Estoy leyendo algunas de las cosas que ocurrirán (o tendrían que ocurrir) en España a partir del día 1 de enero a cuenta de la Ley Antitabaco, y me estoy riendo a carcajadas. Y para que vean que no exagero, aquí van algunas perlas de la susodicha Ley:
– En el momento en que suene la última campanada de las 12 de la noche del 31 de diciembre, todos los bares y discotecas de más de 100 metros cuadrados tendrán que separar con carteles la zona de fumadores y la de no fumadores. Luego tienen 8 meses para hacer unas obras que separen físicamente ambos espacios, pero durante ese tiempo el humo de los cigarrillos se detendrá obedientemente al llegar a los carteles.
– Sanidad incentivará la generalización de los espacios sin humo en el sector de la hostelería mediante la entrega de un distintivo gráfico que identifique a aquellos establecimientos que se declaren libres de humo. Es decir, que con tal de conseguir la pegatina tan mona que les van a regalar, muchos bares decidirán convertirse en espacios sin humo.
– Las máquinas expendedoras de tabaco, que sólo se permitirán en aquellos establecimientos donde esté permitido fumar, deberán estar situadas en el interior del local y deberán ser controladas con un mando a distancia (jajajaja, por Dios, no puedo más) por el personal del establecimiento, para evitar que puedan acceder a ellas los menores de 18 años. Eso sí, tienen 1 año de plazo para instalar el artilugio.
Hay más, mucho más, pero si me sigo riendo se me va a correr el rimmel con los lagrimones.
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