jueves, 5 de septiembre de 2019

140. Petardas que solucionan los problemas económicos mundiales

Desde mi punto de vista, se puede tener escasa inteligencia o adicciones diversas sin que susciten en mí reacciones de enfado. Al fin y al cabo, la escasez de inteligencia es algo de nacimiento, y la cuestión de las adicciones dicen que es enfermedad (aunque yo no esté totalmente de acuerdo en salvaguardar de total responsabilidad al afectado). Lo que no trago es que cualquiera, sea más o menos inteligente, se crea que los demás somos todos tontos. Y nos intenten colar historias que no engañan ni a un bebé.

En estos últimos días he leído un par de noticias en la que dos figuras del petardeo nacional e internacional nos intentan tomar por idiotas.

Empecemos por los de casa. Patricia Conde aparece en todos los periódicos, ensalzada a bombo y platillo, como una benefactora de la humanidad. Para empezar, como tantas parásitas de moda, resulta de que un segundo para otro se ha convertido en diseñadora de ropa. Pero, además, nos vende la moto de que el negocio que ha montado no es en su propio beneficio, sino un gesto solidario “aportando su granito de arena a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en la India, y ofreciendo a éstas una independencia económica que permita mejorar la calidad de vida de sus hijos”. ¡Toma ya!

Luego te lees la noticia con detenimiento y descubres lo siguiente:

– Que no diseña nada. Que los modelos son copiados del Vogue (su Biblia, como llama ella a esta revista). Cuando encuentra algo en el Vogue que le gusta, le introduce pequeñas variantes y ¡ya tenemos un modelo de la insigne diseñadora! (declarado por ella misma).

– Que la empresa en cuestión da trabajo a ¡seis mujeres! Como se ve, ya tenemos resuelto el problema de las mujeres de la India.

– Que sólo el 5% de los beneficios líquidos va a parar a una ONG. Vamos, las migajillas que caen de la mesa. El resto, para la buchaca. Por si algún ingenuo piensa aquello de “por lo menos da algo”, aclaro que no da nada, simplemente invierte. Porque vale mucho más cara la publicidad que consigue con esta aparición en todos los periódicos, y que le sale gratis, que lo que aporta.

i pasamos al panorama internacional del petardeo, tenemos a Vicky Beckham, gastándose en un ratito de compras en Milán 350.000 euros. Las compras fueron una docena de gafas de sol de Versace, una docena de zapatos de Dolce & Gabbana, y un Rolex de 278.000 euros. Se justifica diciendo que así ayuda a la economía. Efectivamente, tenemos noticias de que el paro en Italia se ha reducido drásticamente desde aquella tarde.

Poco debe haberle durado a Vicky el subidón de la tarde de compras. Unos días más tarde ha aparecido como jurado en la versión estadounidense de un programa del estilo de nuestros “Factor X” y “Tú sí que vales”. Y al día siguiente, en las críticas televisivas de los periódicos sólo se hablaba de su aspecto “demacrado y repugnante”. Otra mona vestida de seda que sigue siendo mona (entiéndase simia).

Prácticamente a la vez, Armani ha anunciado que Vicky ha dejado de ser imagen de su ropa interior, porque ya está un poco mayor para eso (no se ha cortado un pelo, lo ha dicho así de clarito). Y la ha sustituído por Megan Fox, que será un desastre como actriz, pero que es guapísima y en las fotos queda de escándalo. Y, sobre todo, su tipazo no muestra un montón de huesos que parece que están queriendo huir de su cuerpo en todas direcciones. Y tampoco tiene cara de amargada.


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