martes, 10 de septiembre de 2019

200. El infierno de Dante, con nombres y apellidos

Entre los años 1304 y 1307, según los especialistas, pudo escribir Dante “El Infierno” de su Divina Comedia. Han transcurrido ya ochocientos años largos, casi nada. Yo, para qué vamos a disimular, no he leído la Divina Comedia, aparte de algunas estrofas que vinieran en algún libro de texto como ejemplo. Hay que estar muy interesado en literatura medieval para enfrentarse al poema, armado además de una gran cantidad de notas donde se explique la enorme cantidad de símbolos y quiénes eran los muchísimos personajes que Dante sitúa en cada uno de los círculos del infierno, las terrazas del purgatorio y los astros del paraíso, la mayoría desconocidos para nosotros pero necesarios para comprender el texto. De todas formas podría asegurar que al menos del Infierno tengo una idea bastante aproximada. Basta con dar una vuelta por los periódicos de cada día.

El infierno de Dante es un cono con el vértice hacia abajo y formado por nueve círculos concéntricos. Según se desciende, los personajes que se encuentran en cada círculo son más pecadores, más malvados, más depravados. Desde el círculo superior del infierno hacia abajo podemos encontrar a lujuriosos, glotones, soberbios, envidiosos, avaros, orgullosos, herejes, usureros, injuriosos, violentos, los fraudulentos, los que trafican con la Justicia, ladrones, charlatanes y falsarios, hipócritas y traidores. Me llamó la atención que Dante, teniendo en cuenta la época en la que vivió, considerara la hipocresía mucho peor que la lujuria o la herejía, sólo superada por la traición. Evidentemente las circunstancias de la época y el país en el que le tocó vivir influyeron en ésto, pero de todas formas es llamativo.

Yo tengo también, desde siempre, un rechazo visceral a los hipócritas. Para mí son lo peor, no los puedo perdonar. Por eso cada día me saltan a la vista con más intensidad que otras las noticias relacionadas con los hipócritas. Sería facilísimo rellenar el Infierno de Dante con personajes de ahora mismo, y sin necesidad de salir de España, pero taaaaaan largo que mi post resultaría más extenso que el mismísimo poema de Dante. Así que voy a colocar en el octavo círculo, el de los hipócritas, a unos cuantos personajes y os dejo el entretenimiento de completar el elenco, si os apetece.

Rubalcaba, ese individuo que lleva muchísimos años sin bajarse de un coche oficial, de lujo, con toda clase de aditamentos y extras, sin pagar gasolina ni chófer, sin preocuparse de buscar aparcamiento, nada más autoproclamarse candidato para las próximas elecciones generales aparece en un sencillo Skoda, pretendiendo ser un hombre de la calle, un ciudadano más, cercano a nuestros problemas y partícipe de nuestras cuitas cotidianas.

Luego tenemos a Jaúregui, ministro de la Presidencia, qie defiende la elaboración de una ley que obligue a los altos directivos y miembros de los Consejos de Administración de las empresas a repartir parte de sus beneficios entre los empleados, “una medida que evitaría abanicos salariales obscenos y que contribuiría a salir de la crisis de una manera más solidaria”. No puedo ni imaginar que alguien tan solidario esté insinuando que esta medida se refiera sólo a las empresas privadas. Se me saltan las lágrimas de emoción al pensar que él y todos sus secuaces, de todos los partidos políticos, van a ir también incluídos en esta ley, repartiendo sueldos, privilegios y prebendas con sus asistentes, secretarias y todos los curritos que le hacen el trabajo. Por fin alguien reconoce que la diferencia salarial entre los políticos y el resto de los españoles es “obscena”, sobre todo si se compara la cantidad y condiciones de trabajo de unos y otros (1).




Como esto sería un empezar y no acabar, me voy a quedar con el número 3, y así imito a Dante, que elaboró su poema basándose en el número 3 y su simbolismo (2). Y para tercer habitante del círculo de los hipócritas, entre los miles posibles, elijo a Roures que, a pesar que desde Público calificaba la visita del papa de “golpe de estado” y lo llamaba “terrorista”, será quien se encargue de distribuir la señal televisiva del evento a través de su productora Overon. Estoy segura de que nadie le ha puesto una pistola en el pecho para que lo haga, y también de que tendrá abundantes ganancias por ello.


¿Alguien tiene tiempo para ir rellenando los nueve círculos del infierno con personajes de esos que, desde una supuesta superioridad moral nos critican, nos culpan de sus errores y nos exigen sacrificios por ellos? Tiempo es lo que hace falta, porque material tendrá de sobra.

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(1) Como Felipe González, que durante una legislatura completa recibió su sueldo de diputado sin asistir al Congreso ni una sola vez. O como Manuela de Madre que, tras escribir un libro en el que venía a decir que los enfermos de fibromialgia éramos unos exagerados porque ella no había dejado de trabajar, ante las criticas recibidas, reconoció que no acudía al Ayuntamiento nada más que los días que había pleno, y que podía trabajar desde la cama con el portátil y el móvil. Ahora, como diputada en el Parlamento de Cataluña, seguro que sigue percibiendo su sueldo completo aunque la mayoría de los días se levante a la una de la tarde, según su propia confesión.

(2) Tres partes, cada una dividida en 33 cánticos compuesto de tercetos.

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