viernes, 6 de septiembre de 2019

160. ¿Sabes leer las instrucciones?

Entre los múltiples motivos por los que un alumno suspende frecuentemente los exámenes, la mayoría de ellos fácilmente evitables, uno muy común es que contesta a las preguntas erróneamente por la sencilla razón de que le da demasiada pereza enterarse bien de qué es lo que se le pregunta. Por eso, las respuestas son muchas veces incompletas, o no tienen nada que ver con la pregunta. Leen sólo el principio del enunciado o, aparentemente, una palabra de cada cuatro que lo componen. No penséis que me estoy refiriendo sólo a alumnos de 12 años. Me ha pasado con alumnos de bachillerato y con universitarios.

Esa cuestión, de la que todos los profesores nos percatamos en seguida, se puede comprobar con una sencilla prueba. Después de años y años repitiéndoles que lean detenidamente el enunciado, que se aseguren de que lo entienden, que contesten sólo lo que se les pregunta y todo lo que se les pregunta; cansada de que durante el resto del examen, cada uno o dos minutos un alumno pregunte “¿Qué hay que poner en la pregunta 5?”, obteniendo sólo la respuesta “Lo que dice el enunciado”, y sin que ésto sirva de lección al resto de la clase; cansada sobre todo de tener que enseñarle un examen a un padre una y otra vez para demostrarle que “a su niño el examen no le salió perfecto, sino que contestó cosas que no tenían nada que ver con lo que se le preguntó”, esta mañana he hecho una sencilla prueba.

En una clase de 28 alumnos de 15 años entregué a cada uno un folio en blanco y una fotocopia con las siguientes instrucciones:

1. Lee cuidadosamente la lista entera de instrucciones antes de hacer nada. Dispones de 4 minutos.

2. Pon tu nombre en la parte superior derecha de la hoja.

3. Pon la dirección debajo de tu nombre.

4. Pon tu número de teléfono en la parte inferior izquierda.

5. Suma 9370 + 5641.

6. Resta 1492 de 1789.

7. Levanta el brazo y di: “Soy el primero”.

8. Dibuja dos cuadrados, un triángulo y tres círculos.

9. Escribe un sinónimo de “cansado”

10. Levántate y da una fuerte patada en el suelo.

11. Escribe de 1 a 10 en sentido decreciente.

12. Escribe los números impares de 1 a 29.

13. Escribe los números pares de 30 a 50.

14. Escribe tres palabras que rimen con “solo” (en el ejercicio original la palabra era “fruta”, pero como ya imaginaba el cachondeo que se iba a montar, cambié la palabra).

15. Grita: “Yo he seguido las instrucciones”.

SI HAS SEGUIDO CUIDADOSAMENTE TODAS LAS INSTRUCCIONES NO DEBERÍAS HABER HECHO NADA TODAVÍA: VUELVE A LEER LA PRIMERA INSTRUCCIÓN.

Ni que decir tiene que ni un solo alumno del grupo lo ha realizado correctamente. En cuanto llegaron al punto nº 2 se olvidaron de lo que ponía en el 1 y empezaron a hacer cosas. Algunos se iban quejando, mientras sumaban, escribían o dibujaban a toda prisa de que cuatro minutos era muy poco tiempo para hacer tantas cosas. Ni se habían dado cuenta de que cuatro minutos era el tiempo para leer la lista. Pero, sobre todo, su cerebro saltó olímpicamente sobre la frase “Lee cuidadosamente la lista entera de instrucciones antes de hacer nada”, que era precisamente la primera frase de la fotocopia.

Luego se quedaron boquiabiertos cuando les hice ver el error que TODOS habían cometido. y que todos hubieran suspendido si aquello hubiera sido un examen. Y que conste que elegí aquella clase porque abundan los alumnos inteligentes, aplicados e incluso brillantes. Pero ni así.

De momento parece que todos se han convencido de que hay que leer cuidadosamente antes de responder. A ver lo que les dura.



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