Esta mañana una compañera me ha comentado que su marido quedó impresionado cuando me conoció hace poco. Teniendo en cuenta que el susodicho es un buen mozo que tiene 5 ó 6 años menos que yo, el comentario ha supuesto una gran inyección de moral.
Bien es verdad que ese día yo estaba bastante arreglada para un almuerzo. Nada que ver con la carita que llevo cada mañana cuando salgo de casa a las 7, pero bueno, tampoco voy a buscarle tres pies al gato, que se me va a diluir el estupendo efecto que me ha hecho el comentario.
Esto me lleva a pensar que quizás a veces somos demasiado críticas con nosotras mismas, y a lo mejor no tenemos tan mala cara como nos empeñamos en creer, ni las ojeras se notan tanto como nos parece. A ver si va a resultar que una misma es su peor enemiga.
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