miércoles, 11 de septiembre de 2019

215. Orina reciclada

abemos que resultaba frecuente entre las damas romanas, mientras paseaban por las calles, llevar en sus manos un pequeño globo de ámbar que frotaban continuamente para aspirar su fragancia. Posiblemente esta costumbre tuviera como finalidad combatir los malos olores que invadían Roma.

Y es que, a pesar de que el lavado normal de las prendas de vestir se hacía en casa, de vez en cuando las enviaban al batanero, que las blanqueaba con carbonato de sosa y orina. Los bataneros colocaban junto a sus establecimientos unos recipientes en los que recogían las orinas de los transeúntes que querían “colaborar” con su industria.

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