jueves, 5 de septiembre de 2019

146. Un caso para Bibiana

Hace sólo media hora, iba camino de mi casa por la calle principal del centro comercial de la ciudad, cuando se me acerca una chica que junto con otra iba ofreciendo a los que pasaban folletos de alguna oferta de Telefónica.

No hubiera pasado nada si no hubiera sido porque esta chica y su compañera, se supone que de forma absolutamente necesaria para el trabajo que estaba realizando (como el casco para los albañiles) se habían visto obligadas a enfundarse un atuendo esperpéntico que no sé ni como definir, rematado en la cabeza por un tocado con forma como de plato. Por supuesto, la vestimenta incluía una falda muy corta o quizás fueran shorts. También, por supuesto, ni rastro de una prenda mínimamente abrigada. Es decir, lo más apropiado posible para una tarde desagradable de principios de febrero ya anochecida.

Como la veo desde cierta distancia y ya sé lo que voy a decir y las ganas que tengo de decirlo, no hago por esquivarla, como ocurre otras veces con los que reparten publicidad que no me interesa. Y, como esperaba, me ofrece el folleto, a lo que le contesto que haga el favor de decirle a su jefe que cualquier empresa que las obligue, no sólo a vestirse de adefesio ridículo, sino también a enseñar carne para colocarnos sus productos, no puede aspirar a contar conmigo como clienta.

Es una pena que no llevara encima la cámara, porque me hubiera encantado hacerle una foto y dejarla, unos pasos más allá en la misma calle, en la sede del PSOE en Cádiz, para que se la hicieran llegar a su colega Bibiana, a ver si interviene en casos como este.

Aunque todavía estoy a tiempo de escribir una cartita al Ministerio de Igualdad. Y creo que lo voy a hacer. Ya os contaré si hay respuesta.

Actualización: Nada más publicar esta entrada fui a la web del Ministerio de Igualdad y en el apartado “Atención a la ciudadanía” dejé un mensaje en un formulario que hay dispuesto. Además de tus datos, debes incluir el mensaje en uno de los temas que aparecen en un desplegable. Como no había ninguno adecuado, lo hice bajo el tema “Mujer”. Este fue mi mensaje:

El motivo de mi mensaje se refiere más bien a la explotación sexual en el trabajo, aunque no he encontrado este epígrafe específico en el apartado “Tema”. Quisiera denunciar una situación que he presenciado hace un rato. En pleno centro de Cádiz, en la calle Ancha, a pocos pasos de la sede del PSOE, unas chicas reparten folletos de TELEFÓNICA a los viandantes. Son las 18’30 de la tarde del 8 de febrero. El sol ya se ha puesto y hace una tarde muy desagradable y fría. Y estas chicas, para poder realizar su trabajo, se ven obligadas a enfundarse en un atuendo esperpéntico imposible de describir, que incluye hasta un tocado en la cabeza que parece un plato. Y, por supuesto, implica también lucir toda la carne posible, por lo que me imagino que, además de ateridas, deben sentirse realmente humilladas. Yo me sentiría así. También por supuesto, son altas, jóvenes y guapas. Me imagino que para eso habrán sido cuidadosamente escogidas. No hubieran podido colocarle el adefesio ni obligarle a enseñar pierna a un chico o a una señora gruesa de mediana edad. Me parece intolerable que cualquier empresa recurra a estas vergonzosas artimañas para vender sus productos.

Esta mañana tenía la respuesta en mi correo:

Estimada Sra.:

Con mucho gusto acusamos recibo de su correo y a la vez que agradecemos su iniciativa tomamos muy en cuenta sus comentarios. No obstante y aunque nos pese y deploremos actos públicos o actividades publicitarias en que se utiliza provocativamente la imagen de la mujer, la mayor parte de las veces no es posible por nuestra parte impedir tales hechos o ejercer censura.
 En cualquier caso, y en la medida de nuestras posibilidades y ámbito de competencias, tenga la seguridad de que realizaremos mayores esfuerzos de sensibilización ante los valores de igualdad, respeto y dignidad de las personas en el ámbito publicitario y, en particular, en el tratamiento que se dé a estos temas, a fin de influir en la sociedad para que rechace esa oferta de estereotipos funestos.
Finalmente le informamos que a través de la página Web del Instituto de la Mujer existe la posibilidad de efectuar denuncias ante el Observatorio de la Imagen de las Mujeres por lo que vamos a remitir su correo al: observatorioimagen_im@migualdad.es

Segunda actualización: Esta tarde volví a pasar por la calle, la chica me reconoció y me saludó, le conté lo de mi queja al Ministerio, y me dio las gracias. Estaba bastante indignada porque hoy las habían reñido por abrigarse un poco. El disfraz es como un blusoncillo de raso con mangas de farol (los brazos al aire, por tanto) y un escote cuadrado bajo, como si fuera de un traje de verano. Ayer pasaron tanto frío que hoy se pusieron botas y un jersey de cuello alto debajo del blusón. Y aunque no destacaba demasiado porque era del mismo color que éste, las habían reñido porque, claro, el caso era enseñar escote. Me contó muchas otras cosas, como que a su amiga, que siempre se presentaba con ella a estos trabajillos, nunca la escogían, porque era un poco más gordita que ella. En fin, que no estaba en absoluto molesta por mi intromisión en el asunto.


Con saludos muy cordiales, quedamos a su disposición.

Concha Gavarrón.




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