domingo, 1 de septiembre de 2019

76. Ligando en la parada del autobús

Hoy he ligado. Y sin proponérmelo, además. Porque yo estaba a mis cosas, sentada en la parada del autobús, leyendo mientras esperaba. Y entonces llegó él y se sentó a mi lado. Ojos negrísimos, moreno, y un culito monísimo metido en unos vaqueros un poco gastados. En seguida empezó a pegar la hebra y al principio me resultó un poco molesto, pero a los pocos segundos ya estaba riéndome tan a gusto.

Reconozco que hablo bastante, pero él me gana de largo. Hablamos de coches, de comida, y en unos pocos minutos me contó además su vida casi entera. Cuando llegó el autobús y subimos, había varios asientos libres, pero todos separados. Insistió con varias personas y no paró hasta que consiguió que alguna se cambiara para que pudiéramos sentarnos juntos y seguir charlando durante el trayecto.

Hemos quedado para otro día en el mismo sitio. Se llama Marcos y tiene cinco años.

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