Ya sé que hoy es el Día del Libro y todo eso. Y que este post puede ser uno de los que me atiborran el blog de comentarios insultantes (borrados sin piedad ipso-facto), pero es que llevo toda mi vida aguantándome, sin decirlo, sin insinuarlo siquiera. Y ya es demasiado para mi cuerpo, que son demasiados años de autocontrol y tarde o temprano todo salta por los aires. Así que he decidido decirlo con toda naturalidad, y que arda Troya.
Odio “El Principito”. Más que odiarlo, me da risa, me produce vergüenza ajena. Sensiblería barata, fraseología cursi de presentación de Power Point y pseudofilosofía de vía estrecha. Eso es lo que me ha parecido siempre. Por mi parte, sin más comentarios.
Imagino que casi todo el mundo se ha privado alguna vez de decir lo que en realidad piensa de una obra literaria, o pictórica, de esas que todo el mundo alaba y que nadie se atreve a criticar por no parecer ignorante, iletrado o algo peor. Nada más lejos de mi intención que ofender a nadie. Pido perdón por anticipado si lo hago. Pero si tengo un blog es, entre otras cosas, para decir lo que opino sobre lo divino y lo humano.
¿Os atrevéis en un día como hoy, aniversario de la batalla de Villalar, día definitivo de la derrota de los comuneros, a echarle tanto valor al asunto como se lo echaron al suyo Padilla, Bravo, Maldonado y otros tantos? ¿Os atreveréis a nombrar un libro de esos que aparecen en las listas de obras maestras, pero que vosotros no podéis soportar?


No hay comentarios:
Publicar un comentario