viernes, 6 de septiembre de 2019

162. Nadie está contento


Justo después del cambio de gobierno, los periódicos nos querían presentar el panorama de que todo el mundo había quedado contento: los que se iban, los que se quedaban, los nuevos, los que mueven los hilos en la sombra pero no dan la cara, los votantes del partido y hasta los que, de ser el PSOE un clan gitano, hubiéramos llamado los patriarcas. Pero nada más falso. Había que aparentar, fingir. En el PSOE está muy mal visto lo de la disconformidad. “El que se mueva no sale en la foto”, como dijo Alfonso Guerra hace ya muchos años.

Los que se iban daban la impresión de que les había tocado la lotería. Ponían cara de satisfechos, agradecidos y, por supuesto, todos tenían TOTALMENTE ASUMIDO que cualquier día se quedaban sin cartera ministerial. Mentira. De la Vega no se lo esperaba, como tampoco Moratinos o Aído. La que ha quedado más en evidencia es esta última, pues en el mismo BOE en el que se hacía oficial la desaparición de su ministerio, unos párrafos más abajo, figuraba la contratación por parte de dicho ministerio de una serie de personas para cargos bastante importantes del mismo, lo que deja bien a las claras que Aído no tenía ni la más mínima idea de que su ministerio iba a desaparecer.. Se sentía absolutamente segura, ya que Rodríguez había hecho bandera de la igualdad, la paridad, el feminismo y todo eso.

Por otro lado, nos querían vender el burro de que todo el mundo se deshacía en elogios de De la Vega, y lamentaban profundamente su marcha. Mentira. Ha habido muchos diputados socialistas que se han alegrado. Una diputada socialista comentaba en el Congreso, off the record, que era demasiado autoritaria, que le gustaba dejar en ridículo a sus subordinados y que tenía muchísimos enemigos entre su propia gente. Tampoco se esperaría De la Vega que al dar Rodríguez alguno de los motivos de su remodelación le iba a dar, ante cámaras y micrófonos, una patada en la boca diciendo “Este gobierno se explicará mejor”, con lo que dejaba en evidencia que ELLA no había sabido explicarse. Es decir, le echaba a ella las culpas de que los ciudadanos no hubiéramos comprendido lo apropiado, meditado y trabajado de sus bandazos y disparates, de sus continuas rectificaciones y experimentos fallidos.

Moratinos, a la vista está, tan sorprendido como para que se le saltaran las lágrimas. Por si ese detalle no fuera suficiente, nos informan sotto voce que esperaba resistir hasta el final de la legislatura para retirarse tranquilamente en un puesto-bombón como es la embajada en París, lo que se le ha fastidiado porque ahora mismo hay allí un embajador recién nombrado.

A cuenta de los que se quedan, mucha gente entre los socialistas se llevan las manos a la cabeza con el hecho de que permanezca Sinde, teniendo en cuenta lo impopular que es y la cantidad de enemigos que tiene. O Salgado, que para casi todo el país comparte con Rodriguez el dudoso honor de conducir la economía como un borracho llevaría un coche por una carretera de montaña.

¿Y los nuevos? Pues hay dos figuras sorprendentes por la incongruencia de sus nombramientos. En primer lugar, el ministro de Trabajo, que hace unos días estaba metido en los piquetes “informativos” de la huelga general contra la reforma laboral y ahora le toca llevarla adelante.

En segundo lugar, la ministra de Medio Ambiente. Sí, esa que parece una mosquita muerta. Pensaréis que no tiene enemigos, o que su nombramiento ha dejado a la gente indiferente, pues su ministerio no es de los que más preocupan al público en general. Lo que ocurre es que Rosa Aguilar tiene un oscuro pasado en lo que se refiere precisamente a Medio Ambiente. Los ecologistas han sido los primeros en rasgarse las vestiduras pues, aunque muchos de nuestros políticos, incluyendo a los de más arriba, tengan memoria de pez, otras personas no olvidan.

El ex-director de Greenpeace en España, Juan López de Uralde, ha recordado que Aguilar, siendo alcaldesa de Córdoba, fue condecorada dos veces por ellos con el Premio Atila por “su contribución a la destrucción del medio ambiente”. La primera vez en 2006, compartiendo el premio con el famoso constructor cordobés apodado “Sandokán”, uno de los imputados en el caso Malaya, y el Presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo. El motivo de la asociación entre Sandokán y Aguilar fue que ésta aprobó el primer plan especial de la carretera de Palma del Río, donde se levantan las naves del constructor. Dichas naves fueron objeto de una polémica bastante agria con la Junta de Andalucía, que se oponía a la construcción de las mismas. Aguilar desafió al mismísimo Tribunal Superior de Justicia de Andalucía para favorecer al constructor. Un diputado del PSOE cordobés llegó a decir: “Después de las últimas actuaciones auspiciadas por Rosa Aguilar, parece que quien verdaderamente gobierna en Córdoba es la empresa Arenal 2000” (la constructora de Sandokán). Izquierda Unida contraatacó en la prensa diciendo que el PSOE tenía mucho que callar en el tema urbanístico de Córdoba, conminándoles a que explicaran por qué la sede del PSOE en Córdoba se construyó sin licencia de obras ni proyecto.

Teniendo en cuenta que Sandonkán tenía por costumbre firmar acuerdos urbanísticos previo pago de su importe, cualquier persona con cargo que apareciera implicado con él en un tema urbanístico quedaba bastante marcado. A cuenta de su amistad con el constructor, Rosa Aguilar aparecía en grabaciones de Malaya, porque el teléfono del constructor estaba pinchado y hablaban con frecuencia por el mismo. Dichas conversaciones ahora están convenientemente eliminadas del sumario. En el auto de ese proceso se podía leer que Sandokán “había pagado un total de 600.000 euros por el convenio que permitía realizar las obras para utilizar como oficinas con acceso al paseo marítimo los sótanos del edificio Mare Nostrum en Marbella y no paralizar las obras pese a las denuncias de disciplina urbanística”. El segundo Premio Atila se lo ha llevado este mismo año, siendo ya Consejera de Obras Públicas, por la construcción de una rotonda en Córdoba que según los ecologistas tiene un gran impacto ambiental.

Por si fuera poco, en Ecologistas en Acción, tras el nombramiento de Aguilar, están inquietos por dos temas. En primer lugar, porque temen que el ministerio dé un paso atrás en el deslinde de 9.200 hectáreas que se pretende llevar a cabo en el litoral de Doñana, aceptando la petición de la Junta de Andalucía, que se opone. Y viniendo Aguilar, como viene, del gobierno andaluz, es de prever su postura. En segundo lugar tienen temor por la actitud que pueda tomar la nueva ministra frente al dragado del Guadalquivir por parte del Puerto de Sevilla, pendiente de la decisión del Ministerio de Medio Ambiente para llevarse a cabo. Ecologistas en Acción destacan que en diez años en la alcaldía de Córdoba y en uno y medio como Consejera de Obras Públicas, ha dejado bien claro siempre que el Medio Ambiente es un tema secundario para ella, no significándose en ningún momento en hacer nada por protegerlo, como cuando se abstuvo de derribar o impedir la proliferación de construcciones ilegales en la Vega del Guadalquivir, o cuando los grupos ecologistas le pidieron que modificara el trazado del AVE por su gran impacto ambiental en zonas sensibles como la Zona de Especial Protección para las Aves de Osuna y ésta les dijo que “no se iba a mover ni un metro”. Vamos, que están contentos con ella. Rodríguez sí. Pero ya sabemos que él siempre está contento, aun en medio de un apocalipsis.

Si los nombramientos de Trabajo y Medio Ambiente se podrían calificar como broma de mal gusto, los de Asuntos Exteriores o Sanidad simplemente siguen la tónica general del ministro-tipo de este gobierno, es decir, sin cualificación suficiente para el cargo. El curriculum de la nueva ministra de Exteriores que aparece en la web del ministerio no menciona nada sobre su conocimiento de idiomas. Se dice por ahí que “chapurrea” el inglés, lo que nos depara otra sarta de situaciones ridículas como las ya protagonizadas por su jefe. Si algún ministro debe dominar a conciencia el inglés, es el de Exteriores, eso está claro.

Pero aún hay más: Jiménez intentó por dos veces ingresar en la Escuela Diplomática, suspendiendo en las dos ocasiones, lo que la dejó bastante tocada y con un rencor hacia los diplomáticos de carrera que ha quedado en evidencia en varias ocasiones. La última de ellas ha sido hace sólo unos meses. La ministra quiso promocionar a su jefe de Gabinete en Sanidad Jaume Segura, diplomático de carrera, para el puesto de cónsul en Miami. Sin embargo, el sindicato mayoritario de diplomáticos, la ADE (Asociación de Diplomáticos Españoles), interpuso un recurso contra su nombramiento: querían un diplomático con más “galones” y Segura era demasiado joven, argumentaron. Finalmente, el protegido de Jiménez tuvo que renunciar. Parece que la ministra se toma ahora su venganza, sustituyendo al jefe de Gabinete de Moratinos por su jefe de Gabinete en Sanidad, es decir, el rechazado Segura. Los diplomáticos están bastante convencidos de que ahora empezarán las represalias contra los que le fastidiaron el puesto de Miami.

Y para poner la guinda al pastel, otra sustitución polémica. Por primera vez en la historia de la diplomacia española, el director general de relaciones con los medios no será un diplomático sino la que ha sido jefa de prensa en todos los cargos por los que ha pasado Jiménez: ayuntamiento de Madrid, secretaría de Estado para Iberoamérica y ministerio de Sanidad. Un premio a la fidelidad del perrito faldero, como ha sido este ministerio para la propia Jiménez.

Pajín. Uff, pasemos página. Hasta dentro de su partido tiene gente que pagaría a un sicario por deshacerse de ella. Sobre todo en la zona de Alicante.

Así que, por mucho que nos quieran vender la burra, hay demasiadas personas, colectivos y sectores no sólo desencantados, sino incluso escandalizados con el cambio de gobierno. Y todo ello sin entrar ni por un momento en lo que piensen desde el resto de partidos políticos.




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