miércoles, 11 de septiembre de 2019

220. Guapísima y superdotada

A pesar de la inconsistencia del mito sobre la incompatibilidad de que una mujer sea muy inteligente y a la vez muy guapa, sobre todo si se dedica al espectáculo, la leyenda sigue muy arraigada hasta el día de hoy. Parece creerse que aquellas mujeres que han escogido una profesión donde se valora la belleza lo han hecho porque no tenían otras cualidades. Pero hay ejemplos muy conocidos que tiran por tierra esta absurda teoría, como Hedy Lamarr.

Hedwig Eva Maria Kiesler nació en Viena en 1914. Su gran inteligencia se hizo patente desde pequeña, y era considerada superdotada por sus profesores. A los 16 años empezó a estudiar ingeniería, pero tres años después su afición por lo artístico se impuso y comenzó a trabajar en el teatro.

Su carrera cinematográfica empezó con un escándalo, al protagonizar la película checa “Éxtasis” (1933), en la que aparece el primer desnudo integral de la historia del cine (entendido como el primer desnudo en una película comercial; antes de eso se habían hecho algunos cortometrajes eróticos para adultos). A partir de ahí se hizo famosa en todo el mundo. Esa fama atrajo al millonario Friedrich Mandl, que concertó con sus padres un matrimonio de conveniencia. Eva se vio obligada por ellos a casarse contra su voluntad, convirtiéndose en una especie de presa de su celosísimo marido que, además de iniciar la localización y destrucción de todas las copias de la película (1), hizo que abandonara su carrera cinematográfica y la sometió a una vida de auténtica prisionera.

Durante este periodo, Eva retoma sus estudios de ingeniería para distraerse, e inicia una relación sentimental con su asistenta, lo que le permitiría finalmente escapar de su marido/carcelero. Ayudada por esta mujer, monta un complicado plan de fuga y se escapa por la ventana de un restaurante, teniendo preparado un coche que la lleva hasta París y de ahí a Londres. Pero como todavía no se sentía suficientemente a salvo, decide ir a Estados Unidos donde Louis B. Mayer la protege, relanza su carrera en el cine y le da su nombre artístico, Hedy Lamarr. No fue muy afortunada eligiendo sus películas. La única que destacó un poco fue “Sansón y Dalila”. Por otra parte, rechazó los papeles de “Luz de gas” y “Casablanca”.

Su marido era simpatizante de los nazis y fue proovedor de armas de Mussolini durante la ocupación de Abisinia. Eva, que odiaba a los nazis, ayudada por sus conocimientos de ingeniería, había aprovechado para sonsacar a su marido y a sus socios todos los conocimientos de la tecnología armamentística de la época que estaban a su alcance, información que luego cedió a las autoridades de EEUU. Pero su aportación más importante fue la invención de la técnica de conmutación de frecuencias, que patentó en 1941, y que consistía en un equipo de radio que cambiaba de frecuencias constantemente, con lo que al enemigo le resultaba imposible seguir la señal. En esa tecnología se basan los sistemas de comunicaciones digitales modernos, por lo que la podemos considerar como una precursora de la tecnología en la que se basa el wifi y la telefonía 3G (2).

Eva se casó cinco veces más, y tuvo tres hijos, uno de ellos adoptado. Sobrevivió a su último marido 35 años. En 1957 hizo su última película, y a partir de ese momento su vida fue un desastre. Perdió mucho dinero en varios escándalos, incluidos dos arrestos por robar en tiendas. Se dedicó entonces a la pintura, para la que tenía bastantes cualidades, pero esa actividad no le permitía pagar sus grandes deudas. Arruinó su belleza natural con varias operaciones de cirugía estética y vivió sus últimos años en la pobreza, totalmente enclaustrada, comunicándose con sus hijos y amigos únicamente por teléfono. Murió en enero de 2.000.

Como en tantos otros casos, su brillantísima inteligencia para la ciencia se vio unida a una gran incapacidad para encauzar de modo feliz su vida privada.

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(1) No consiguió todas las copias de la película, alguna de las escenas están disponibles en algunos sitios de internet, muy pocos. Youtube tenía el vídeo pero lo retiró. Ésta es una de las web donde se pueden ver algunos planos. Una vez pinchado el enlace, para que se pueda ver el vídeo tenéis que pinchar en un botoncito donde declaráis ser mayores de 18 años.

(2) En los años 90, los ingenieros que trabajaban en el desarrollo de las redes informáticas inalámbricas se encontraron con el problema de evitar que los equipos que integraban la red se interferirieran entre si. El problema estaba claro, si dos aparatos emiten a la vez por el mismo canal, sus señales se interfieren y a los receptores no les llega nada; la solución obvia es hacer que los equipos estén escuchando el canal y emitan unicamente cuando no hay nadie mas emitiendo, pero esto tiene un problema: ¿Que pasa si dos equipos empiezan a emitir simultaneamente? Este problema es muy real, ya que los equipos informáticos funcionan a unas velocidades muy altas, de manera que en las milésimas de segundo que tarda una señal de radio en recorrer la distancia que le separa de alguno de sus compañeros de la red, este último tiene tiempo de comprobar el canal y realizar su propia emisión.

En general, se observó que los esquemas basados en regular el tráfico para evitar que varios aparatos emitieran a la vez eran muy ineficientes. En este punto, se puso sobre la mesa la invención de Hedy Lamarr; en este caso, la idea era que los equipos, en lugar de utilizar un único canal, utilizarían un rango de canales de radio, y a la hora de transmitir elegirían uno de ellos al azar, e irían cambiando de frecuencia también de forma aleatoria. Por supuesto, seguía existiendo el problema de que dos aparatos emitieran a la vez por el mismo canal en el mismo momento, pero se observó que las probabilidades de que esto ocurriera eran muy bajas, con lo que las pérdidas de datos derivadas eran lo bastante pequeñas como para ser manejadas mediante un protocolo convencional de detección y corrección de errores.

El único problema que tenía esta tecnología era la necesidad de que el receptor pudiera escuchar simultaneamente en todos los canales utilizados, algo que en aquel momento ya era perfectamente posible (cuando Hedy inventó su aparato no lo era), pero con un coste mucho mas elevado de lo que los compradores estarían dispuestos a pagar, así que la idea tuvo que quedarse en el congelador hasta los primeros años del presente siglo, en que la tecnología ya se había abaratado lo suficiente como para que el cambio aleatorio de frecuencia se pudiera utilizar en equipos comerciales.

Así, todas las tecnologías inalámbricas de que disponemos en la actualidad, tanto la telefonía de tercera generación como el Wifi o el BlueTooth, se basan en el cambio aleatorio de canal. Como dato curioso, la telefonía de segunda generación (el archiconocido GSM), también es digital, aunque en este caso el problema de las interferencias se solucionò mediante un esquema de turnos, en el que la central telefónica hace de master y determina en que orden han de emitir los teléfonos; este esquema es mucho menos eficiente que el salto de frecuencias, pero la tecnología utilizada es mucho mas barata.

Y así es como una inventora que huyó de un marido déspota y que trabajó para el ejército estadounidense durante la II G.M. sentó las bases de los sistemas de comunicaciones digitales modernos. (Tomado del blog Teleobjetivo)

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