martes, 3 de septiembre de 2019

109. ¡Horror! ¡Fin de trimestre!

Podría parecer que había desaparecido de la faz de la tierra, asesinada por algún admirador de Sharon Stone que no soportara que me cortara el pelo como ella, o abducida por mi nuevo disco duro de 2 teras. Pero la realidad es mucho más anodina:

1. Bronquitis tamaño extra que me ha tenido diez días de baja.

2. El antibiótico que me prescriben para la bronquitis me da una reacción alérgica que me pone como un monstrio. Así descubro que soy alérgica a la amoxicilina.

3. Me recupero a medias y vuelvo al trabajo porque veo que se me echa encima el fin de trimestre y no puedo perder ni un segundo más. Me enredo en una vorágine de exámenes trimestrales, recuperaciones y notas medias.

4. Para rematar, el martes y el miércoles, después de la jornada normal y con todos los niños del instituto hechos un manojo de nervios, cansados e histéricos, un bocata en la sala de profesores y a seguir por la tarde. El martes llego a casa a las 9 de la noche y el miércoles a las 8.

Lo peor es que quedan dos días de clase, que los niños ya saben que las notas están puestas, que están tan agotados como nosotros y no hay forma de que continúen trabajando. Y que la Delegación no nos permite hacer otra cosa que clases normales, en lugar de planear algo extraordinario para matar estos dos días que quedan. Las notas no se entregan hasta la última hora del viernes. ¿Quién es el guapo que convence a los niños en estas condiciones que tenemos que seguir como si nada, empezando ya con el programa del tercer trimestre? Yo, desde luego, en las condiciones que estoy, todavía con la garganta y los bronquios hechos un asquito, me declaro incapaz. Cualquier día de clase normal a medio trimestre es preferible a estos últimos días en los que ya no hay nada que hacer y ni siquiera puedes conseguir que los alumnos se sienten.

Si sobrevivo al jueves y al viernes, ya os contaré.

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