lunes, 9 de septiembre de 2019

180. Al final resulta que somos unos angelitos

Ya va tocando post navideño, que este año llevo mucho retraso. Este año le voy a dedicar la entrada a esas gentes tan avanzadas, modernas, concienciadas y ecologistas que en vez de martirizar a los animales como los bárbaros españoles (los catalanes no, ojo, estoy nombrando sólo a los españoles, esos bestias que matan toros), les dan ese protagonismo tan tierno como es ponerlos a tirar del trineo de San Nicolás. No hay niño del norte de Europa que no conozca los nombres de los nueve renos que ayudan a repartir los juguetes: Donner, Blitzen, Vixen, Cupid, Comet, Dasher, Dancer, Prancer y Rudolph. Lástima que el añadido de Rudolph a última hora estropeara la paridad, porque al principio eran ocho, cuatro machos y cuatro hembras. Pero, en fin, se les puede perdonar, porque la perfección absoluta no existe.En realidad, el añadido de Rudolph es de lo más políticamente correcto, porque se debe a la necesidad de integrar a un reno que siempre fue mal visto y discriminado por su manada, que se burlaba de su extraña y chistosa nariz roja, que emitía luz propia porque era un foco que puso una hada. Esto fue así hasta un día de Navidad en el que se había desatado una gran tormenta de nieve, que imposibilitaba que el trineo de San Nicolás, con sus tradicionales ocho renos, pudiera comenzar el viaje para repartir los regalos. Así fue como San Nicolás conoció a Rodolfo, y lo puso al frente de los demás renos, para que con la potente luz de su nariz los pudiera guiar en el difícil viaje. Desde ese momento, todas las Navidades, Rodolfo trabaja junto a Santa Claus, y es respetado y admirado por el resto de su manada. Así que perdonamos el bollo por el coscorrón, y postergamos momentáneamete la paridad por mor de la integración de los marginados. Ahora sí que resulta una historia perfecta.

Pero… ¿qué veo? Resulta que esos civilizados nórdicos en realidad tratan fatal a los renos… ¡Dios mío, no sólo se los comen, sino que los arrancan de su vida salvaje y libre en medio de un enorme estrés! Están los renos tan felices entre los árboles nevados y llegan unos seres desconocidos, que sin mediar provocación los rodean con helicópteros y vehículos de nieve, los acosan, los meten a tirones en remolques, les sierran los cuernos de mala manera para que entren más en cada camión, sin importarles que con los extremos aserrados se hieran al rozarse entre ellos y sangren durante todo el viaje. Y finalmente los sacrifican para comérselos, utilizando cuchillos y otros métodos igualmente crueles.

¡Vaya! Y yo que pensaba que esas cosas sólo pasaban en España… ¡Qué desilusión! Pero me pregunto dónde están esos activistas a los que hace tiempo no se les ve tirarse desnudos en el suelo embadurnados con pintura roja. Claro que, ahora hace demasiado frío. En verano el numerito de fingirse animales muertos puede resultar hasta agradable, pero nuestros esforzados defensores de los animales deben estar ahora mismo tomándose una copita de anís junto al brasero.

Bueno, no voy a precipitarme en mis juicios, a ver si soy una mal pensada y están aprovechando que en el hemisferio sur está empezando el verano y se encuentran allí recorriendo las ferias taurinas de Colombia, Perú o Ecuador para exigir también en esos lugares que se acabe con la barbarie de las corridas. Al fin y al cabo, hace sólo unos días que terminó la famosa feria de Quito, y ahora mismo los festejos taurinos se extienden por aquellos extensos territorios. Teniendo en cuenta que se trata de personas coherentes y sacrificadas no dudo que en realidad estén, por ejemplo, en Bolivia, protestando contra los corridas que allí se celebran, como se muestra en el cartel que, aunque correspondiente al mes de mayo y formado por toreros españoles y peruanos, es un ejemplo de que a pesar de tener un presidente que declara dar culto a la Pachamama, la Madre Tierra, y fue nombrado en 2009 por el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas nada menos que “Héroe Mundial de la Madre Tierra”, ni se ha pronunciado hasta el momento contra las torturas de animales ni ha emprendido ninguna iniciativa para eliminarlas.

Eso sí, con los compatriotas de Evo nuestros activistas tienen un duro trabajo. Sus hermanos indígenas no sólo ahorcan y decapitan perros como protesta contra sus políticos

sino que también son aficionados a las peleas de toros

a las peleas de gallos

y a las peleas de perros.

De hecho, el trabajo que les espera allí es mucho más arduo de lo que parece. Lo de España va a resultar a su lado una tontería, y Pajín y Aído deberían sumarse inmediatamente con todas sus asesoras oficiales/amigotas/compañeras de copas y jarana, porque los hermanos indígenas también se divierten ¡¡¡con peleas de mujeres!!!

Ay, ay, ay. Esto me hecha por tierra completamente la teoría del buen salvaje. Se impone que Mari Trini dedique inmediatamente una subvención de varios millones de euros para reeducar a estas buenas pero equivocadas gentes. Al fin y al cabo, hace poco estuvo allí y le regalaron un poncho muy bonito. Nada más justo que se lo compensemos con unos cuantos proyectos de concienciación.

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