viernes, 6 de septiembre de 2019

153, La última, de momento

El otro día, en una de esas múltiples reuniones de profesores que jalonan nuestra jornada habitual, el director nos informó de la última ocurrencia de nuestros superiores. Temo haberme perdido, entre el barullo de los comentarios de la gente y lo prolijo del asunto, parte de la explicación, pero espero que incluso a falta de algún detalle podáis seguir más o menos el tema.

Resulta que han tenido a un grupo de pobres desgraciados estudiando cosas como en qué trimestre se produce más cantidad de bajas maternales, la relación matemática entre la edad del profesorado y las enfermedades que causan faltas al trabajo (1) y ese tipo de cosas. Luego han contado en cada uno de los centros el número total de profesores y el número de profesoras en edad fértil (han tomado en cuenta el rango de edad de 25 a 45) y también han sacado la media de edad del profesorado. Todo ello, como digo, centro por centro. Y válido sólo para este año, pues cada curso se produce un movimiento de profesores que invalida estos cálculos. Por ejemplo, mi instituto es pequeño, el año pasado tenía veintisiete profesores. Y los tres de más edad que trabajaban en él el año pasado este año ya no están (dos por jubilación y otra porque estaba en comisión de servicios que este año no le han renovado y ha vuelto a la plaza que tenía en otra localidad). De forma que este año la media de edad de mi instituto ha bajado mucho con respecto al año pasado. De la misma manera, la media de edad volverá a subir el año próximo, porque este curso hay profesores en prácticas (bastante jóvenes y que con toda seguridad el año que viene estarán en otro destino) y una baja de larga duración que este año está cubierta por una persona joven, pero el curso próximo esa plaza puede estar cubierta por alguien de más edad (la titular u otro interino mayor que el de este año). Además del hecho ineludible que todos los demás tendremos un año más.

De la misma forma, los traslados, tanto voluntarios como forzosos (2) hacen que todos los datos varíen cada año, tanto el de la edad media como el del número de profesoras susceptibles de quedarse embarazadas. Por todo ello, como digo, estos cáculos sólo valen para un año.

En fin, con estas variables (3), lo que lo convierte más que nada en un ejercicio de clarividencia, han calculado el probable número de horas de clases no impartidas para este curso que ahora empieza, repartidas por trimestres, aunque no por igual. Parece ser que estadísticamente se dan más partos de profesoras en determinadas épocas del año. Y nos han asignado a cada centro un número de horas “permitidas”. Si en el primer trimestre no “consumimos” las horas previstas las podemos acumular al segundo, y lo mismo del segundo para el tercero. ¿Qué ocurre si por toda una serie de circunstancias, imposibles de prever, “nos pasamos”? El instituto será penalizado. ¿De qué forma? No lo sabemos. Supongo que ni ellos mismos lo saben, porque esa “penalización” puede ser un tema muy peliagudo. El que haya algunas personas que falten más de lo que ellos tienen previsto y “consuman” las horas no tiene por qué afectarnos a los demás de ninguna manera. De momento sólo tenemos la amenaza, en el estilo matonesco que acostumbra la Junta. Por supuesto, aunque nos “pasemos” no pueden dejar de cubrir las bajas maternales, por enfermedad o por accidente, debidamente justificadas, así que esto no va a cambiar en esencia el número de horas perdidas o las sustituciones necesarias (4). Tampoco pueden impedir que la gente se case, haga mudanzas, adopte un niño, o nos encontremos de repente con un familiar de primer grado fallecido o ingresado en un hospital.



¿Y si no “gastamos” las horas previstas? ¿Nos premian de alguna forma? ¿Podemos repartírnoslas a final de curso? (Esta última pregunta, por supuesto, hecha en plan de guasa). No sólo no nos beneficia, sino que nos puede hasta perjudicar. Porque pueden pensar que se excedieron al concedernos un número previsto de horas y reducirlas para el curso siguiente. Así que no se sabe qué es peor, si que haya más faltas de la cuenta o menos.

Segunda cuestión: si alguien se pone enfermo o sufre un accidente, y el médico correspondiente le asigna unos días de baja, desde la Delegación pueden decidir ipso-facto que no son necesarios tantos días. Por supuesto, sin verte siquiera, y sin que te reconozca un inspector médico. Así que el diagnóstico de un médico para a ser para ellos sólo una sugerencia, pero que no les condiciona de ningun modo.

Bien. Pues esta es la última muestra de la obsesión controladora de la Junta de Andalucía, que entra ya en lo patológico. Ignoro si es una medida general para toda la región, una ocurrencia del Delegado Provincial de Cádiz o exclusiva de la inspectora que nos toca. Algunos amigos que trabajan en otros pueblos de la provincia todavía no saben nada del tema. Espero que otros profesores que leen este blog nos informen de si en sus provincias se ha tomado la misma medida.

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(1) Esa relación no tiene por qué existir. Hace sólo tres o cuatro años, el único profesor de mi centro que tenía una enfermedad grave, que le motivaba continuas revisiones y tratamientos era una persona menor de 35 años. El curso pasado las tres bajas más largas (por un accidente de coche y por dos lesiones de huesos que requirieron intervención quirúrgica y meses de rehabilitación) les ocurrieron a personas menores de 45 años.

(2) Los profesores en prácticas, aquellos que disfrutan en este momento de una comisión de servicios pero el año próximo la ven denegada, los profesores en expectativa de destino, que son bastantes…

(3) Evidentemente, hay cosas que no están previstas (si la gripe es este año más virulenta que otros, accidentes de coche o caseros, etc.). Estoy segura de que no han tenido en cuenta, por ejemplo, que mi centro está fuera del casco urbano, en mitad del campo, justo en el límite entre dos términos municipales. Eso implica que nadie puede ir al instituto andando, y que el uso masivo y exclusivo de coche por parte de todos los profesores implica un mayor riesgo de accidentes, por ejemplo.

(4) Otro tema que merecería comentario es que hasta ahora sólo se cubren bajas superiores a quince días. Y además tienen presionados a los médicos para que no concedan bajas más largas. Por ejemplo, el año pasado una profesora tuvo que ser operada de una lesión en la planta del pie, y el médico calculó que estaría mes y medio fuera de la circulación, pero por instrucciones de arriba (por supuesto, nada por escrito), en vez de darle una baja de mes y medio, le dio tres bajas sucesivas de quince días, con lo cual no fue posible pedir un sustituto. Resultado: varios grupos estuvieron mes y medio sin profesora de inglés. Como se ve, ante todo y lo primero, la preocupación por que los alumnos reciban la mejor enseñanza posible.

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