domingo, 1 de septiembre de 2019

63. En ocasiones, hago negocios con muertos

Debe ser complicadísimo hacer negocios con un muerto. Por muchas razones, porque ¿qué le ofreces a un muerto que le pueda interesar? ¿Cómo te pones de acuerdo en plazos y vencimientos con alguien para quien el tiempo ya no tiene sentido?

Por eso pido un poco de comprensión para la consejera de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, que en 2006 y 2007 declaró en las Cortes autonómicas estar negociando con dos monjas del monasterio de Sijena para el regreso a Aragón de una serie de obras de arte que se encuentran en depósito en museos catalanes. Y resulta que las interfectas habían fallecido en 1998 y 2000, respectivamente. Reconozcamos que esta señora está metida en una negociación muy ardua y no le tomemos en cuenta las mentirijillas. Porque un poquito sí ha mentido, ya que en 2007 dijo estar en contacto con un representante de las ya difuntas, que según ella estaban vivas, pero luego ha reconocido que para esa fecha ya hacía dos años que tampoco estaba en contacto con el supuesto representante, al que por otra parte no ha identificado.


¿Estará la legislación española preparada para asumir esos casos? ¿Qué comisión cobrará un médium por hacer de intermediario en un negocio?

Los catalanes, mientras tanto, están que se frotan las manos, porque sólo las personas que hicieron el depósito pueden retirarlo. Y como la Generalitat no tiene mediums en plantilla, los ectoplasmas no pueden comunicarse con los museos para confirmar que quieren que las obras vuelvan a Aragón.

Los aragoneses, mientras tanto, han pasado a ser la comunidad que más antidepresivos consume (en relación a su población, por supuesto). Más de 2.300 cajas diarias se venden en las farmacias. Visto lo visto, me parece lógico y natural.

(Gracias, Aguar, por comentarme la noticia)


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