domingo, 13 de octubre de 2019

235. Estética con mensaje discutible

En escaparatismo, como en todo, hay estilos. Hay buen gusto y mal gusto. Hay originalidad y sosería. Y hay cosas que dañan la vista, no por haber escogido mal los colores o los materiales, sino por el mensaje que puede sugerir la forma de exponer una mercancía.

 En su afán por resultar originales los de Caramelo han cometido una atrocidad, por lo menos en la tienda que tienen al lado de mi casa. Los escaparates contienen sólo un maniquí y un montón de libros cada uno. Pero lo malo es cómo y dónde están dispuestos esos libros. En algunos los libros se extienden como una alfombra sobre la cual pisan los maniquíes. En otros, los libros se agrupan formando varios montones de diversas alturas que los maniquíes usan para sentarse sobre ellos y apoyar los pies.

A los que nos gustan los libros, no como objeto de decoración, sino por lo que contienen, por lo que enseñan, por lo que nos muestran, porque reunen todo lo que el hombre ha creado y ha investigado, estos escaparates son como un puñetazo en los ojos. Y el mensaje que transmiten nos parece terrible. Los libros pisoteados sólo para mostrar estúpidamente unos cuantos conjuntos de ropa.

Habrá quien diga que me pongo muy trágica con este tema, pero me parece espantoso que a muchas personas se les quede esa imagen de los libros como un mero soporte para los zapatos que luce un muñecote de plástico.

Imagino que cuando desmonten esos escaparates dentro de poco para cambiarlos por otros, tirarán esos libros. Al fin y al cabo, ya han cumplido su misión.

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