lunes, 2 de septiembre de 2019

89. Jardines zen de color malva

Cuando se creó el Ministerio de Igualdad decidí escribir un correo que os reproduzco en su integridad. Mi mensaje fue enviado el 14 de junio de 2008:

Ante la falta de información concreta sobre a quién procede hacer la siguiente consulta, ruego remitan mi mensaje de correo a la persona indicada, agradeciendo de antemano dicha gestión, en caso de ser necesaria.

Mi consulta es la siguiente:

Soy una mujer de 48 años de edad, y desde hace más o menos 20 años me veo afectada por una enfermedad que me impide realizar una vida normal, como es la fibromialgia, aunque el diagnóstico llegó mucho más tarde, por ignorancia de los médicos sobre la enfermedad. En realidad, en estos momentos estoy en pleno proceso de diagnóstico psicológico y psiquiátrico para tratar de aquilatar si se trata de fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, o las dos cosas a la vez (se pueden dar las tres posibilidades).
El hecho de que sea una enfermedad que afecta sobre todo a las mujeres (hay hombres que la padecen pero muy pocos), nos ha situado siempre en una posición de inferioridad, agravada por el hecho de que hasta hace muy pocos años ni enfermos ni médicos sabían nada sobre ella. A día de hoy, como todavía se ignora lo que la causa, no se sabe qué hacer para curarla. La mayoría de nosotros hemos pasado muchos años de especialista en especialista antes de ser finalmente diagnosticados al dar, por casualidad, con alguno que sabía hacerlo.
Como es una enfermedad que no aparece en ningún tipo de prueba (no hay análisis, radiografía, ecografía, tac, resonancia magnética ni ninguna otra prueba que pueda detectarla), y afecta mayoritariamente a mujeres, en un evidente ejercicio de discriminación y machismo por parte de los médicos, siempre fue considerada como algo “producto de los nervios que estaba sólo en la cabeza de las mujeres”.
A esa discriminación hay que sumar otra más, y es que según seamos residentes en una u otra comunidad autónoma tenemos distintos derechos y distinta atención médica. Por ejemplo, en mi caso, que soy andaluza. En Andalucía no se considera motivo para una incapacidad laboral, y ésta es denegada por sistema, sea cual sea la gravedad del caso. Los casos en los que se obtiene es mediante un pleito contra el SAS. Hay ya dos bufetes (en Sevilla y Jaén) especializados en este tipo de demandas. Pero convendrán conmigo en que no es la solución ideal. Lo que se hace en esta comunidad es esperar a que el enfermo de fibromialgia llegue a padecer una depresión mayor o sufra un infarto (por ejemplo) para conceder entonces esa incapacidad pero por esos motivos, no por la fibromialgia en sí. Y en el caso del síndrome de fatiga crónica (muy difícil de distinguir de la fibromialgia), lo mismo, a pesar de que es todavía más grave.
Por ello recibí con alegría la noticia de la creación de un Ministerio de Igualdad. Este ministerio se ha propuesto con toda energía la lucha contra los malos tratos que, aunque no sea un problema exclusivo de las mujeres, afecta mayoritariamente a ellas. De forma que me pregunto si, igualmente, se plantea eliminar las desigualdades que afectan a los enfermos de una enfermedad que no es exclusiva de las mujeres, pero que también nos afecta mayoritariamente a nosotras. Y si la lucha contra la desigualdad va a significar también luchar contra la diferencia de derechos por el hecho de vivir en una u otra comunidad autónoma.
A lo dicho anteriormente hay que añadir que las mujeres que más sufrimos por esta enfermedad somos las que contamos con menos privilegios económicos y sociales. Un ejemplo podría ser el de la política Manuela de Madre, que creo que en su momento se pensó en que fuera candidata del Partido Socialista Catalán a la Generalitat. Y a causa de esta enfermedad, no sólo no pudo serlo, sino que se vio obligada a dejar la alcaldía que hasta entonces ostentaba. Esta señora escribió un libro muy optimista en el que, aunque reconocía que había tenido que dejar de conducir, que había días que no podía ni peinarse ni tenía fuerzas para abrir una botella o lavarse los dientes y por ello se había comprado un cepillo de dientes eléctrico, decía que era algo que se podía sobrellevar bastante bien si uno se lo proponía. Ante la indignación de miles de enfermos de fibromialgia de toda España, en un artículo que yo leí, Manuela de Madre reconoció que el libro podía haber hecho mucho daño en la concepción que la persona que no tiene esta enfermedad tiene sobre nosotros (reforzaba la idea equivocada de que quien no se sentía bien era porque no se lo proponía), porque era totalmente cierto que ella era una privilegiada por su situación social y económica, y no podía compararse con la mayoría de las enfermas. Que ella no tiene que realizar las faenas de la casa, y que incluso puede permitirse el lujo de “trabajar” desde casa y acudir al Ayuntamiento sólo los días de pleno. Nada que ver con la realidad de los que nos levantamos cada día a las 6:15 de la mañana, salimos para el trabajo a las 7 y llegamos a las 15:30 para encontrarnos nuestra casa tal como la dejamos.
En fin, resumiendo, que mi mensaje es un ruego para que el recién creado Ministerio de Igualdad se ocupe también de un caso flagrante de discriminación y desigualdad como el nuestro, que está haciendo sufrir cada día por el resto de su vida a muchas mujeres lo que sólo un enfermo que ha experimentado esto puede comprender.
Gracias por su atención y quedo a la espera de su respuesta.

 Cuando ya hasta se me había olvidado el envío de este mensaje, tres meses después, el 10 de septiembre de 2008, me llega la respuesta:

Estimada Carmen:
En primer lugar lamentamos el retraso de nuestra contestación pero los cambios estructurales y administrativos que han venido derivándose del recién creado Ministerio de Igualdad nos ha impedido proceder con la puntualidad deseada.
Con respecto a la situación de salud que nos plantea, en primer lugar lamento que su padecimiento, como muy bien expone, sea tan complejo y le deseo que el diagnostico le sea beneficioso para adecuar el tratamiento y mejorar en su enfermedad.
Le informo que, La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres (BOE nº 71 de 23 de marzo) señala en su art. 27. El Principio de igualdad en la política de salud y en los apartados 1 y 2 que las políticas de salud integrarán …..las distintas necesidades de mujeres y hombres y las medidas necesarias para abordarlas adecuadamente. Igualmente, las Administraciones públicas garantizarán…..el principio de igualdad de trato, evitando que por sus diferencias biológicas o por los estereotipos sociales asociados, se produzcan discriminaciones…..
No obstante, sobre este asunto esta Secretaría carece de competencias en materia de salud, es por ello que se remite su escrito a la Oficina de información y atención al ciudadano del Ministerio de Sanidad y consumo para que le informen al respecto.
Agradeciéndole la confianza depositada en este Ministerio de Igualdad, le saluda atentamente,

LA UNIDAD DE APOYO DE LA SECRETARIA GENERAL DE POLÍTICAS DE IGUALDAD.
MINISTERIO DE IGUALDAD.

La verdad es que se me han creado dos dudas bastante grandes, pues si el Ministerio de Igualdad no se va a preocupar de que todos los ciudadanos de las diferentes comunidades españolas cuenten con los mismos servicios ni derechos, y además, al tener transferidas casi todas las competencias a las comunidades autónomas, tampoco pueden ocuparse de casi ningún asunto que les plantees, ¿para qué va a servir?

Por otro lado, ¿qué entienden estos políticos que significa entonces el concepto “igualdad”? No olvidemos que la primera metedura de pata de nuestra nunca bien ponderada Bibiana fue cuando dijo, tras su elección, que la igualdad era lo principal y más importante para una democracia, olvidándose nada menos que de la LIBERTAD.



En estos últimos días he tenido dos noticias. La ministra se ha montado en su despacho del Ministerio un jardín zen, para meditar. Por otro lado, ha decidido desmarcarse de la tónica general de todos los ministerios en cuanto a los logotipos e imágenes identificativas de las instituciones del gobierno español, olvidando que Zapatero se gastó 700 millones de euros de nuestro bolsillo en una campaña para homogeneizar la imagen del Estado. Por lo visto eso del amarillo y el rojo y la banderita europea no pega con su jardín zen y ha elegido un logotipo de color malva que, a su juicio, es más acorde con el feminismo. Así que por lo menos, entre lo del jardín zen y el logotipo malva, me digo que el Ministerio podrá servir para hacer consultas sobre decoración.



¡Y me lamentaba por la desaparición de mi Carmen Calvo de mis entretelas de la escena política, cuando mi paisana va a dar mucho más juego!

P.D. Por si alguien no se lo imagina, yo en realidad no esperaba ninguna solución. Escribí más por la curiosidad de si contestaban y por si acaso me daba material para el blog.


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