató, y el 5 de marzo de 1960 fue detenido en Seo de Urgel.

Mientras tanto, su leyenda había crecido enormemente dada su singularidad. Un periodista del periódico El Caso, Enrique Rubio, se ocupó de atribuirle todo crimen sin resolver que hubiera ocurrido por la zona. Publicó lo siguiente: “Ésta es la única fotografía que existe de La Pastora, la cruel mujer que durante seis años sembró el crimen y el terror desde la sierra de Caro, al frente de una partida de bandoleros conocida por Banda de los Siete”. No fue el único periodista que lo perjudicó gravemente. Julio Camarero escribió sobre “la monstruosa mujer… (que)… había encontrado la vida adecuada para saciar su patológica sed de crímenes.[…] En un espectacular atraco ella personalmente asesinó a un matrimonio y dos hijos, dejando herido a un tercero”. Y un tal Aguado Sánchez: “… Pastora, una mujer lesbiana de instintos criminales…”. Finalmente acabaron atribuyéndosele veintinueve asesinatos (veintiún guardias civiles, siete alcaldes y un ermitaño), todas las muertes de los maquis de la zona.

Florencio siempre negó estas muertes, aunque reconoció que había dado grandes palizas a personas que lo habían ofendido y maltratado en el pasado. Tampoco podemos idealizar al personaje, Florencio cometió bastantes barbaridades y, aunque podamos hallar atenuantes en sus desgraciadas circunstancias, eso no lo exonera totalmente.

Se le condujo a una cárcel de mujeres y tras un examen forense, a una cárcel de hombres. Juzgado y condenado a muerte, se le conmutó la pena por cadena perpetua. Pasó casi veinte años en la cárcel de Valencia y en 1977 fue amnistiado. No tenía donde ir y Marino Vinuesa, un funcionario de prisiones, se compadeció de él y se lo llevó a su casa hasta que murió en 2004. La última fotografía que existe de él data del año 2000. Las que ilustran de este post corresponden a la época de su vida como mujer y a la de la ficha policial cuando fue detenido en 1960.




   Se han escrito varios libros sobre este personaje,    aunque la mayoría están novelados. Alicia Giménez Bartlett ganó recientemente el premio Nadal de novela 2011 con la obra “Donde nadie te encuentre”. El único libro que conozco sobre el tema que es un estricto trabajo de investigación es el libro de José Calvo, “La Pastora. Del monte al mito”. Calvo estuvo presente en su juicio en 1960 y llegó a entrevistarlo personalmente. También existe un documental realizado por la televisión francesa. En algunos artículos que se pueden encontrar en internet hay errores, como la afirmación de que era hermafrodita, lo que es una confusión con el pseudohermafroditismo. Florencio Pla no tenía genitales femeninos. 




1 comentario: