miércoles, 4 de septiembre de 2019

121. Tanto monta, monta tanto Azerbaian como Suecia

El festival de Eurovisión no sólo es una apoteosis del mal gusto y un gasto estúpido e innecesario que cae sobre los contribuyentes. Por si fuera poco, puede llegar a ser la llama que vuelva a encender un conflicto bélico, lo cual dice mucho sobre la estupidez de los implicados.

El último festival celebrado puede ser la causa de que vuelvan a reproducirse los conflictos entre Armenia y Azerbaiyán, que tuvieron lugar hace quince años. La cuestión es que 43 personas de Azerbaiyán votaron telefónicamente a favor de la canción que representaba a Armenia, y esto ha sentado tan mal a las autoridades del país, que dichas personas fueron llamadas a declarar y, al menos algunas de ellas, acusadas de ser antipatrióticas y una potencial amenaza a la seguridad. Parece que el gobierno ha encontrado aquí una excusa “perfecta” para volver a encender la llama de un rencor que parecía extinguida.

En primer lugar, eso quiere decir que en Azerbaiyán no existe el derecho a la privacidad, ya que las compañías telefónicas revelaron los datos de esos 43 votantes. Por ese motivo, la organización del festival se está planteando impedir la participación de los países donde el secreto del voto popular no sea respetado.

¿Será posible que un país que no respeta los derechos fundamentales de sus ciudadanos y que debe presentar tremendas carencias de todo tipo esté interesado en participar en ese vergonzoso espectáculo que cada año parece más una de esas “ferias de monstruos” que hicieron furor a fines del siglo XIX y principios del XX?

En segundo lugar, ¿no habrá cosas más urgentes que hacer en Azerbaiyán con el dinero que se gasta en participar en el festival (y el que se gastarían encantados si tuvieran que organizarlo alguna vez)? Incluso en los países más ricos de Europa se podrían hacer cosas más útiles con ese dinero. Con mayor motivo en estos países poco desarrollados.

¿Por qué estos países, las repúblicas bálticas y algún otro se toman este circo musical tan en serio? Mi teoría es que lo consideran como una forma de autoafirmarse como países independientes, algo tan reciente que sienten la necesidad de gritarlo a los cuatro vientos, como si todavía no se lo creyeran. ¿Cómo casa entonces eso con el hecho de que, al mismo tiempo, dicho festival despierte auténtica pasión en países tan avanzados, ricos y con un nivel de vida y educación tan alto como los países nórdicos? Tenemos a Suecia, por ejemplo, como paradigma de lo que se puede lograr con la educación, y resulta que es un país que literalmente se paraliza cuando gente de todas las edades se sienta delante del televisor a contemplar lo que para ellos es el acontecimiento del año.

Si alguien tiene la solución a este enigma… ya sabe. Agradezco cualquier aportación que me haga comprender mejor a mis semejantes, cosa cada vez más difícil.

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