lunes, 2 de septiembre de 2019

82. Carmina y los desiertos

El hecho de que hoy, 3 de julio, no tenga todavía planes para las vacaciones, a excepcion de unos días en Madrid en la segunda quincena de agosto, me ha hecho recordar con tristeza dónde me gustaría estar en estos momentos y por qué, desgraciadamente, no puedo, que no es ni más ni menos que la delicada situación política existente en mi rincón favorito del mundo: Oriente Medio. Estoy rabiando por volver a Siria, a Iraq o a Jordania. Y espero fervientemente poder hacerlo en pocos años.
Y es que a Carmina le chiflan los desiertos, los de todo tipo: los típicos de dunas onduladas, los planos como el tablero de una mesa como los que vi en Irak, los rocosos como los que conocí en Israel y en Jordania…

El mar me produce tranquilidad y relajacion, los paisajes helados me producen angustia, pero los desiertos me parecen el paisaje más bonito del mundo.

Y en este estado meditabundo y reflexivo en el que me hallo, os dejo dos proverbios de esas tierras que me han venido a la cabeza en este ratillo.

– En las ciudades se vive como quiere el hombre; en el desierto se vive como quiere Dios.

– No se puede ser profeta sin haber sido antes pastor en el desierto.

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