martes, 3 de septiembre de 2019

108. El reloj que María Antonieta nunca disfrutó

Un admirador secreto de María Antonieta, del que sólo se sabe que formaba parte de la Guardia de la Reina, encargó al relojero suizo Abraham Louis Breguet el reloj más extraordinario de la época, para regalárselo a la reina. Sin límite de precio ni fecha de entrega. Hay que piensa que era un conde sueco que se había enamorado de la reina.
Hans Axel von Fersen, supuesto comitente del reloj

El relojero se lo tomó tan en serio que tardó 44 años en ensamblarlo. Eso sí, era el reloj más complicado del mundo. En sus 6’3 cm. de diámetro se incluían cosas como calendario perpetuo y termómetro. Debía dar las horas y los cuartos y funcionar sin cuerda, accionado por el movimiento. La caja estaba fabricada en oro y cristal de roca transparente, a través del cual se podía contemplar el mecanismo. Todos los mecanismos interiores debían ser de zafiro. Lo único que no se mencionaba en los registros de Breguet era el nombre del comitente. Existe la reoría de que se trataba del conde sueco Hans Axel von Fersen, que había conocido a la reina en un baile de máscaras.

Por supuesto, Maria Antonieta nunca llegó a saber del reloj, que fue terminado en 1827. Breguet también murió sin acabarlo. Su hijo continuó trabajando en él durante cuatro décadas hasta que lo terminó.

El reloj fue a parar a la colección de sir David Salomon, el primer alcalde judío de Londres. Su hija Vera fundó el Museo Islámico de Jerusalén, y colocó allí los relojes de su padre.

En 1983 el reloj fue robado del Museo y no se recuperó hasta 2006. El robo más espectacular del país fue obra de un solo hombre, al que nunca atraparon. Naaman Diller aprovechó una noche en que la alarma estaba averiada, torció los barrotes de una ventana y se coló en el recinto. El ladrón, en su lecho de muerte confesó a su esposa que había realizado el robo. El Marie-Antoniette fue recuperado cuando la viuda del ladrón, muerto en 2004, buscaba compradores. Hoy, el original reposa en el museo, con todo el confort y la seguridad.

La imagen de abajo corresponde a una réplica perfecta que la propia casa Breguet (propiedad ahora de Swatch) realizó en 2008.








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