sábado, 31 de agosto de 2019

43. Expertos ¿para qué?

   Hace algún tiempo, cuando todavía era “menistra de Kultura”, Carmen Calvo gastó 1’26 millones de euros (209 millones de pesetas) en comprar un supuesto cuadro de Velázquez, en contra del criterio del conservador del Museo del Prado Matías Díaz Padrón, que opinaba que no era de dicho pintor, y lo describía como “pintura mal encajada, equivocada en todos sus efectos de luces, torpe, pretenciosa, tosca y dura”. Pero la Calvo se empeñó y puso sus santos ovarios encima de la mesa, junto con 1,25 millones de euros de esos que según ella “no son de nadie, porque son dineros públicos”, pero que en realidad son nuestros, de los que le pagamos el sueldo.

Ahora el cuadro está en una exposición, cuyo comisario, Javier Portús Pérez, admite en el catálogo la ausencia de criterios científicos que avalen la autoría de Velázquez. He leído todo lo que he podido sobre este caso, recogiendo opiniones variadas y en el mejor de los casos lo que se dice es que es un caso muy dudoso. También he leído por ahí que Carmen Calvo no compró el cuadro porque a ella le gustaba (como también se escribió) sino como respuesta al “clamor popular”. Aquí es cuando me da el telele. ¿Desde cuando la compra de un supuesto Velázquez suscita el “clamor popular” en España? ¿De cuántas docenas de personas estamos hablando?

Luego salió el tema del AVE en Barcelona y el peligro para la estabilidad de La Sagrada Familia. De nuevo los políticos hacen oídos sordos al dictamen de técnicos y expertos y “tiran palante”. Total, en el peor de los casos lo que se cae es una iglesia, con la de iglesias que hay en España. En cambio, túneles del AVE hay muchísimos menos. Yo, que en los casos donde intervienen políticos soy muy poco optimista, creo que los barceloneses al final se quedan sin AVE y sin Sagrada Familia.

Lo más reciente es que el Ministerio de Cultura se plantea la opción de reabrir la Cueva de Altamira aunque la opinión de los científicos sea la contraria. Hasta el año 2009 no termina la vigencia de un convenio que firmaron la Dirección General de Bellas Artes y el CSIC para el estudio integral del estado de conservación de la cueva. De momento los políticos tienen que mantener sus zarpas lejos de la cueva, pero el Director General de Bellas Artes ya está calentando el ambiente, hablando de una posible reapertura a partir de esa fecha. Poco le ha importado que Sergio Sánchez, geólogo e investigador del CSIC y coordinador de los trabajos que se están realizando actualmente en la cueva, haya hecho una declaración en el sentido de que, desde el punto de vista científico, lo mejor es que no entre nadie, ni siquiera en número restringido.

Me pregunto para qué tenemos técnicos en los ministerios, organismos dedicados a la investigación e, incluso, universidades donde se pueda estudiar Historia del Arte, Arquitectura o Geología. Si para ser ministro o presidente de comunidad autónoma basta con un bachillerato, estamos tirando el dinero a lo tonto. Tendríamos muchos más millones para comprar cuadros dudosos sobrevalorados o perforar túneles. Un auténtico despilfarro. Aquí lo único que hace falta para seguir para delante es una mezcla de ignorancia, soberbia y chulería.

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