domingo, 1 de septiembre de 2019

65. El chino de Chile, un misterio resuelto

Ahora que, tras las elecciones, habrá un montón de pobrecitos políticos que se quedan sin chollo trabajo, veo la posibilidad de una reconversión laboral de lo más apropiada para unas personas que no saben hacer nada de nada, y que además están acostumbradas a meter la pata sin que se sientan obligadas a dar explicaciones. Me refiero a reciclarlos en encargados de hacer sonar los himnos nacionales en las competiciones deportivas, que son unos señores que sólo necesitan saber meter un cd en la ranura correspondiente, y para los que da lo mismo Chile que China.

Además, en el peor de los casos le ponen en bandeja a sus ex-colegas la oportunidad de fingirse enfadados, llamar a consulta a embajadores, exigir disculpas a niveles altísimos, con lo cual animan la aburridísima vida de los que les han sustituido en el chollo trabajo.

Además, en el peor de los casos le ponen en bandeja a sus ex-colegas la oportunidad de fingirse enfadados, llamar a consulta a embajadores, exigir disculpas a niveles altísimos, con lo cual animan la aburridísima vida de los que les han sustituido en el chollo trabajo.

Praga, 1967. Partido de futbol entre una España franquista y una Checoslovaquia comunista, ahí es nada. Suena nada menos que el himno de Riego, aunque los futbolistas españoles ni se inmutaron. Creían que lo que estaba sonando era la continuación del himno de Checoslovaquia.

Mundial de balonmano 1999. Egipto. Justo antes de empezar un partido contra Argentina, la selección española se queda bastante fuera de onda cuando en lugar del himno español suena otra cosa. Era el himno de Marruecos, aunque dudo que los deportistas fueran capaces de identificarlo. El presidente de la Federación, Jesús López Ricondo, bajó indignado a la pista.

Mundial de balonmano 1999. Egipto. Justo antes de empezar un partido contra Argentina, la selección española se queda bastante fuera de onda cuando en lugar del himno español suena otra cosa. Era el himno de Marruecos, aunque dudo que los deportistas fueran capaces de identificarlo. El presidente de la Federación, Jesús López Ricondo, bajó indignado a la pista.

Mundial de waterpolo 2001. Fukouka. La selección española, ganadora de la medalla de oro, se abraza en lo alto del podium mientras la bandera es izada. Pero el himno no suena, no suena, no acaba de sonar. Después de una tensa espera, los españoles empiezan a tararearlo a gritos, para acabar con el incómodo silencio. El cd se había atascado.

Copa Davis 2003. España-Australia. En la ceremonia de inauguración, en Melbourne, suena el himno de Riego en lugar del himno español, y además en versión para trompeta. Aunque el himno español comenzó a sonar inmediatamente, el representante del Gobierno español en el acontecimiento, Juan Antonio Gómez Angulo, entonces secretario de Estado para el Deporte, abandonó el palco como protesta y trasladó una queja oficial.

Mundial de futbol 2006. En un partido Corea del Sur-Togo, después del himno coreano sonó… otra vez el himno coreano. La embajada de Togo no aceptó las disculpas que se ofrecieron en el momento y las exigió por escrito.

Mundial de futbol-sala 2007. Yakutia (Siberia). En un partido no oficial entre una selección catalana y otra del resto de España, a los catalanes les ponen “Els Segadors” y al equipo representante de toda España (aunque no oficial) el… God save the Queen. Después de un cuarto de hora de follón, por fin sonó el himno español y pudo empezar el partido.

Y este fin de semana, en los mundiales de atletismo de Valencia, cuando le ponen la medalla al ganador de la medalla de oro de los 60 metros vallas, que es un chino de toda la vida, sin posibilidades de error (más que nada por la carita que tiene), suena el himno chileno. Como los chinos tienen tan buen carácter y no se enfadan nunca, el chico sigue sonriendo, decidido a que nada le estropee el momento. El 99’99% de los asistentes son incapaces de notar la diferencia, así que nadie se inmuta y la entrega de medallas sigue como si nada. Pero algún aguafiestas debió darse cuenta y protestar enérgicamente, por lo que al día siguiente se volvió a repetir la ceremonia de entrega de medallas, y ese chino otra vez arriba del podium, con la sonrisa puesta. Esta vez sí sonó el himno chino.

Como se puede ver, las posibilidades son inmensas, con tal número de posibles combinaciones que es difícil que se den dos situaciones iguales. Por otro lado, a pesar de las airadas protestas oficiales, al final todo queda en agua de borrajas. Que yo sepa, nadie ha declarado la guerra a nadie por esto.

Por cierto, ¿alguien sabe por qué en las carreras de vallas las distancias son tan raras? 60 metros, 110 metros…, con lo fáciles que son las cifras redondas.




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