El otro día fui a la biblioteca, a cambiar un par de novelas. Como siempre hago, miré la pila de libros que acaban de devolver y todavía no han colocado en las estanterías, por si había algo interesante. Y me llamó la atención un estudio sobre las fantasías sexuales de las mujeres españolas. Lo hojeé un poco y, total, que me lo llevé, junto con un par de novelas policiacas, porque no era el típico estudio académico, aburrido y de lenguaje ultra técnico, sino que era la transcripción de unas encuestas pasadas a muchas mujeres, tal cual, en las mismas palabras en las que ellas las habían escrito. Luego, claro está, las autoras las habían clasificado por grupos e introducido una serie de comentarios al final de cada categoría.
No voy a hablar de las fantasías, aunque algunas son alucinantes. A lo mejor más adelante, cuando acabe el libro, trato el tema. Lo que me dejó un poco perpleja es que todas las mujeres que participaron en el estudio parecen haber tenido un recorrido sentimental (era una de las cosas que tenían que contar en la encuesta) como para volver loca a cualquiera.
Nada de un novio, con el que rompes, y luego otro, que puede ser al poco tiempo, o inmediatamente. Algún rollete entre novio y novio, probablemente una boda, quizás un divorcio y una segunda relación de pareja, etc. En fin, algo que entre dentro de lo normal.
Pues no, debe ser que lo normal es, por poner un ejemplo, haber cortado con tu novio pero seguir teniendo relaciones sexuales con él durante un año y medio más, al mismo tiempo que te conviertes en la amante de tu jefe casado y simultáneamente empiezas otro noviazgo. Y en los ratitos libres, algunos rollitos intrascendentes y de cortísima duración (lo que dura una estancia de unos días en la playa o un puente en una casita rural, por ejemplo). Boda con el segundo novio, previo abandono del jefe-amante, pero no abandono del todo, porque sigues un poco enganchada a él. Ruptura definitiva con el jefe-amante junto con divorcio del marido (sólo para tener un ratito para respirar), para continuar quitándole la pareja a tu mejor amiga, pero te arrepientes en seguida y te llevas una temporada desaforada de continuos rollos de una noche. Esto tampoco te lleva precisamente a la serenidad por lo que, por primera vez en muchos años, te pasas una temporada en la que no quieres saber nada de hombres. Pero esto dura poco, porque en seguida un compañero de trabajo te tira los tejos y lo vas simultaneándo con el ex-marido, al que sigues viendo porque tenéis hijos en común. En fin, un plan como para volverse tarumba. Y casi todas las historias son variaciones de temas similares.
Yo pensaba que habría un punto de equilibrio entre el caso de unico novio y matrimonio hasta la muerte y este maremágnum de relaciones, este huracán de emociones durante años y años. Y pensaba que ese estado intermedio sería lo normal, lo que ocurría a la mayoría. Pero, una de dos. O yo estaba equivocada y soy y vivo entre anormales, o la muestra para este estudio está totalmente sesgada.
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