miércoles, 16 de octubre de 2019

242. Tópicos, viajes y mujeres guapas

 Empiezo por el tópico, aún a sabiendas de que lo es: dicen que a las mujeres les favorecen la luz de las velas. Estaréis de acuerdo conmigo en que, como toda generalización es falsa. Cuando yo era pequeña, pasábamos a menudo vacaciones en una dehesa que mi abuela tenía cerca de Algeciras. Allí no llegaba la electricidad. Por la noche nos alumbrábamos con velas o con unas lámparas que funcionaban con pequeñas bombonas de gas. Y puedo decir por experiencia que las mujeres no se veían favorecidas. Se veían ajadas, arrugadas, envejecidas ¿Cómo habían de verse si se pasaban el día limpiando la suciedad que dejaban chimeneas y cocinas de carbón, si tenían que lavar, invierno y verano, arrodilladas en un piedra mientras restregaban la ropa en el agua de un frío arroyo, si para que se pudiera beber agua tenían que ir hasta una fuente, cargando sobre la cadera una enorme y pesada tinaja de barro, si para comprar el pan alguien tenía que bajar hasta una venta que había en la carretera, más o menos 3 kilómetros ida y vuelta..... No, lo que favorece a las mujeres, o a los hombres, es la salud, la vida cómoda, la buena alimentación y el descanso.

Pero estoy de acuerdo en que algunas ciudades se ven más bonitas con una determinada luz. Tengo el recuerdo de dos ciudades a las que pienso que las favorece el nublado. En mi primer viaje al extranjero, con 15 años, recalé en Venecia un día de abril de 1974. Y el sol brillaba por su ausencia. Sin embargo, la ciudad estaba preciosa. O quizás me lo parecía a mi por estar descubriéndola en ese momento, estando predispuesta por ese motivo a verlo todo maravilloso, el optimismo de los 15 años y todo eso.


 Hacía bastante frío, recuerdo que nada más llegar me lavé el pelo y fue la ducha más heladora de mi vida. Pero yo tenía 15 años, como he dicho, y eso incluye la fantasía de que quizás te tropieces con un guapo italiano, y ese instante trascendental te tiene que pillar deslumbrante, con el pelo perfecto. Caminar por la calle era como hacerlo por cuevas bajo tierra, con los ecos de la sirena del vaporetto rebotando en las fachadas hasta desaparecer en la lejanía y el golpeteo del agua de los canales en los cantiles de piedra, junto con el zureo de palomas que no se veían, pero se intuían en la plaza de San Marcos. Todos esos sonidos amortiguados como cuando tienes los oídos taponados. Por ser la fecha que era no había hordas de turistas gritones y era como si le hubieran bajado el volumen drásticamente a toda la ciudad . Los pocos sonidos que he comentado no tenían fuerza para atravesar la muralla que era la neblina. Parecía que toda Venecia, con sus edificios y gentes al completo estuviera metida en un caja de gruesas paredes. A mí me pareció perfecto y creo que si vuelvo a Venecia y me encuentro con un fuerte sol y vivos colores me llevaré una desilusión y echaré de menos aquella Venecia de película de misterio.

Por si alguien piensa que idealicé los efectos de aquella atmósfera neblinosa debido a mi juventud y al hecho de se mi primer viaje fuera de España, tengo que decir que no lo creo.


 Porque muchos años después, con 45 años de edad y muchísimos viajes realizados por 4 continentes di con otra ciudad a la que le favorece el nublado, es decir, sin los condicionantes de la juventud y la novedad, y no se puede decir que en ese momento me impresionara por cualquier cosa, empecé por Edimburgo un recorrido por Escocia. Y volví a enamorarme de los cielos negros, de las piedras brillantes por la humedad y de las atmósferas cargadas de misterio y sonidos amortiguados.

2 comentarios:

  1. Qué recuerdos de aquel viaje a Italia! La humedad y el frío de la ducha, en nuestra zona del hotel la calefacción no funcionaba o no existía...He vuelto en otras dos ocasiones mucho tiempo después , ambas en verano. Venecia luminosa y limpia, restaurada. Llena de turistas en las zonas más conocidas, pero también más tranquila si paseabas por sus calles menos concurridas y pequeños canales. No puedo decir en qué ocasión me ha gustado mas, las circunstancias personales fueron muy diferentes, pero aquella primera vez, con nuestros 15 años, fue un regalo, todo el viaje lo fue.

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  2. Yo he vuekto a Italis dos veces, a Sicilia (pasando por Nápoles y Roma) y a la Liguria. Pero las primeras veces son mágicas.

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