lunes, 9 de septiembre de 2019

184. Personajes del año 2,010

Los periódicos, como siempre en estas fechas, están aburridísimos. Se rellenan con auténticas tonterías como “balance del 2010”, “lo mejor del 2010”, “las mejor vestidas del 2010” o “personajes del año”. Evidentemente, todas estas listas son absolutamente opinables, y por eso no me molesto en leerlas, ya que no es información y como opinión tiene el mismo valor que la mía. Por eso hago mi propia lista de personajes del año que, como se verá, no coincide en un sólo nombre con las que se repiten, como calcadas, en todos los periódicos (Penélope Cruz, Sara Carbonero, Iniesta…). Sólo me arrepiento de no haber estado mucho más atenta a los últimos rinconcillos de las páginas pares, ya que mis escasísimos personajes, que sólo merecieron una escuetísima mención en un solo día del año antes de ser relegados al olvido, podían haber sido docenas. (Aclaro que el orden no implica jerarquía alguna y que me circunscribo a personajes españoles)

Generosa Iturri lleva 53 años como misionera en Angola. Ha vivido la guerra colonial y después 35 años de guerra civil, manteniendo abierto el único puesto médico en 500 kilómetros, al borde de una carretera estratégica, en medio de un fuego cruzado. Además de a los bombardeos y los tiroteos, los ataques de guerrilleros o las minas antipersona, ha sobrevivido al peligro del contagio de la tuberculosis, las fiebres hemorrágicas y el sida. Con la única ayuda de una compañera médico, ha realizado operaciones quirúrgicas y amputaciones en quirófanos con techo de paja, ha recogido durante estos años a miles de huérfanos, enfermos, ancianos abandonados, o niñas a las que sus padres enviaban desde las aldeas para protegerlas de secuestros y violaciones. En plena guerra llegó a tener a su cargo a 900 enfermos de tuberculosis y terminada la misma se encontró con que todas las organizaciones humanitarias se marcharon. Aunque parezca increíble, siguió dando de comer a toda esa gente con un huerto y un molino que ella misma puso en marcha. Se encontró con más de 200 personas, destrozadas en todos los sentidos, que no tenían otro sítio donde ir. Consiguió levantar unos alojamientos permanentes para esas personas y poner en marcha un comedor para varios cientos más que vivían en los alrededores. No sé cuántos años tiene pero, teniendo en cuenta que lleva 53 en África y que antes de ir estuvo 3 años estudiando enfermería para ejercer allí, tiene más de 70, y no piensa en volver.

Maximino del Campo, de forma absolutamente desinteresada y anónima, poniendo en peligro su vida muchísimas veces, formó el primer servicio de rescate con embarcación en Cantabria, de carácter totalmente voluntario, pues todavía no existía un servicio profesional. Fue durante 12 años patrón de la Lima Sierra Alfa VI de Cruz Roja del Mar. Como patrón de esta embarcación, desde 1982 hasta 1994, participó en más de 290 intervenciones y salvó a más de un centenar de personas. Este año, por fin, a alguien se le encendió la bombillita y Protección Civil le concedió el máximo galardón que se otorga a las personas más altruístas: la medalla de oro de la institución.








Carlos Trujillo es un sargento primero del ejército, que pertenece al destacamento de once hombres de la isla de Alborán. En la noche del 12 de diciembre, con mucho frío y mala mar, se encontró con que una patera con 33 personas había encallado, de forma que la embarcación de Salvamento Marítimo no podía llegar a ellos. La mayoría eran mujeres y niños. Entre ellos había una mujer que había dado a luz un ratito antes.

Carlos Trujillo y sus compañeros no tenían medios para efectuar el rescate, ni entraba en sus obligaciones hacerlo, pero no pudo limitarse a mirar como aquella gente iba muriendo de frío. Se ató un cable a la cintura, pidió a sus compañeros que aguantaran bien fuerte y se lanzó al agua, donde estuvo más de dos horas rescatando uno a uno a los treinta y tres inmigrantes de la patera, empezando por el niño recién nacido. Los once militares acabaron con hipotermia y magullados, pero todo el mundo salvó la vida. Por supuesto, ni el Mundo, ni El País, ni La Vanguardia, ni Público, ni El Correo ni ninguno de los demás periódicos nacionales contaron la noticia. Sólo unas pocas líneas en el ABC me proporcionaron un chispazo de aquella historia. Y hasta hoy. La Noria no le ha pagado 120.000 euros, como al delincuente fugado Rodríguez Menéndez, y Gabilondo no lo mencionó en las noticias de CNN, por cuya desaparición se mesa ahora mismo los cabellos medio país, como si antes de esa desaparición estuviéramos bien informados.

Lamento no haber estado más pendiente de cosas como ésta. Y prometo que dentro de un año tendré una lista más nutrida de “personajes del año”. Si la prensa y la televisión no nos los ocultan, claro, que una no es clarividente.

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