lunes, 14 de octubre de 2019

240. Dejaos de indigación y espabilad (1)

Para todos aquellos que creen que el problema está en los poderosos, los gordos. Para todos aquellos que creen que la solución está en la gente corriente, en los partidos minoritarios. ¡Espabilad de una vez!

Enteraos bien. El problema está también, y no poco, en la gente normal: en el señor que te vende la pescadilla, en la dependienta de El Corte Inglés que te cobra un pantalón, en el dentista que te empasta una muela, en el reponedor del Carrefour, en el fontanero que te arregla una gotera, en el conductor del autobús que te lleva todos los días a tu trabajo… En fin, añadid aquí cualquiera de las otras dos mil posibilidades.

Y como no me gusta acusar sin pruebas, os cuento una historia de terror. Y estoy casi segura de que se repite hasta el infinito en toda España.

Chiclana de la Frontera. Municipio de la provincia de Cádiz. Población de más de 80.000 habitantes. Término municipal de 203 km., un tercio de los cuales forma parte del Parque Natural Bahía de Cádiz. Playas maravillosas, lagunas. Tres campos de golf (uno de 54 hoyos y dos de 18). Tres hoteles de 5 estrellas e innumerables de 4 estrellas. Peeero…

También cerca de 40.000 viviendas y construcciones ilegales y más de 1.700 expedientes incoados por delitos urbanísticos. Y 25.000 fosas sépticas. Ese número tan exagerado proviene solamente de la construcción irregular de viviendas y chalets. Se están dando serios problemas de contaminación con grave riesgo para la salud, ya que estos pozos ciegos están contaminando los pozos de aguas subterráneas.

Dichos delitos y atropellos ocurrieron casi todos entre 1983 y 2007, años en los que Chiclana estuvo bajo gobierno municipal del PSOE y gobierno autonómico del mismo partido, instituciones de las que depende toda la gestión urbanística. Décadas en las que se permitieron todos esos desmanes y los mencionados expedientes se arrinconaron impidiendo su tramitación. Si alguien intentaba denunciar, se le acosaba, se iniciaba una campaña de descrédito personal e incluso recibía amenazas. Manos negras impiden sistemáticamente que el “caso Chiclana” sea investigado. Sólo a partir de 2007, año en que una coalición de PP, IU, PA y PSA arrebata el poder al PSOE, se comienza a denunciar el escándalo. El PP calculó que los 1.717 expedientes obviados por el PSOE han supuesto para el Ayuntamiento dejar de ingresar un mínimo de 100 millones de euros. Incluso el Defensor del Pueblo Andaluz ha pedido la intervención de la Agencia Tributaria ante la sospecha de que exista también un delito fiscal.

Todas estas personas bienintencionadas que han apoyado los recientes movimientos ciudadanos de movilización lo hacían desde el convencimiento de que la solución a los problemas que tenemos ahora dependía de la gente corriente, de gente como tú y yo, al margen de la política y los grandes bancos. Peeero…

Hace unos once meses, esas personas que han levantado las casi 40.000 viviendas ilegales (casi todas ellas segundas viviendas) forman un partido político con la intención de presentarse a las recientes elecciones municipales del 22 de mayo. El PVRE (Partido Vecinal Regionalista), formado, no lo olvidemos, por personas que han cometido un delito, no tiene ideología política que se sepa. Su objetivo, declarado y publicado, es exigir la legalización de sus edificaciones (por la mismísima cara). Es lo único que tienen en común los que forman el PVRE, además de que muchos de ellos tienen procedimientos penales en curso. Así que no nos engañemos. Los que forman el PRVE estuvieron muy calladitos mientras gobernaba el partido que hacía la vista gorda sobre sus delitos. Y sólo cuando intuyen que se les termina ese chollo crean un partido “de ciudadanos indignados que sólo aspiran a que las cosas cambien” para chantajear a los partidos mayoritarios a fin de que la situación se prolongue. Algunos fiscales han alertado de que este grupo únicamente aspira a convertirse en un grupo de poder que trata de imponer la línea a seguir a los Ayuntamientos en el ejercicio de la disciplina urbanística y a que la ejecución de obras y servicios que tendrían que haber pagado ellos se haga con fondos públicos.

Estamos hablando de gente corriente, de esos ciudadanos que, a buen seguro, en estos días atrás se habrán manifestado indignados con el Sistema. Estamos hablando de personas que han cometido un delito. Y no son políticos profesionales sino, como escribí antes, el monitor del gimnasio, la frutera, el dueño del quiosquillo de periódicos o la limpiadora por horas. Esos que hace unos días pedían que nos uniéramos a ellos para salvar el país. Y esas personas han conseguido en las últimas elecciones municipales 2 concejales. De ellos depende ahora la formación del gobierno municipal de Chiclana, puesto que el PP ha obtenido 11 concejales, el PSOE 10, el PVRE 2 e IU otros 2. Un puñado de gente que se ha pasado la ley por el forro durante más de veinte años tiene ahora en su mano la llave del gobierno municipal. Ahora mismo los del PVRE están esperando a ver qué les ofrecen unos y otros, y se irán con aquellos que les prometan la amnistía, el olvido. Lo que se haya perdido por el camino, ¿qué narices importa?

Para empezar me pregunto cómo en el año 2010 las autoridades competentes permitieron la creación de un “partido” con esa declaración de intenciones, que incluye entre sus filas a numerosísimos imputados en procedimientos penales.

Para continuar, decido que el problema no está únicamente en los políticos ni en los bancos. El problema está en la falta de honradez generalizada, que afecta a más gente de la que parece. El problema está en que hace décadas que en España se frivolizó el hecho de cometer un delito. El problema está en que la gente corriente, el ciudadano indignado, siempre ha hecho gala de engañar a Hacienda, de cobrar en negro, de cobrar un subsidio de desempleo mientras ganaba dinero de forma subrepticia o de aprovecharse de las amistades y los parientes para conseguir puestos de trabajo. El problema está en que los que ahora están estudiando ESO ya son enseñados por sus padres a saltarse sus obligaciones, a que con una mentira se puede “justificar” cualquier cosa antes que reconocer que tu hijo es un pájaro de cuidado, a buscar atajos para evitar esfuerzos, a que con la violencia se presiona a los profesores y a los compañeros más débiles

¿Cuántas veces no nos habremos enterado de como padres de familia falsificaban documentos con la única intención de obtener una plaza escolar a la que tenían menos derecho que otros? Os recuerdo la entrada que escribí sobre cómo muchísimos matrimonios llegaban incluso a divorciarse (aunque siguieran viviendo juntos) para que sus hijos tuvieran más puntos a la hora de entrar en un centro determinado. ¿Qué lección práctica habrán aprendido estos hijos?

¿Cuántas veces no habremos oído como mucha gente (repito que ciudadanos “normales”) presumían de listos por todo ello y nos tachaban de imbéciles a los que pedíamos una licencia municipal y aflojábamos la pasta para hacer una obra en casa, por poner un ejemplo? Su razonamiento: si Fulano y Mengano roban, ¿por qué voy yo a actuar honradamente? A mí ese razonamiento no me vale.

Por eso, NO ME CREO NADA. No me creo que toda la corrupción, la avaricia y la burla a la justicia esté del lado de los políticos y compañía. No me creo que detrás de toda esa indignación haya exclusiva intención de hacer las cosas bien, correctamente, legalmente, moralmente. Lo que creo es que mucha gente, al menos en el caso de Chiclana, quiere obligarnos a que hagamos la vista gorda ante sus delitos, los olvidemos. Y que les perdonemos millones de euros. Porque sí, porque ellos lo valen. Porque los ciudadanos de a pie también están dispuestos a enmierdarse por unos euros; muchos ya lo han hecho. Y, ya entrados en la rueda de la corrupción, ¿por qué van a parar?
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(1) Esta entrada corresponde a mi antiguo blog,  que figuran en el texto no son las últimas. Y las cantidades reseñadas están anticuadas, son obsoletas.

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