Interrumpo la narración de algunos aspectos de mis vacaciones para informaros de mi buena suerte.
Hace unos días, al entrar en una página a la que acudo habitualmente (una base de datos sobre cine), un letrero destelleante me informa de que soy el visitante 999.999 y, por tanto, he ganado un Audi. ¿Para que quiero yo un Audi -me pregunto- si no conduzco? Bueno, siempre se puede vender y algo me darán por un Audi sin estrenar. Ea, ya puedo hacer otro viaje. Y este pensamiento me pone contenta.
El caso es que en los últimos días he entrado en dicha página y cada vez aparece el referido cartel con el referido premio. Esto me suscita diversos interrogantes:
¿Será posible que estos pobres tengan tan poco éxito con su página que soy la única visitante durante días y días?
¿Cómo es que siempre soy la visitante 999.999?
Es posible que tengan el contador de visitas estropeado sin saberlo. Pienso en avisarlos porque me remuerde un poco la conciencia que yo esté acumulando Audis por esta razón. Luego, como en los dibujos animados de Walt Disney (Pluto y demás), el angelito que está junto a mi oreja se ve desalojado de un empujón por un diablillo rojo. Y me digo que voy a esperar un poco más antes de avisarlos, porque no estaría mal regalarle un Audi a cada uno de mis amigos. Como ya tengo alrededor de una docena, os informo de que si a alguien le interesa un coche de estos, que me lo vaya pidiendo. Eso sí, no os pongáis tiquismiquis con los colores, porque se irán asignando por riguroso orden de petición. Los gastos de envío corren por vuestra cuenta.

No hay comentarios:
Publicar un comentario