miércoles, 11 de septiembre de 2019

214. El fraude de la educación en Andalucía

Porque me da la gana inicio hoy mi propia campaña electoral, que no es para promoverme como candidata a nada, sino para hacer contracampaña a todos los que se presentan a las elecciones. Porque ya sabemos que nos engañan en los programas electorales, en los mítines, en los debates televisados. Sabemos que los eslóganes electorales son una pura burla. Pero muchas veces no sabemos exactamente en qué nos engañan, cuánto y con qué consecuencias. Por eso, si cada uno, dentro de su área de conocimiento, puede dejar en evidencia las mentiras de esos programas electorales (actuales y pasados), todos ejercitaremos nuestro derecho al voto (o no) con mayor conocimiento de causa. Yo aporto mi grano de arena.

La Junta de Andalucía optó hace ya muchos años por la vía de presumir de todo aquello que carecía. En ese sentido, es bastante fácil orientarse sobre cuáles son las carencias que padecemos gracias a nuestros políticos. Una de las cosas de las que más presume es de estar “en la segunda modernización”. Yo estoy tremendamente impaciente por llegar a la “tercera modernización”, que consistirá en alcanzar el punto de la Revolución Francesa, poner una guillotina en las plazas públicas y hacer pasar por allí a todos los mangantes que nos tienen sumidos en la más absoluta miseria, material y moral.

Para ser la cara visible de esta “segunda modernización” se alardeó de la situación de la educación andaluza, totalmente basada en inversiones millonarias y en las últimas tecnologías.

A todos los alumnos de 5º de Primaria se les viene regalando desde hace años un ordenador bastante caca. La mala calidad de los ordenadores no quiere decir que el gesto haya sido una bicoca. El precio de los miniportátiles ha sido mayor de productos similares o mejores que se podían adquirir en el mercado pero, claro, así no se podía hacer rico al cuñado de alguien.

Con el secretismo, cuando no directamente engaño y trucaje de las cuentas, propio de esta panda de bandidos creo que no será fácil enterarse de cuánto nos ha costado hasta ahora esta chorrada inservible, pero puedo dar un dato: cada ordenador se daba dentro de una mochila con ruedas,y sólo la mochila tiene un precio de 70 euros por unidad. Este precio se justifica con que tiene “brazo telescópico, correas para el hombro acolchadas, material antitranspirante en la espalda, compartimento para el portátil reforzado con espuma de alta densidad, espacio para el material escolar dotado con numerosos bolsillos y un departamento extra especialmente diseñado para la botella de agua, fabricado en neopreno, para conservar la temperatura de los líquidos”. Es decir, sólo las mochilas suponían cada curso unos 7 millones de euros. Para los que todavía nos organizamos la cabeza en pesetas, despilfarrar cada curso más de 1.100 millones de pesetas en algo totalmente innecesario resulta un escándalo.

Al final, han tenido que sustituir las mochilas por unas simples bolsas de tela. Ni espuma de alta densidad, ni neopreno ni gaitas, con lo cual se demuestra que el enorme gasto era totalmente prescindible.

Y ¿qué pasa con los ordenadores? Pues lo que tiene que pasar si indiscriminadamente se regalan ordenadores a niños de 10 años. Un desastre. ¿Qué han hecho con ellos en 5º y 6º de Primaria? Me temo que nada que haya contribuído a su mejor preparación, porque después de dos años de haber recibido los ordenadores una gran parte de los alumnos sigue sin saber leer ni escribir. Bueno, escriben su nombre, aunque sea con una letra muy infantil y difícilmente legible. Me refiero a que no son capaces de expresarse por escrito. Y claro, como un cuaderno no tiene posibilidad de justificación de líneas o borrar un párrafo sin dejar huellas, los suyos a la edad de 12 años son una horrible visión de líneas torcidas (a pesar del cuadriculado), tachones y pegotones asquerosos de Tippex. Vamos, un chimpancé bien enseñado lo haría mejor.

Sólo una parte de los alumnos conserva los ordenadores cuando, en el tercer año de su posesión, llegan al instituto. Porque los aparatos son tan malos que se van estropeando rápidamente, pero una vez que se les entregan el mantenimiento de los mismos corre a cargo de Rita la Cantaora. Los padres, desde luego, no se gastan el dinero en arreglarlos y, en último término, el instituto tiene que sacar un dinero inexistente de sus ya esqueléticos presupuestos para arreglar ordenadores malísimos que ya llevan más de dos años de funcionamiento y maltrato.

Otros no llegan ni a estropearse. En muchos ambientes es bastante normal que el ordenador aparezca en un mercadillo, con la mochila incluída. Se han detectado ya muchos casos en todas las provincias andaluzas. Más grave aún es el hallazgo por parte de la policía de muchos de esos aparatos en redadas en lugares de distribución de droga. Eso quiere decir que o los alumnos o sus familiares han entregado los aparatos a cambio de mercancía. Los traficantes los valoran en muy poco. Según la policía, suelen pagar tres paquetillos de chiné (una mezcla de baja calidad de cocaína y heroína) por aparato. Por supuesto, la Junta niega que esto esté pasando, dejando por mentirosa a la policía y cerrando los ojos ante el material requisado en rastros ilegales y redadas antidroga.

Mientras tanto, se ha realizado otro gasto inmenso en pizarras digitales interactivas, que son bastante caras y muy delicadas. Su mantenimiento es caro porque las lámparas se funden con facilidad y tienen un precio bastante alto, además de otras posibles averías del vídeo proyector. Pero, ¡ay!, eso no les preocupa. A ti te obligan a retirar la pizarra normal y te instalan la pizarra. Lo que ocurra a partir de ahí es problema tuyo. Parece ser que en un mundo en el que desde las tostadoras hasta los coches tienen garantía, las pizarras digitales deben ser el único aparato que no la tiene. Y, por supuesto, la Junta no tiene previsto ningún recurso para su mantenimiento, aparte de que en muchos lugares será imposible acceder a profesionales capaces de repararlas.

En mi instituto instalaron el curso pasado tres, una de las cuales dejó de funcionar a los tres meses más o menos. Desde entonces, los alumnos de ese aula tienen que apañarse con una pizarra Velleda que les hemos puesto. En poco tiempo las otras dos dejarán de funcionar y acabaremos desmontando los tres trastos para arrumbarlos en el cuarto de los idem. No sé cuánto costaron exactamente las que nos instalaron, pero buscando en internet veo que su precio está entre los 1.600 euros y los 2.000, a lo que hay que añadir el video proyector que va sujeto al tech del aula, cuyas versiones más baratas y cutres cuestan unos 1.000 euros. Si multiplicamos estas cantidades por todas las pizarras que se han instalado en Andalucía, ya tenemos ahí un buen montón de millones de euros que en poco tiempo se habrán convertido en chatarra inservible.

Para rematar, el absurdo “plan de gratuidad de libros de texto”. Absurdo porque beneficia a todos los alumnos, independientemente de cual sea su nivel económico y su necesidad de ayuda, incluídos los alumnos absentistas que jamás asisten al instituto. Absurdo porque fomenta la falta de responsabilidad de los niños, que al recibir en préstamo unos libros nuevos que no les han costado nada, lo interpretan como barra libre para destrozarlos. Absurdo porque fomenta también la falta de responsabilidad de los padres, ya que si un alumno destroza o no devuelve los libros, al padre no se le obliga de ninguna forma a restituirlos o su equivalente en dinero. Absurdo porque condena a niños responsables, ordenados y limpios a tener que estudiar con libros que dan asco (los libros tienen que durar cuatro años. Cada final de curso hay que recogerlos para que los usen los del año siguiente. Al cuarto año los libros están que da asco sólo mirarlos). Absurdo porque multiplica de manera increíble el trabajo de muchas personas por el control tan exhaustivo que hay que llevar sobre el paradero y el estado de conservación de los miles de libros de cada centro, y por el trabajo que supone su recogida (siempre de manera anárquica porque los alumnos no cumplen los plazos), su almacenamiento, su reparto, etc.

En fin, que cuando los políticos andaluces os cuenten lo mucho que apuestan por la educación, lo moderna que ésta es en Andalucía y la de medios que se ponen a su alcance, ya sabéis que les podéis hacer una pedorreta con toda tranquilidad. Sin posibilidad de equivocaros.

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