martes, 15 de octubre de 2019

241. El destino y las musas beodas

Se separaron.
Ella tomó el camino de la izquierda.
Él, el de la derecha.
Pero olvidaron algo.
El mundo es redondo.

Cuando las musas llegan, hay que aprovechar. Hoy vinieron las musas, pero parecía que se habían tomado un carajillo bien cargado nada más despertar. Me soplaron al oído un batiburrillo: un cuento oriental, una foto del año 1983, un mito griego y una frase curiosa. Con todo ello intentaré escribir algo ordenado y coherente, por si os agrada u os hace pensar.

Yo soy la del jersey verde y los vaqueros. La otra es mi amiga Fina Riaño y estamos en Siracusa (Sicilia) hace 35 años. La gente que se ve a la izquierda está asomada a la fuente de Arethusa, que está llena de plantas de papiro. Por cierto, es el único lugar de Europa donde crecen. Para que la veais con más detalle os pongo otra foto desde el aire.





Como acabó Arethusa convertida en una fuente?
En la mitología griega, Aretusa era una náyade hija de un dios fluvial arcadio y conocida cazadora. Alfeo se enamoró perdidamente de ella, pero Aretusa, que se había prometido permanecer siempre virgen, pidió auxilio a su compañera Ártemis, que la transformó en corriente de agua para que huyera así de las solicitudes del dios. Cuando se vio totalmente acorralada, Aretusa dirigió su curso bajo el mar y apareció en la isla de Ortigia, generando el manantial que lleva su nombre, cerca de Siracusa. Queriendo aun así materializar su amor, el río Alfeo mezcló desde entonces sus aguas con las de la fuente Aretusa. La ninfa fue divinizada por los habitantes del lugar, que le dedicaron numerosa poesía bucólica y la representaron en las monedas rodeada de delfines. Vamos, algo así como ¿no quieres caldo? pues toma dos tazas, guapa.
Las musas beodas me soplaron también algo que cuando me lo contaron me dijeron que era un cuento oriental, pero que ahora encuentro en una web  atribuido a García Márquez, lo que me extraña mucho:

"Había en Bagdad un mercader que envió a su criado al mercado a comprar provisiones, y al rato el criado regresó pálido y tembloroso y dijo: Señor, cuando estaba en la plaza del mercado una mujer me hizo muecas entre la multitud y cuando me volví pude ver que era la Muerte. Me miró y me hizo un gesto de amenaza; por eso quiero que me prestes tu caballo para irme de la ciudad y escapar a mi sino. Me iré para Samarra y allí la Muerte no me encontrará. El mercader le prestó su caballo y el sirviente montó en él y le clavó las espuelas en los flancos huyendo a todo galope. Después el mercader se fue para la plaza y vio entre la muchedumbre a la Muerte, a quien le preguntó: ¿Por qué amenazaste a mi criado cuando lo viste esta mañana? No fue un gesto de amenaza, le contestó, sino un impulso de sorpresa. Me asombró verlo aquí en Bagdad, porque tengo una cita con él esta noche en Samarra".

Este cuentecillo y la historia de Arethusa nos viene a decir que no se puede luchar contra el destino y si intentamos huir, lo que hacemos es precipitarnos en aquello de lo que huimos.

En ese momento mandé a mis musas a dormir la mona, lo que me agradecieron mucho.

Y aquí os dejo para que con tranquilidad reflexionéis sobre el destino, el libre albedrío y esos temas tan trascendentales.

Chao

1 comentario:

  1. Quisiera pensar que no existe una fuerza superior al ser humano que determine su vida.Llámese Dios,Destino etc.Si en algo quiero tener fe es en el Homo Sapiens.Me ha gustado mucho que hayas elegido el "batiburrillo" que te han soplado las musas,como elemento motivador para la reflexión de un tema tan trascendente.Abrazo y mis más sinceras felicitaciones por tu Blog.Viviana.

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