jueves, 5 de septiembre de 2019

137. Inocentadas

Ayer, pasados ya el torbellino de fin de trimestre, la flojera posterior, los días de fiesta y demás, iba a escribir un post. Pero se me ocurrió que antes iba a echarle un vistazo al periódico, a ver si descubría la tradicional inocentada. Incluso pudiera ser que diera juego para escribir sobre ella.

¡Craso error! Me vi inmersa en una especie de película de terror, porque todo estaba al revés. ¡Todas las noticias eran inocentadas! Por lo visto, lo que se nos proponía era que descubriéramos cuál era la única noticia verdadera.

Empecé bien, creyendo descubrir la inocentada a la primera. Hace ya cierto tiempo, un diputado dirigió una pregunta a la vice Mari Tere, acerca de si era cierto que las grandes firmas le proporcionaban gratis total su extensísimo y escogido vestuario. Mari Tere, muy ofendida, contestó que jamás recibía nada ni regalado ni en préstamo, y que tenía las facturas de todo. Y en la noticia de ayer el encargado de la tienda de Roberto Verino en Madrid reconocía que le enviaban unos doscientos trajes al año, de los cuales compraba sólo unos pocos, mientras que los demás los usaba y los devolvía. Al mismo tiempo, el encargado de la tienda de Adolfo Domínguez declaraba que, además, le adelantaban las colecciones, con lo cual las tenía en su poder como seis meses antes de que estuvieran en las tiendas. ¡Ajá! ¡Aquí está la inocentada! Porque no puede ser que a una persona tan lista como Mari Tere se la pille de una forma tan fácil.

Muy satisfecha de mi perspicacia seguí leyendo, y entonces empezó a complicarse la cosa, porque encontré otra inocentada. Después de que se anunciara el endurecimiento de la ley contra el tabaco, prohibiendo fumar en cualquier sitio público, a pesar de que se ha demostrado que la anterior prohibición ha servido para que aumente el número de fumadores (según la última Encuesta Europea de Salud en España), y a pesar de que muchos hosteleros auguran su ruina, me esperaba el anuncio inminente del cierre de los estancos. Y en lugar de eso me encuentro con todo lo contrario. No sólo no cierran los estancos, sino que se podrá vender tabaco en cualquier quiosquillo callejero. No dejamos fumar pero ampliamos considerablemente los puntos de venta de tabaco. Me desdigo. Esta tiene que ser la verdadera inocentada. Con ese convencimiento vuelvo muy preocupada a la noticia de Mari Tere. Se me derrumba un mito. Tenemos el país en manos de una persona cuya credibilidad y honradez depende sólo de que los encargados de unas tiendas no se vayan de la lengua. Y además, no puede negar lo que dijo porque fue una respuesta a una pregunta de un diputado, y allí estará, en las actas del Congreso o dónde sea que se anoten esas cosas.

Ja, ja, ja. Eso es lo que yo creía. Un poco más adelante, ahí camuflada, encuentro a la VERDADERA y ÚNICA inocentada. La Chacón en Afganistán, felicitando al ejército por lo bien que hace su trabajo. No puede ser que la ministra de Defensa considere que el trabajo del ejército es pasearse a ver si pillan una mina sin estallar, o esperar a que les disparen para entonces, y con todas las reservas del mundo, responder a los disparos. Eso sí, procurando no herir a nadie. Y todo eso en un conflicto donde nada se nos ha perdido y por bailarle el agua al presidente de un país al que nuestro presidente desprecia y odia por igual. Seguro que esa foto es de archivo y que nos la quieren dar con queso. Muy bien. Conmigo no podéis. Os he pillado. Por cierto, vuestra inocentada no es ingeniosa en absoluto. Hasta un bebé vería que se trata de una broma.


Pero, ¿qué veo a continuación? En unos días como estos, con los aeropuertos hechos un campo de batalla por lo de Air Comet, sumado al tráfico habitual de estas fechas, el ministro de Fomento al parecer se dedica a cabrear a los controladores aéreos, llamándolos privilegiados y acusándolos de provocar intencionadamente problemas a los pasajeros con huelgas encubiertas. Me parece como agitar un trapo rojo delante de la cara de un toro. No puede ser que el ministro esté buscando garata para verse inmerso de nuevo en uno de los habituales caos con que nos obsequia su ministerio en fechas señaladas. Que Blanco es tonto ya lo sabíamos todos, pero es imposible que lo sea tanto como para que se enzarce en una pelea con quienes pueden convertir el regreso de las vacaciones en un auténtico desastre.

Lo siento, me rindo. Ya no sé cuál es la inocentada. O a lo mejor la costumbre ha cambiado, y ahora lo que se lleva es publicar en este día un periódico de pega con una sola noticia auténtica. Noticia auténtica que, por cierto, estoy segura de haber encontrado: las casas de apuestas dan por hecho que la mayoría de los españoles seguirán las campanadas de nochevieja por Tele 5, para contar las perlas que salen de la boca de Belén Esteban.

Actualización (30/12/2009): El grupo de periodistas que acompañó a Afganistán a la ministra califica el viaje como “una inocentada” (para ellos). Después de 12.000 kilómetros y 26 horas de viaje, no pudieron hacerle ni una mini-entrevista.

















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