Estoy consternada porque Nati Abascal, “la reina de la elegancia“, ha sido ingresada en una clínica por exceso de trabajo. Su agenda es tan apretada que en los últimos días ha tenido que asistir a la inauguración de dos tiendas (Oscar de la Renta y Tiffany’s) en la milla de oro de Madrid.
Tanto ajetreo y tanto canapé le han producido una úlcera de estómago sangrante. Además, como adicta al trabajo que es, sufre de dolores de espalda (tantas horas sentadas en los asientos de los desfiles de moda…) y claro, los antiinflamatorios que toma le afectan al estómago.
Ni que decir tiene que familiares y amigos están muy preocupados, porque no es previsible que, siendo como es, una trabajadora infatigable, cambie sus hábitos y se limite a hacer cosas como las que hacemos el resto de los españoles. Sus hijos le han dicho que tiene que replantearse la vida y frenar el tren. Pero claro, aunque lo haga de momento, esto es pan para hoy y hambre para mañana. Al menos un albañil que está a la altura del piso 12 en un andamio tiene sus arneses, su casco y sus cosas, pero no hay medidas de seguridad que valgan en cócteles y otros eventos.
Mientras tanto, durante el mes pasado cada día 6.215 personas más se quedaban sin trabajo en España. Desde luego que no me lo explico. Con lo fácil que es preguntarle a Nati como lo hace y aplicarse el cuento…
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