Que el tema de la gripe A en España está siendo llevado de la peor forma posible, lo sabemos todos. Envían continuamente mensajes contradictorios, creando un desconcierto en la población sin parangón. Esto sólo se puede deber a dos causas. Estamos gobernados por idiotas incompetentes, que olvidan lo que dijeron hace diez minutos y dan la recomendación opuesta. O detrás de esta anarquía hay motivos que no salen a la luz.
Las distintas consejerías autonómicas implicadas se contradicen entre ellas, y al mismo tiempo con el Ministerio de Sanidad. Ejemplos:
– Aquí se insiste en no cerrar colegios, independientemente del número de casos registrados. Al mismo tiempo, la OMS recomienda cerrar un centro en cuanto se produzca un número de casos igual al 1% de alumnos. En el caso de mi instituto, con tres alumnos ya tendríamos que cerrar el centro.
– Primero se dice que se va a vacunar a los niños como pertenecientes a grupo de riesgo. A continuación se anuncia que ni alumnos ni profesores son grupos de riesgo, así que no serán vacunados. En tercer lugar, se anuncia que 400 voluntarios entre 6 meses y 17 años serán vacunados para experimentar la vacuna.
– Unas comunidades insisten en cumplir el calendario escolar previsto, mientras otras van a poner en práctica un comienzo escalonado.
– Mientras que las instrucciones de la Junta de Andalucía especifican que las faltas de los alumnos afectados deben tramitarse como faltas normales (con lo cual nunca se sabrá cuántos alumnos pasaron este tipo de gripe y cuántos otra enfermedad común, muy típico del oscurantismo imperante en Andalucía en todos los asuntos), las instrucciones del Ministerio de Sanidad especifican que deben notificarse cada uno de los casos.
En el primer claustro de profesores del curso el director nos lee (porque le obligan a ello) las normas que ha enviado la Junta de Andalucía para el tema de la gripe A. Esto, unido a las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, da lugar a una sarta de sinsentidos que nos hacen soltar la carcajada a cada momento.
Os comento algunas, a ver que os parece:
– Los tutores deben reunir a los padres y leerles dichas normas. Esa reunión es inútil porque los profesores no podemos resolver ninguna duda que nos planteen. Los padres se preguntarán entonces que para qué les llamamos. O que, si se hace la reunión, por qué no informa el personal de los centros de salud, que sí podrán dar algunas respuestas. Por supuesto que no vamos a hacer semejantes reuniones. Fotocopiaremos la carta en cuestión y se la daremos a los alumnos el primer día de clase. Si los padres tienen alguna duda, allí figuran los teléfonos de los centros de salud donde pueden informarse.
– El Ministerio especifica que la limpieza debe realizarse en todo el centro al menos dos veces al día, con jabón o detergente, prestando la máxima atención en: mesas y sillas, pomos de las puertas, interruptores de la luz, teléfonos y timbres, material escolar y didáctico, aulas compartidas, teclados y ratones de ordenadores, aseos y zonas muy concurridas, como aulas de informática, salones de actos o cafeterías. Parece claro que estas personas no han estado nunca en un centro escolar. La limpieza se realiza por las tardes, cuando el centro está vacío. ¿Pretenden que interrumpamos las clases y las vaciemos a media mañana para que un batallón de limpieza entre a realizar todo ese proceso? Pero, al mismo tiempo, seguimos teniendo las mismas tres limpiadoras que siempre. Según esto, ¿tienen esas mujeres que realizar un doble turno de trabajo durante meses y meses? ¿Desconocen que en la limpieza diara de un instituto no se puede incluir, por ejemplo, los ratones y los teclados de los ordenadores, porque no daría tiempo a hacerla? Y el material escolar ¿desde cuando se ha limpiado? ¿Y con qué producto? ¿Deben dejar los niños sus libros y cuadernos en el instituto para que sean fumigados dos veces al día? ¿Cómo podrían entonces estudiar y hacer las tareas durante los varios meses que se calcula que dure esto?
– Distanciar el espacio entre pupitres, aunque no se indica la distancia a la que deben estar. Todo esto, al mismo tiempo que obligan en meter hasta 33 alumnos en cada aula en ESO y 35 en bachillerato. Y todo ello en unas aulas bastante pequeñas donde, con los pupitres agrupados de dos en dos, a veces apenas hay espacio entre las filas.
– Mantener y reforzar los turnos en recreos, comedores, etc. Turnos ¿de qué? Reforzar ¿qué? No sabe, no contesta.
– Obligar a los niños a lavarse las manos varias veces al día. Cualquiera sabe que unos adolescentes no se van a lavar las manos porque un profesor se lo diga. Sobre todo si deben aprovechar los recreos para hacerlo. No están dispuestos a perder un minuto de recreo por nada del mundo. Tampoco podemos estar interrumpiendo continuamente las clases para enviar a 300 alumnos a lavarse las manos varias veces en los cuatro servicios disponibles (cada uno de ellos con dos lavabos), porque en ese caso sería imposible dar clases ni medio normales. Tampco creo que las parejitas dejen de buscar rincones donde besarse, lo diga quien lo diga.
– Impedir que compartan rotuladores, bolígrafos o cualquier otro material que puedan llevarse a la boca. Si muchas veces aparecen unos cuantos a hacer un examen sin bolígrafo, y nosotros tenemos que prestarles varios de los nuestros… Si en clases como las de dibujo, tecnología o informática es imposible que haya material completo para cada niño… En Educación Física y en los laboratorios también comparten material todos los alumnos.
– Tenemos que ser nosotros los que identifiquemos a los niños por los posibles síntomas que aparezcan. Teniendo en cuenta que suelen ser bastante más leves que los de una gripe común, en cuanto un niño estornude ya estaremos dudando. Por otro lado, para muchos alumnos esto va a ser jauja. Comprobarán que con quejarse un poco, se les envía a casa inmediatamente. Y como los bulos y rumores corren por cualquier instituto que es un gusto, en cuanto se insinúe la noticia de que Fulanito o Menganita pueda tener la dichosa gripe, aparecerán hordas de madres que insistirán en llevarse a sus hijos por si acaso.
En fin, que esto va a ser un cachondeo de narices.
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